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ABC MADRID 30-10-1987 página 53
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  • EdiciónABC, MADRID
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VIERNES 30- 10- 87 CULTURA Premios Príncipe de Asturias A B C 53 Hoy vivimos y soñamos en un compás común y compartido De nuestra sabiduría dependen el llanto o la alegría Camilo José Cela, premio Príncipe de Asturias de las Letras, recorrió a lo largo de su discurso algunos de los tópicos de la vieja España a través de sus expresiones en la literatura. Luego fijó su mirada en la figura del Rey, un Rey de todos los españoles, y habló con esperanza de la España del Príncipe, que ha abandonado el trágico ¡que inventen ellos! y que asume la voluntad de ser protagonista cabal de su destino no, premio Príncipe de Asturias y serena voz del pensamiento, nos dice que quizá no exista experiencia que preste mayor madurez al hombre que su descubrimiento del tiempo. Otro premio, Alteza, de vuestro título- y os hablo ahora de Mario Bunge- se sorprende de que el tiempo, siendo, sobre imperceptible, inmaterial, pueda medirse con tanta precisión. Sois el titular de este viejo Principado marinero y minero, agricultor y ganadero, industrial y comercial, literario, señorial y popular- que presta su nombre a la benemérita Fundación que es hoy nuestra anfitriona y pienso que, -como premio Príncipe de Asturias que soy e interpretando el sentir de mis compañeros, los demás premiados a mayor mérito y justicia, me cumple agradeceros, en nombre de todos, vuestra presencia aquí y vuestra tutela. Y no sólo por el galardón que recibimos, sino por el hecho, no demasiado frecuente en nuestra historia, de que los tirios que mandan y los troyanos que obedecemos y pensamos y trabajos y escribimos y hacemos, mejor o peor, aquello que debemos y creemos saber hacer, seamos capaces de reunimos para festejar, con el corazón limpio y la voluntad abierta, un evento gozoso: el de la concordia que a todos nos salvará. Otro ilustre español y amigo, don José Ferrater Mora, se lamentaba, desde esta misma tribuna, de la política de despilfarro intelectual de España, por fortuna ya en vías de la enmienda, frente a la política de respeto intelectual de otros países en los que el aplauso a las cosechas de la inteligencia prima sobre cualquier otro supuesto. Nos falta todavía mucho, bien lo sé, pero pienso, en mi patriótico optimismo, que quizá estemos ya en el buen sendero del escarmiento y de su fruto el acierto, y vuestra Altezaes testigo excepcional. Hemos cruzado ya el rubicón del orgulloso y esterilizador que inventen ellos y estamos empezando a entrever que nuestro camino es otro. Quisiera poder deciros, Alteza, que los españoles asumimos ya nuestro deseo y nuestra voluntad de inveniar y de gozar del invento. Aún otro ilustre español y también amigo, don Severo Ochoa, pidió, desde esta misma aireada plataforma, un ambiente propicio y un estímulo, una comprensión y un interés para la actividad creadora. Ya empezamos a tenerlo entre nosotros. Ochoa pedía que la promoción de la ciencia en España fuese vinculada a la Corona para que pudiera adquirir deseada estabilidad, y yo me permito sugerir ahora, con tanta convicción como respeto, que esa vinculación se ampliara a otros ámbitos también hoy representados aquí. Alteza, vuestro padre se propuso ser el Rey de todos los españoles y a fe que lo consiguió. Somos muchos los españoles que quisiéramoslo como espejo de conducta y buen propósito, como haz luminoso que cada instante nos alumbrara el camino de la inteligencia en su secución de óptimo fruto. Porque en buena política no hay patrimonio que administrar si antes no ha sido creado con salud, rigor y vigor. Alteza, ya sois un hombre, pero, desde muchacho y aun desde niño, estáis en contacto con lo mejor y más granado de España: anteayer, con los militares y los trabajadores; ayer, con los marinos y los deportistas; hoy, con los aviadores y los poetas; mañana, con los universitarios y los estudiosos, y siempre, con los españoles que viven y sueñan a nuestro mismo compás, a ese compás que- bien mirado- no es ni nuestro ni de ellos, sino común y compartido. Este es el paisaje en el que la representación de vuestros pasos históricos ha de tener lugar y ha de acontecer por rigurosa ley de fatalidad: se llama España y no tenemos otro ni tampoco podemos ni queremos cambiarlo por ningún otro. Nuestro naipe está sobre la mesa y con él hemos de jugar la partida en la que nos va el presente y el futuro. De nuestra sabiduría y prudencia dependerá el resultado y el- llanto o la alegría Camilo José CELA de la Real Academia Española N La Arcadia, de Lope de Vega se dicen estos versos: ¡Ay; dulce y cara España, madrastra de tus hijos verdaderos, y con piedad extrañapiadosa madre y huésped de extranjero! En España- y os lo digo, Alteza, porque sois joven y español- el que resiste, gana. Y también os lo digo, Alteza, porque habréis de lidiar durante vuestra vida, que para bien de todos os deseo larga y colmada de aciertos, con los tres embates que siempre se arrancan y siempre se estrellan contra el alma de los elegidos: el del hombre impaciente, el del tiempo inclemente y el de la circunstancia desaforada e hiriente. Se dará tiempo al tiempo- pensaba y escribía Cervantes en La gitanilla que suele ser dulce salida a muchas amargas dificultades. Y en Las dos doncellas: dejad el cuidado al tiempo, que es gran maestro en dar y hallar remedio. Y en el Quijote: dejando al tiempo que haga de las suyas, que es el mejor médico de estas y de otras mayores dificultades. Una ilustre española y amiga, María Zambra- E los frutos cia no ha podido impedir su tenaz y valerosa denuncia de esas grandes lacras que son el terrorismo y el narcotráfico. Jacinto Convit y Pablo Rudomín comparten el premio de Ciencias. Pedagogos, médicos de hospital y microscopio, son sabios que investigan con la serenidad y el método propios de las ciencias modernas, pero con la misma entrega y pasión de sus predecesores que sucumbían en el trópico. Juan José Linz es un español que ha vivido la reflexión como aventura, un analista que trajo yjlevó datos de éste al otro lado del océano. Linz en horas de desconcierto dio pautas, y se ha convertido en especialista de la convivencia española. Eduardo Chillida. Hito en el arte contemporáneo. Trabaja el hierro como si fuera barro y convierte el espacio en perspectiva. Una obra universal, en la que conjuga la fuerza telúrica y la espiritualidad. Javier Pérez dé Cüéllar. Ejemplo de Un iberoamericano del mundo. Político y diplomático, peruano de buena voluntad, que dirige la guerra de más nobles caracteres épicos: la lucha por la ausencia de guerra. Espíritu despegado y libre que trabaja en el inmenso partido de la paz americana. Villa el Salvador. Una comunidad situada en las cercanías de Lima. La autogestión y la práctica de la justicia, el ingenio en las relaciones humanas, la creación de una sociedad modelo. Son los nuevos colonos que no aceptan la marginación. Al mismo tiempo que proclamamos estos premios, la Fundación Príncipe de Asturias ha colocado otras aspiraciones: la consolidación de nuestro patrimonio, la construcción de una sede, la creación de las becas Príncipe de Asturias; y unas realidades: el Instituto del campo y el apoyo á la música polifónica. Todos intentamos que esta Fundación sea digna de su Alteza Real el Príncipe de Asturias, Don Felipe dé Borbóñ, cuyo servicio a la Corona da sentido a esta institución. Plácido ARANGO Presidente de la Fundación Principado de Asturias

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