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ABC MADRID 24-10-1987 página 107
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ABC MADRID 24-10-1987 página 107

  • EdiciónABC, MADRID
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Mis diez monstruos más sexys AY quienes siempre están de parte de los monstruos. Y hay tantos y tantos, que los monstruos se han convertido por derecho propio en los héroes de la pantalla. Cuando vemos en acción a Jason- e l asesino de las películas Viernes 13- en verdad que estamos de su parte, esperando a que acabe con sus víctimas, poco inteligentes y faltas de personalidad, así que no es de lamentar. No queremos que nadie le haga daño, porque eso nos privaría de una estupenda secuela dentro de unos meses Viernes 13 lleva ya seis entregas, con la séptima en preparación) Porque el cine de terror ha vuelto a la época de Fu- Man- Chu, cuando cada tarde de sábado nos ponían sólo una parte de la película, obligándonos a volver a la semana siguiente para ver cómo seguía. Era como cuando ahora seguimos las hazañas de Angela Channing. Mientras tanto, se siguen criticando las segundas (y etc. etc. partes cinematográficas, que, al fin y al cabo, son las que potencian la creación del mito. Hay monstruos para todos los gustos. Extraterrestres, mascotas enloquecidas, niñas con poderes especiales, mutantes, psicópatas, zombies... Cada cual puede elegir el santo de su devoción. Incluso hay terrores más abstractos que últimamente inundan nuestras pantallas, como Vietnam o nuestra guerra civil, bastante menos entrañables que los monstruos de verdad. Gracias al avance en el campo de H adoradores de culto? Creo que el terror es el único gran monstruo superviviente de otra época. Los protagonistas de Freaks causan simpatía y no miedo. King Kong acosado por los aviones, o el monstruo de Frankenstein perseguido por aldeanos incultos, provocan más pena que terror. ¿Pero alguna vez se le ha ocurrido pensar que un monstruo puede ser tan sexy como Mel Gibson? Pues fíjese bien, porque hay unos cuantos por los que yo estaría dispuesta a dejarme vampirizar y devorar, aunque preferiría otros juegos más inocentes. Es habitual qué me pregunten por famosos que considero atractivos. Como nadie me lo ha preguntado, ni lo van a hacer nunca, les voy a dar la lista de los diez monstruos más sexys según mi criterio: Chewbacca (Guerra de las Galaxias) Boris Karloff (Frankens- Ricas y famosas La prueba UCHAS veces he creído que una de las mejores formas de hacer amistadesoromperlas definitivamente es pasar por la prueba, de fue- go Ahora bien, el problema se nos plantea al escoger cuál de las posibles candidatas a prueba es la acertada en ese momento o cuál la metedura dé pata. A modo de ejemplo corftaré. una anécdota muy recienff y, todavía, muy palpable. Fue en una noche de esas en las que, sin damos cuenta nos habíamos reunido un buen número de hembras y tari sotó un macho de dudosas cualidades. La noche se presentaba extraña pero con muchas ganas de corrernos una buena juerga. Algo así como una despedida de soltera sólo que sin candídata ai ramo de flores ni a 4 a luna de miel. El problema se resumía en él. ¿Sería capaz de aguantar a cinco gachís con ganas de desmelenarse y sin estorbos varoniles que se lo impidieran o acabaría esfumándose harto de maldades y perversas insinuaciones? Con una complicidad exclusiva del sexto sentido decidimos que lo mejor, lo más apropiado para la noche, era irnos a una exhibición de transformismo. AHÍ nos sentamos, en primera fila por supuesto, las por entonces perversas amazonas y el acongojado bagual. Una Pjweja, de turistas (seguramente ase? sorados por su agerjaa áe vja jes o por el portero del táftelng algún que otro voyeur forma ban el ambiente de la sala Minotauros. ¡Había que haber visto al cada vez más asustado! representante del sexo fuerte cómo casi acaba con sus zapa- tos de tanto rascar el suelo por ver si se abría! ¡e- ¡Nunca másljNunca más! Fueron las únicas palabras que 1 nuestra víctima podía pronun- ciar tras dos horas déT alta ¿tensión y repetidas, situado- nes comprometidas. -Fue