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ABC MADRID 03-11-1987 página 54
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ABC MADRID 03-11-1987 página 54

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC, pág. 54I E he vuelto a reunir con mis amigos, arquitectos diseñadores de distintos países, esta vez en Alemania. Se trataba de inaugurar un edificio, cuya publicidad lo situaba en el año 2000, y de oír una pareja de conferencias a modo de largo diálogo entre dos catedráticos, uno neoyorquino y el otro alemán. Et asunto que desarrollarían era el del proyecto de interiores de oficina, materia que considerábamos todos de actualidad por la reciente publicación de un informe encuesta, en el que se recogía la opinión extensa del sector en USA. El Congreso estaba organizado por Steelcase- multinacional dedicada a proyectar y construir mobiliario de oficina con origen y centro en Chicagocuya nueva sede- d e ella se tratabaestrenábamos en Dortmund, Alemania. A mí el asunto me interesaba de un modo especial porque- aparte de la lógica curiosidad que de mi profesión se deriva- me sorprendía el aparente bache que sufría, el arte del diseño en Norteamérica, a todas las escalas, desde la aerodinámica del automóvil hasta la apariencia de la arquitectura. Allá, por la segunda mitad de los cuarenta, después de la guerra mundial, las carrocerías que vendía Detroit eran muy superiores a las europeas. Baste recordar los Lincoln Zephir con la rueda de repuesto empotrada en la maleta exterior o los Packard de ministro que resultaban artefactos de ensueño al lado de los nuestros y comparar con lo que ocurre hoy día cuando, después de mirar a un Porsche, que sabe lo que quiere, echamos la vista a un Corvette que desde luego no tiene idea de por dónde se anda. La arquitectura mayor, igualmente, impuso su ley universal desde América hasta el final de los sesenta, muchas veces de la mano de arquitectos europeos que allí habían encontrado el medio donde podían dar su do de pecho, y hoy tiene, en su corriente intelectual, sentido inverso: el diseño va desde aquí hacia allí. Mies van der Bohe, Gropious, Breuer o E. Saarinen, nacidos y educados en nuestro continente, se convirtieron en apóstoles de la Universidad americana en Europa desde el treinta al setenta. El Museo de Berlín, obra final de Mies- p a r a mí, en contra de tantos, su pieza maestra- es americana, es decir, tiene su lengaje guisado en USA, aunque su autor fuera, incluso de formación, centroeuropeo. También El Greco estalló en Toledo. Justamente lo contrario de lo que ocurre ahora cuando Stirling, Foster, Piano, Rogers y Bofill, que por nada renunciarían a su modo de ser, a su estilo viejo- novísimo continente proyectan, con base en casa, para el mundo. Mi curiosidad se ha visto compensada, y de qué manera. El edificio, emblema en Europa de la casa organizadora, es rígidamente contemporáneo Posmoderno geométrico en el que toda intención es obvia. No sólo no se presta sino que no admite interpretaciones: hasta ese punto es explícita su geometría. La frialdac gélida que de aquella intención se deduce queda compensada- por la atención casi científica a! detalle que revela rigor si no amor. La ordenación del mobiliario del más reciente diseño, en la inmensa sala dé exhibición, insistía con redundancia en su coloca- TRIBUNA ABIERTA MARTES 3- 11- 87 M QUIEN LLEVA LA BANDERA bamos americanos, ingleses, austríacos e italianos. Todos coincidíamos en un norte común de alegría creativa Por Miguel de ORIOL E YBARRA y liberadora a la que se ción delineada de modo preciso, pero auto- ajustaba de modo sorprendente la propuesta mático. El colorido, en gamas armonizadas básica y nueva de diseño USA que, convecon criterio pedagógico, no permitía salidas nientemente aliñada- todos poníamos nuesde pata de gallo. La insonorización perfecta tro condimento- resolvería los deseos de inhubiera, por otra parte, asimilado los gritos mediato futuro. El seminario que presidía el que mi rebeldía, y la de varios de los que allí catedrático alemán parece ser que se detuvo- l a mayoría eran centroeuropeos- en las estábamos, empezaba a sentir ante tan inusitada muestra de arquitectura dictatorial. La técnicas constructivas. luz, en principio, deslumbradora e hiriente, En la reunión conjunta que tuvimos, satisfeera corregible para- fue mi primera protes- chos, después de una espléndida comida ta- acomodarse de inmediato a los criterios (que había llegado a su destino por el vestía los que ya se ha llegado para crear el am- bulo que nuestro querido profesor alemán biente deseable en un espacio de trabajo. pretendió ocultarnos tras aquella cortina y, Pero el que