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ABC MADRID 15-10-1987 página 99
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ABC MADRID 15-10-1987 página 99

  • EdiciónABC, MADRID
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JUEVES l -K -87- ÉSPÉCTÁCÜLÓ póg. Tardía pero segura presentación de Steve Reich y su música repetitiva en Madrid Un concierto en el que la imaginación venció a la economía de vocabulario Más vale tarde que nunca. O nunca es tarde si la dicha es buena. Por eso hay que aplaudir la decisión de los responsables del Festival de Otoño- reincidentes en ofrecer presentaciones largamente esperadas- de traer a la capital a Steve Reich en persona, siquiera (leven sus fórmulas más de veinte años por el mundo. Bien es verdad que en 1970, y todavía lo recuerdo como si fuera hoy, se incluyó en un concierto madrileño del pianista Caries Santos la Piano Phase del neoyorquino, llegándose a estar, por cierto, a un paso del tumulto y aun de la agresión física al intérprete. Y que, con ocasión de los primero Encuentros de Pamplona, estuvo presente en la ciudad navarra compartiendo con Laura Dean la dirección de un grupo de música que me subyugó- como en su momento escribí aquí mismo- por la rara perfección con la que los músicos se produjeron en tos órganos electrónicos o en los instrumentos de percusión y por la exactitud y gracia con la que las bailarinas evolucionan, firmes y milagrosamente incansables. Pero Steve Reich no había estado todavía en Madrid, donde acaba de lograr lleno y éxito. Y justo éxito. Porque sólo han bastado unos pocos minutos de los de su presentación en el Olimpia para advertir que de ninguna forma existe hipérbole en la valoración que coloca a Reich a la cabeza de los movimientos de música minimalista y repetitiva. Lo acredita la genialmente buscada, y aun rebuscada, escasez de los materiales tímbricos, temáticos, rítmicos y dinámicos de los que parte, la gran sutileza con la que promueve las mutaciones morfológicas de esos mínimos elementos y la rica variabilidad que alcanza con ellos, sobre una apariencia, y sólo apariencia, de insistente y monótona reiteración. Pero esto sería sólo, en cualquier caso, la manifestación superficial físico- sonora de un fenómeno harto hondo: la acabada síntesis de acervos culturales de mil y un signo que suponen los trabajos de Reich, y el domeñamientó taumatúrgico de la paradoja como concepto que sea síntesis entraña. Sólo un hombre tan de cultura o, mejor, tan de culturas, como el norteamericano- y en el más estricto sentido dorsiano de la idea: lo aprendido y luego olvidado- podría subsumir en una mínimal repetitividad como la que propone, sustancias que desde las diversas concepciones y pensamientos de la música culta occidental llegan hasta los tan radicalmente separados de la que no lo es: la africana y la hindú, particularmente. Y la victoria sobre la paradoja: sólo un creador de imaginación y talento fuera de lo ordinario puede compaginar sin antinomias y rechazos su economía de vocabulario y sus ideas- síntesis, con la complejidad real que llegan a adquirir las textura que articula, o con la duración ad infinitum -e n teoría, alguna de ellas podría ser de eterno sonar- de sus propuestas. Todo tuvo su reflejo en la completísima sesión del martes. Al paso que fue exponente redondo y cabal de todos esos recovecos que pueblan las preocupaciones de Reich, resultó clarifica do r m u e s t r a r i o de los vehículos- espléndidamente servidos por sus colaboradoresque gustan de utilizar para explicarlas: desde las palmas desnudas de un dúo Clappíng Music hasta el complxado ens a m b l a j e de una v a r i a d a colección de instrumentos de percusión con tratamiento electroacústico Sextet pasando por la concatenación de seis pianos vertical Six Pianos el mostrador de bongos afinados repartido entre cuatro percusionistas Drumming part I) o el clarinete en vivo que se superpone a una cinta pregrabada con elementos de la propia familia New York Counterpoint Leopoldo HONTAÑON Bing Crosby, Camino de diez años de la muerte de Bing Crosby, dedicaremos unas líneas a descubrir cómo éste puede ser el mejor látigo para fustigar el cansancio. Lo primero que hay que resaltar es que Bing Crosby tiene una filmografía capaz de asustar al más cinefilo. Desde que en 1930 se estrenara en el cine con El rey del jazz hasta su última aparición, en 1974, en Erase una vez en Hollywood su imagen repeinada y un tanto cursi, muy al estilo de cualquier época, no le ha dado descanso ni a retinas ni a pantallas. Entre sus cualidades, hoy se señalan, las de que era actor, cantante y hombre de negocios. Como actor, nunca compitió con Marión Brando; como cantante, no pretendió hacerle sombra a Frank Sinatra, y como hombre de negocios (llegó a fundar su propia compañía de producción) nunca asustó a Goldwin. En conjunto, estas cualidades le señalan como un auténtico personaje. Hoy apenas se recuerdan sus giras con la orquesta de Paul Whiteman, o sus interpretaciones en las películas cortas de Mack Sennett; se le recuerda porque, a partir de 1940, comenzó un fructífero viaje cinematográfico al lado de Bob Hope camino de... miles de sitios (de Río, de Balí, Marruecos) con la mullida Dorothy Lamour como habitual equipaje. A veces, muchas, Crosby se despistaba de Hope (o Hope de Crosby) y seguía su propio camino y, por seguirlo, ganaba un Osear Siguiendo mi camino de Leo McCarey, en 1944) o aprovechaba cualquier disfraz que le ofrecían para emborracharse cantando en cualquier película. Hubo una época en que Bing Crosby se ganó la reputación de mejor cantante de Estados Unidos mientras Sinatra le lanzaba dardos con la mirada, sólo con la mirada. Probada su eficacia como actor y cantante, Crosby decidió echarse al monte de los negocios: en el mismísimo Sunset Boulevard de Beverly Hills construyó el Crosby Building, su cuartel general en el que controlaba las emisiones de radio y televisión de su persona, además de las actividades del Instituto de Investigaciones Crosby, que etiquetaba sus productos manufacturados (un sistema que también le dio posteriormente resultado a Elvis Presley) Ahora, casi nadie duda que Bing Crosby creó más de una moda; todo el mundo sabe que fue, hasta su muerte, el hombre que más discos había vendido en el mundo Navidades blan sas o I surrender, dear resistieron y resisten la embestida del tiempo) y todos deberían saber que Bing Crosby, un caballero falleció, ahora hace diez años, en Madrid, de un ataque cardíaco mientras jugaba al golf. Bing Crosby Madrid. S. E. John Huston tenía fama de dicharachero, pero clavaba frases de un martillazo. En una ocasión se dice que dijo: El auténtico descanso es encerrarse un fin de semana en una casa de campo con las películas de Bing Crosby y Bob Hope. Con el permiso de Bob Hope, y con motivo de haberse cumplido ayer

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