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ABC MADRID 28-10-1987 página 57
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ABC MADRID 28-10-1987 página 57

  • EdiciónABC, MADRID
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MIÉRCOLES 28- 10- 87 RELIGIÓN ABC, pág. 57 Nuevos datos sobre la muerte de Juan Pablo I Ciudad del Vaticano. M. C. Cuando murió Juan Pablo I, dos cardenales de la curia, Oddi y Samoré, hicieron una investigación no oficial sobre su fallecimiento para poder informar al Colegio Cardenalicio. Ahora, nueve años después, Oddi ha roto el silencio con unas declaraciones en las que desmiente las versiones rocambolescas sobre el fallecimiento del Papa Luciani. Según Oddi, atribuir la muerte de Juan Pablo I a que el Papa se habría equivocado en la dosis de las medicinas es un ejercicio de pura imaginación En su investigación, Oddi y Samoré llegaron a la conclusión de que la muerte del Papa Luciani se debió a su mala salud y al peso del cargo: No resistió físicamente Los dos cardenales actuaron entonces como secretarios del Cónclave y con la intención de poder responder a las preguntas de los demás miembros del Colegio Cardenalicio sobre la muerte del Papa. En unas declaraciones que aparecerán en el próximo número de la revista II Sábato ha revelado las conclusiones de aquella investigación. No se hizo autopsia del cuerpo del Papa- dice Oddi en esta entrevista- porque nos parecía una humillación para la Santa Sede; habría dado lugar a chismes y las sospechas tampoco habrían desaparecido aunque se hubiese demostrado que había muerto por causas naturales. Para el cardenal, es un ejercicio de pura imaginación atribuir la muerte del Papa a que se hubiese equivocado al tomar una medicina. También es. impensable que tuviese intención de cambiar todo el organigrama de la Santa Sede o los hombres del IOR: Nunca se filtró nada de esto, y éste es el tipo de cosas que en la curia se saben inmediatamente. En sus investigaciones, ambos cardenales hablaron con el secretario del Papa, el padre Lorenzi, con Magee y con sor Vincenzina, las tres personas que estaban más cerca de Juan Pablo 1. Nos dijeron que aquella noche el Papa, hacia las nueve y media, había hablado por teléfono con el cardenal Colombo, arzobispo de Milán, y también con su médico de cabecera de Venecia. El Papa estaba preocupado por su salud, y se había quejado de que tenía las piernas hinchadas y de vez en cuando sentía un dolor en el pecho. Eran síntomas claros de que tenía problemas de corazón, y el médico de Venecia le había prometido que el lunes siguiente habría viajado a Roma con las radiografías y todo el historial clínico para mantener una consulta con los médicos. El cadáver lo encontró uno de los secretarios, cuando sor Vincenzina se preocupó porque el Papa no había retirado el café que le dejaban delante de la puerta de su dormitorio. En cuanto a los motivos de las sospechas, Oddi dice que no sabe encontrar una explicación y que había hablado de ello con Villot. Quizá se debieron a que la declaración de los médicos sobre la muerte era un poco vaga. Decían que habían examinado el cadáver y que presumiblemente el Papa había muerto hacia las once de la noche de un ataque al corazón. Muchos dijeron que el presumiblemente no era sólo referido a la hora, sino también a la enfermedad. El Sínodo llega a sus votaciones finales con muchas incógnitas abiertas Desenfada réplica de Trenta Giorni a los obispos críticos Ciudad del Vaticano. Santiago Martín, enviado especial Ayer comenzaron, en el aula sinodal, las votaciones a las 54 proposiciones que reflejan el pensamiento de los padres sobre la misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo. A pesar de que la segunda redacción, la votada ayer, ha mejorado respecto a la primera, muchos sinodales han presentado correcciones a las proposiciones. También ayer fue leída en el aula la segunda redacción del mensaje definitivo que se publicará mañana. Al final, son 54 las proposiciones que van a ser presentadas al Papa para que él elabore un documento sobre la presencia del seglar en la sociedad y en la Iglesia. Dada la forma en que se han elaborado, buscando el asentimiento general y dejando al margen todas las cuestiones espinosas, parece que las propuestas no van a tener muchas dificultades en salir adelante. Sin embargo no van a faltar las modificaciones. En la votación de ayer, los padres debían acompañar con un placet un non placet o un iuxta modum su asentimiento o disconformidad con cada proposición concreta y añadir la