se nos enseñaba como muestra así, sublimar nuestra sorpresa) quedaron varias cosas muy claras. Del mismo modo que era, por intolerante, intolerable. Y empezaron las dos conferencias diálogo. el mejor coche europeo, el ¡ndiscutido en el Primero, el americano: informal y deportivo, mundo, resulta de una colaboración técnica repasó desmenuzadamente y con riqueza entre el alemán que pone, fundamentalmente, imaginativa e panorama presente. Propuso rigor, ciencia y conciencia, y el italiano que sus metas proyectivas en una síntesis que se incorpora el resto de los valores, donde situapodía traducir en el deseo de un orden tan ríamos, sin duda, el arte, era necesaria la insutil que no se apreciara más que por el es- tercomunicación viva, entre USA y Europa, para hacer que los espacios interiores de ofipecialista: lo contrario de lo que veíamos. Iba cina reúnan la vivacidad y dinámica, más a la búsqueda de una libertad organizada. despierta allí, y el refinamiento técnico, mu ¡Casi nada! Yo recordaba, de hace ya treinta cho más cuidado aquí (cuando digo aquí me años, la conferencia que nos dio el gran Leo encantaría decirlo de verdad, incorporando a Leoni- director de Fortune y autor de Little España al aquí) Ningún país, por sí solo, y blue and little yellow -que quedó resumida en este mundo progresivamente intercomunien su final: a por un desorden ordenado, que cado, puede dar la solución universal sí, la él llamaba el orden natural, de trazado regu- local, la de más interés específico, pero no lador supremo. extensivo. Inmediatamente ocupó el estrado el catePero este final no fue más que el colofón, drático alemán que se sujetó implacablemente a un índice repartido previamente y que, compuesto con frases políticas, que remata en un inglés de libro- tenía el mérito de no una reunión multinacional. Cuando pasamos revista a los nuevos hablar en su lengua- fue explicando con profundidad y precisión los conceptos que debe- proyectos de arquitectura que afloran en Euría seguir cualquier plan. En contraste con el ropa reconocimos la gran influencia que, de americano, que nos enseñó su obra y proyec- nuevo, ejerce USA. El Museo Melón de Pei, en Washington, comienza la serie, que se ha tos, el alemán no propuso mañanas. de extender por Europa, de edificios monuNos repartimos en dos grupos para comen- mento a la exhibición de arte que, bien tar las conferencias, presididas por uno de proyectados por europeos- Ungers, Stirling, los profesores. Yo me fui con el americano. Hollein, etcétera- o por americanos- Venturi Mientras disfrutábamos analizando en un en Londres y Pei en París- deja constancia cuarto transparente- por un lado, la naturale- del nuevo sabor transatlántico. za, y por el otro, un bello vestíbulo de doble Los centros comerciales, tanto de extrarraaltura- las ideas escuchadas, uno de los dio como los situados en el corazón urbano, profesores alemanes que se ocupaba del congreso, entró a aislarnos del vestíbulo con así como las fábricas carrozadas, tienen una una cortina que reducía nuestro paisaje. Con expresión americana traducida a nuestro su mejor sonrisa nos cambió la comunicación idioma en lo puramente formal. Y, naturalmente, el mobiliario interior de oficon la vida que penetraba fluidamente al edificio por una seda eléctricamente desplegada. cina, asunto que nos congregaba en DortNada más salir descorrimos nuestro aisla- mund, nos demostraba con su aire la resumiento para seguir en lo que estábamos y rrección de un liderazgo indiscutible para los como estábamos. No pasó mucho rato sin que veíamos Para colmo, al día siguiente, la Prensa que, de nuevo, el viejo profesor entrara con una sonrisa menos acusada, mejor diría con francesa mostraba su alarma ante la penetraun rictus dolido, a repetir frase y gesto deján- ción de los automóviles Chrysler, en Francia donos definitivamente en tertulia, pero sin pa- con sus modelos producidos allí más baratos, norámica interior. Decidimos- por miedo a y, por primera vez en veinte años, más jóvenes que sus competidores europeos o japo incidentes con un germano tan increíbleneses. mente ordenado- mantenemos incomunicaEn. tan corto período- u n cuarto de siglodos. En aquel seminario por mí elegido, estáhemos visto pasar la bandera dos veces en sentidos contrarios. Buena es la relación para que, en breve, los vasos comunicantes, que riegan el cerebro total, saquen a la luz el resultado de una competencia en la que entre Concha Espina, 20 Víctor de la Serna. 12 mos todos: belleza decantada por concurso Juan BraVO. 70- Talleres: Arturo Soria, 99 universal, belleza para muchos. -0- OPEL- mototf 90

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