justo eñ ese. momento, iras ver su cara desencajada y f ü nariz re linchdna, cuando nos dimos cuenta de que J no yaíía. N pudo pasar esa r. fácil, t a n sólo tendría que haber dejado a un lado sus prejup ctos y haber contestado a las inocentes preguntas que- ar modo Susana Estrada le ínqu ría ersimpáticolráyestón. No pudo o ño siipa He ahí su de- fecto. Beatriz CORTÁZAR- M los efectos especiales, hemos dejado atrás caracterizaciones que hacían reír a los más irrespetuosos, dando lugar a una nueva raza de deformidades y transformaciones. Este realismo ha acrecentado la persecución implacable por parte de los censores. Hay países donde una película demasiado explícita- litros de sangre, entrañas explosivas y mucho regodeo en el asunt o- acaba recibiendo clasificación X resultado que prohibe la entrada a los aficionados al género de poca edad, que son los más. ¿Hay algún otro género cinematográfico que haya permanecido no sólo vivo, sino revitalizado, dando lugar continuamente a subgéneros y a tein) el ser de Allien, Fluffy (Creepshow) Sam Neill (La profecía III) Hermán Munster, Godzilla, Michael Berryman (Las coli- nas tienen ojos) Klaus Kinski (Nosferatu) y Anthony Perkins (Psicosis) ¿Encontraré a mi hombre de verdad? ALASKA D ESDE la antigüedad es sabido que la profesión de artista es una actividad que ha dado a la historia una considerable suma de seres más o menos excéntricos, díscolos o, por decirlo más llanamente: los majaras abundan. En la parcela del rock and roll, A lo loco invento babilónico norteamericano en un siglo tan veloz como el XX, los ejemplos ¿rotan, surgen y se suceden, desde el prehistórico rock- a- billy hasta el último aullido de la era posflequillo. De t o d o s los e n t e n d i d o s enfermos es sabido el morbo que despertaban en las mentes calenturientas de los primeros astros del R R sus primas treceañeras, que llevaron a Berry al trullo y a Jerry Lee a la lista negra de la Pérfida Albión. Ya en los sesenta, y por reseñar a alguno, me quedo con Brian Wilson, aquel chaval mofletudo, pícnico de Corn Flakes, y que bajo su a s p e c t o de e s t u d i a n t e del I. C. A. D. E. escondía toda una serie de manías y obsesiones, como aquella de componer descalzo sobre arena de playa, o como la que lo llevó quince años después a firmar sus canciones conjuntamente con el psiquiatra que lo atendía. En esa década híbrida que fueron los setenta, el R R se hizo adulto y se llamó Rock a secas, y en sus delirios de grandeza quiso hacerle la competencia a la música clásica (seria, según algún zafio) Y era curioso ver a Keith Emerson, años más tarde, algún cantante ricacho, excéntrico y aburrido gaste varios millones de dólares en comprar su extraño esqueleto para ubicarlo en una vitrina de su colección privada, o que importantes museos de todo el mundo expongan sus restos para que todos veamos con satisfacción y alivio lo que alguna vez pudimos ser, pero, afortunadamente, le tocó a otro. Dicen que la Naturaleza es sabia, pero los genes se han equivocado ya demasiadas veces, y seguramente seguirán haciéndolo. Por todo ello, vaya desde estas páginas mi más sincero respeto y estima por todos esos monstruos, de cuyas pesadtHas, supongo, seremos protagonistas nosotros, los normales. Jaime de URRUTIA Gabinete Caligari de E. L. P. parodiando a Mussorgsky, destrozar teclados en el escenario, a lo Keith Moon. En el otro lado del ring, pero con desigual suerte, peleaba por la fama y la diversión la Iguana de Detroit, comiendo carne cruda y apadrinando, sin saberlo, a la generación sin futuro que deambulaba por King s Road en busca de nada. Quién le iba a decir a Geldof que desde aquello de los lunes se iba a convertir, con el paso de los años, en una especie de Madre Teresa de Calcuta con cara de sueño. Y es que en este negocio es difícil saber cómo se va a acabar. Las posibilidades son muchas: de señorón, de cadáver, o de asiduo del y terminar de persona normal o gris, pero entonces todo el esfuerzo habría sido en vano. C L A v o Gabinete Caligari SÁBADO 24- 10- 87 ABC 107

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