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ABC MADRID 12-10-1987 página 18
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ABC MADRID 12-10-1987 página 18

  • EdiciónABC, MADRID
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18 ABC OPINIÓN LUNES 12- 10- 87 Planetario EL CLUB DE LAS VIUDAS S OSPECHAN ahora en tierras valencianas la existencia secreta de un club de las viudas Mujeres que matan poco a poco a sus maridos mediante un tratamiento casi gota a gota de tóxicos antiguos. Los celos podrían haber movido la voluntad de una casada aquejada de la infidelidad del marido con moza más joven. Pero podrían apuntar otros casos en los que la vieja pasión de los enamorados no fuera la causa determinante. Apuntaba con su sagacidad acostumbrada Ortega y Gasset que el que mata por amor, lo haría igualmente por cualquier otra cosa. ¿Y cuántas cosas, sucesos, pasiones concurren en la vida, casi siempre difícil del matrimonio? Actualmente se representa en Madrid la comedia de Jaime Salón Una hora sin te- levisión en la que una mujer decide abandonar a su marido no por celos, aunque abundantes, reales motivos para sentirlos no le falten. Frustraciones, humillaciones, incomprensión, incomunicación, han atormentado a esa mujer a lo largo de su matrimonio mucho más que las infidelidades, vulgares, rutinarias, del maridó. Pero a esa mujer nó se le ocurre dosificar un poco de arsénico en las comidas al marido infiel. Es una mujer moderna. El repertorio de sus actitudes es muy otro que el de esa señora valenciana a la que le han arrebatado el marido cuando éste se hallaba ya muy cercano a la muerte. Esta otra mujer es muy antigua. Por eso ha recurrido un poco al viejísimo laboratorio de la Celestina, que no sólo disponía de algalias y pistachos para encender el amor de los hombres, sino también de alcanfores para adormecer sus apetitos sexuales. VA T T 4 LMFNTF DE eugiFKU V LAS MULTi NACIONALES. Escenas políticas LAGARTA IENTRAS unos estaban en la negociación, otros remataban el negocio. ¡Pasen, señores, pasen! ¡Pasen y vayan pasando, don Adolfo, don Antonio, don Miguel, don Javier... ¡Vayan acomodándose en el sofá de las confesiones inconfesables y de las declaraciones de amor secreto! ¿No es verdad, ángel de amor... ¡Aquí hay que hacer un pacto de Estado contra el terrorismo! Los franceses ya nos han dado los papeles de Santi Potros, pero nadie saca los papeles de la reprivatización. Medio país se estremecía porque iban a secuestrar a sir Paco, y entonces llega el inglés y no nos devuelve Gibraltar, pero se queda con Galerías Preciados. La negociación, en la Moncloa. Y el negocio, en el yate. ¿Por qué no se comprarán un yate y le ponen de nombre Pablo Iglesias Cien años de honradez y cinco de navegación. El Caribe y la Caraba. Don Alfonso Gue, rra recita a los Machado. La Lola se va a los Puertos y se queda Sarasola. Gobernar no es necesario; navegar, sí. El avión del Rey pierde aceite. España es una mancha de aceite en forma de piel de toro. Y entre dos mares. A la mar, mareas, y a la Virgen, cirios, y la Lola, con las sienes moraítas de martirio. Intercambio cultural con Venezuela. Nosotros les mandamos etarras y ellos nos mandan a don Gustavo Cisneros. La Lola, hala, a cantar carceleras en el penal, y el barquito de vela, por la mar. Barquito de vela que viene de Cai. El yate, en la bahía, toma la palanca, coge la palanca, suelta la palanca, Andrés, y el amigo en la canonjía. Don Miguel Boyer, hacia la vicaría. Doña Isabel Preysler dice que se casarán pronto, y que ahora tiene más seguridad. Trabaja, pero seguro. Ruiz- Mateos, en la cárcel. Y García Pelayo, en Venezuela. ¿También en Venezuela? Pues, claro, en Venezuela. ¡Ca- M La mujer moderna, decide aplicar al esposo la pócima del abandono. La antigua, pospone el alcanfor pacificador, a la fuerza extintora total del arsénico aplicado poco a poco. Para ella, amor está más cerca de Thanatos que de Eros. Si los celos, según Maurois, despiertan el amor, para esta esposa valenciana convocan a la muerte. Si según Stevenson, celos son consecuencias del amor, para la valenciana son clarines que llaman a la muerte. Jaime Salón, agudamente, percibe la degradación de la celotipia. El marido, a punto de ser abandonado, no siente celos por ¡os amantes confesados de la esposa. Siente que esa infidelidad vengadora despierta su amor dormido. Tal vez su amor propio y su amor de propietario que no quiere perder su posesión. Pero ni él, ni ella, parecen inclinados a ingresar en un club de viudas o viudos. Hay que subir o retroceder hasta El médico de su honra o dramas así, para reunir los celos y la venganza, que la evolución social ha divorciado. Sin embargo, más allá del escenario, la antigua realidad defiende sus derechos. El divorcio sólo es, para las viudas valencianas, alivio, no panacea. La muerte reclama su presencia en el hogar de los celosos. A no ser que sólo sea eso, los celos, el disfraz con que se presenta. Lorenzo LÓPEZ SANCHO pitán, rumbo a Venezuela! Aquí, el que no corre, vuela. Don Miguel Boyer ha escrito una carta. O. sea, una carta abierta, o una carta de navegar. Dice que en la venta de Galerías no hubo ningún gabinete de influencias En todo caso, las influencias harían falta para encontrar comprador, porque aquello no lo quería nadie. O sea, que venden por setecientas una cosa que valía treinta mil, y encima tienen que buscar recomendaciones. Lo que sucede es que hay un boom de confianza extranjera en el futuro de la economía española, gracias a lo que la han mejorado los socialistas en los últimos años. O sea, que gracias a estos chicos, España vale ahora cuarenta veces más. Y la venden, claro. Treinta mil millones. La Lola, con ciento cincuenta se arreglaba. A ver si Felipe González le echa una manita. O que se la eche don Gustavo Cisneros. O que la suban al yate, y le expliquen la manera de venderle a los ingleses la guitarra del Pescaílla en doscientos millones, y además que suba la Bolsa en Londres. Dice don Miguel Boyer que Galerías era una máquina de generar pérdidas. Eso decían de toda Rumasa y del mismísimo RuizMateos. ¡Pues, anda, que si llega a ser una máquina de generar ganancias! Se compran la Costa Azul, Acapulco. el Caribe, la Banca Morgan y las reservas de oro del fuerte Knox. Don. Luis Gómez Llórente, en su casa. Don Nicolás Redondo, en la oposición. Lola Flores, en el Juzgado. RuizMateos, en la cárcel. Mountleigh, en Preciados. La oposición, en el sofá. García Pelayo, en Venezuela. Y los demás, en el yate. Señoras y señores, a esto, en política, se le llama pragmatismo. Jaime CAMPMANY

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