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ABC MADRID 30-10-1987 página 26
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  • EdiciónABC, MADRID
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26 A B C OPINIÓN VIERNES 30- 10- 87 Panorama EL SONDEO AS encuestas, los sondeos de opinión, las estadísticas están alcanzando un poder tan grande que son capaces de corregir las decisiones de la democracia representativa. ¿Por qué? Por la rapidez, porque a nuestros representantes parlamentarios los elegimos de una vez cada cuatro años, y en cuatro años o cuatro horas podemos cambiar de opinión muchas veces. Esos cambios extemporáneos son los que recogen las encuestas. Tras el anonimato de un sondeo puedo por fin dar rienda suelta a mi deseo. de decir, despachándome a gusto, opinando a mis anchas. ¿Que en las elecciones también soy libre de opinar, de votar? Según. La responsabilidad inhibe muchas veces nuestros deseos más profundos, la precisión del entorno, la costumbre, la amistad o la admiración por el cabeza o el último de las listas cerradas, nos condicionan a votar a veces a quien menos deseamos. Pero en una encuesta sobre el amor libre, sobre la supresión de los exámenes, sobre la marca de la nevera o el sabor de la pasta de hojaldre, uno se lanza a contestar casi casi con el subconsciente a flor de piel. La popularidad de los hombres públicos sube y baja como las cotizaciones de Bolsa. Los especialistas en ponderar las cifras, o los periodistas políticos que valoran los resultados, hacen de augures del destino del pobre hombre sometido a proceso porcentual, que ve alejarse la poltrona, o escurrírsele el escaño, como aquel personaje de Maupassant que veía desfilar sus muebles, a galope de caballo desbocado el piano de cola o, contoneándose, su gran sillón de lectura El descenso en los sondeos, o la baja de popularidad, detectada en los medios de comunicación, debe de poner los pelos de punta al hombre público amenazado. Si la situación de cuarentena se prolonga demasiado, tendrá que cambiar de oficio. Las encuestas, ¿nos obligan a rectificar? ¿Existe algún modo- no trucado- de domesticar las encuestas? En vísperas del 12 de octubre pasado, una muestra importante de españoles consultados sobre si se sentían más afines a Iberoamérica o a Europa han respondido: un 59 por 100 se sienten más europeos, un 33 por 100 más iberoamericanos, y un 8 por 100 no sabe o no contesta. Para los que creemos en la patria común del idioma, para los que jamás nos hemos sentido extranjeros ni en México, ni en Colombia, ni en Guatemala, ni en Ecuador, ni siquiera en Panamá, nos cuesta digerir las cifras. Pero las cifras son más tercas que las palabras, no se les puede buscar ni el revés ni la paradoja, están ahí, y están ahí amenazándonos además con la suposición de que una encuesta paralela se realizase sobre una muestra de Iberoamericanos en la otra orilla y que la respuesta fuese aún más desfavorable para la España peninsular. Como colofón, nada mejor que el título del programa en donde surgió la respuesta mayoritariamente pro europeísta: ¿Y usted qué opina? Marta PORTAL L Planetario LOS ENREDOS DE DON FELIPE M IENTRAS Felipe González, dando al olvido a Nicolás Redondo, acude en Buenos Aires para socorrer al presidente Alfonsín, un tal señor Cahen se permite decir en Bruselas que sería perjudicial conceder a España el ingreso en una cosita llamada la UEO. Estamos, una vez más, en nuestro tradicional juego de las cuatro esquinas. Salta de su esquina don Felipe para evangelizar a los países deudores y, nuevo mesías, llevarles la ilusión de que los países acreedores se compadezcan de ellos, e inmediatamente el belga señor Cahen te coge 4 a esquina europea para decirle: ¡fuera! Desde las otras esquinas, ya ocupadas, nos miran con una mezcla óe irritación y de burla. ¿A qué jugamos? La impresión general es que jugamos a estar al mismo tiempo en todas las esquinas. A la esquina antiotan, en la OTAN; a latinoamericanos, en la esquina sudaca; a fieles aliados atlánticos, en Washington, y a querer a toda costa echar de aquí los aviones norteamericanos que se escudan, precisamente, en que están en Torrejón para defendernos a los europeos de los tanques soviéticos, que son muy mafitos. Parece imposible ocupar todas tas esquinas al mismo tiempo. Nadie dispone del don apetecible de la ubicuidad, y si estamos en la OTAN es porque entendemos que hay que ¿NECESITA CLASES PARTICULARES? La Sección de Anuncios por Palabras de se lo resuelve. defender a Europa contra el temible conjunto del Tratado de Varsovia. Pero si echamos los aviones cuando Reagan se dispone a retirar los misiles que tanto trabajo le costó situar en Europa, ¿cómo vamos a defendernos los europeos? ¿a gorrazos? El deleite de las contradicciones, de tas ambigüedades, de las cuquerías de aquí canto y allá pongo el huevo, nos, convterte, internaeionalmente, en una especie de Scapin, que a todos enoja y divierte con sus fourberies. Fourberie bribonada, picardía, falacia. Miguel Narros, que nos ofrece en el Español una nueva versión de ia famosa comedia de Moliere, se acoge a otra traducción mitigada por Alonso de Santos: Fourberie por enredo Si la aceptamos, estaremos en que los enredos internacionales del Gobierno español divierten, desconciertan e irritan a los países que nos contemplan. Nuestros altados empiezan a pensar, como dice el señor Cahen, que contar con nosotros, tan furbos tan picaros, tan falaces, tan enredosos, podría ser perjudicial para esas afianzas. Los otros, o sea los de las alianzas del Oeste, no saben qué hacer: si mandarnos más terroristas o dedicarnos sus ternezas oficiales. El espectáculo nacional desconcierta. Casi nadie está donde debería estar, y no quiero señalar, porque eso trae muchos compromisos. Pero, como dice contra tarifa televisual un cierto señor Luque, mire, compare, y si encuentra alguna política interior más picara, más falaz, más divertidamente bribona que la nuestra, ¡compre! No le gusta comprar al señor Cahen y a nosotros nos da una higa esa cosita que es la UEO, pero lo malo es que si las puertas pequeñas se nos entornan, llegue el momento en que algunas grandonas se cierren. Al buen entendedor... Lorenzo LÓPEZ SANCHO

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