correción que deseaban introducir en la misma. Tres de los obispos españoles presentes en el Sínodo se pusieron de acuerdo para presentar juntos los modos las correcciones y han solicitado, la enmienda de 20 de las 54 propuestas. Si la proporción se mantiene en los demás grupos, las enmiendas pueden superar el millar: Los modos ofrecidos por los sinodales son estudiados por una comisión especial. La componen los relatores de los 12 grupos lingüísticos más el cardenal Thiandoum y monseñor Eyt. Estos, junto a un grupo de peritos, se repartirán en 6 equipos que valorarán las enmiendas y elaborarán una nueva redacción de las proposiciones, que será presentada de nuevo a la asamblea hoy por la tarde. Los padres deberán votar este texto mañana por la mañana, sin añadir ya modificaciones, y el resultado será ofrecido a Juan Pablo II y, en principio, no será hecho público a pesar de las presiones de los informadores. Lo que sí será dado a conocer el jueves es el mensaje del Sínodo. Recoge todos los puntos tratados en la asamblea, pero no lo hace a modo de propuestas sino de una forma más genérica. La lectura de la segunda redacción de este mensaje ha durado 20 minutos, lo cual da una idea de la amplitud del mismo. Parece que sobre él hay mayor unanimidad y satisfacción que sobre las proposiciones y no se prevé que el mensaje final sea muy distinto del que fue leído ayer. Los movimientos vuelven a ser noticia, sobre todo uno de ellos, Comunión y liberación La revista 30 Giorni próxima a este movimiento italiano, dedica el editorial del número de noviembre a comentar el Sínodo. Este editorial, titulado Las cien flores del Sínodo muestra el malestar que en algunos sectores de CL ha causado la intervención de ciertos obispos. Entre otras cosas acusa a estos obispos de ser demasiado humanos en sus actitudes hacia los movimientos y afirma: Demasiado humanas parecen ciertas afirmaciones fuertes de autoridad y ciertas exigencias de obediencia- en sí más que legítimas- concentradas sobre los movimientos que no pocas pruebas de fidelidad y de comunión dan. Demasiado humano parece el discernimiento que, reclamado a grandes voces por ellos, no es ejercitado de hecho sobre corrientes teológicas y praxis pastorales más que discutibles en la vida de la Iglesia. Demasiado humana es la actitud de quienes, en el asunto del discernimiento, invocan una mayor libertad y autonomía de Roma, reivindican quiza el respeto del principio de subsidiariedad y después, en la propia jurisdicción local, se comportan con un autoritarismo al máximo grado, negando incluso derechos de libertad proclamados por el Concilio y el Código de derecho canónico La andanada de 30 Giorni parece que va dedicada en especial al cardenal Lorscheider, de Brasil, aunque no va a gustar a muchos obispos que ya de por sí tienen recelos ante los movimientos. El mismo Giussani, fundador de Comunión y liberación declaró ayer a A BC que ese editorial lo habían hecho algunos periodistas jóvenes que tienen derecho a expresar su opinión, aunque luego las criticas las tenemos que sufrir nosotros El fundador italiano se distanciaba así de la línea editorial de la revista y mostraba su deseo de no reavivar una polémica peligrosa. El cardenal Pironio, uno de los presidentes sinodales, comenzó ayer la sesión plenaria con unas palabras en memoria de la Jornada Mundial de Oraciones, celebrada en Asís hace un año por iniciativa del Papa y a la que asistieron representantes de todas las religiones. Pironio hizo un encendido elogio de aquel acto, cuyos frutos se ven ahora. SECRETO A PRECIO Ayer, en esta misma página, afirmábamos que todo hace pensar que las conclusiones finales del Sínodo acabarán filtrándose por indiscreciones Y nos preguntábamos: Si los obispos saben que, inevitablemente, estas conclusiones acabarán filtrándose- y a que un secreto que conocen doscientos nunca es un secreto- ¿por qué no ofrecerlas abierta y oficialmente? Muy pocas horas después los hechos superaban nuestras previsiones y el texto de las conclusiones estaba... a la venta en la Sala de Prensa del Vaticano. Los más moderados lo vendían al precio de las fotocopias. Algún listo aprovechaba para hacer negocio. El supersecreto había subido la cotización de aquellos folios. Y los periodistas pensaban que mal tendrían que guardar ellos un secreto que no habían sabido guardar los obispos. Todo esto es triste. Pero menos que el hecho de que las relaciones entre Iglesia y Prensa sigan siendo las de Tom y Jerry. M. O.

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