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ABC MADRID 03-10-1987 página 109
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ABC MADRID 03-10-1987 página 109

  • EdiciónABC, MADRID
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Los muchachos de antes no usaban gomina Buenos Aires NTES, la moda era lo que llevaba uno, y lo anticuado, lo que llevaban los demás, pero desde que aparecieron las listas de lo in y de lo out, en alza y en baja, arriba y abajo, la moda ha dejado de ser un adorno del espíritu para convertirse en la cotización de granos en la Bolsa de Chicago. Más o menos. El signo de los tiempos ha quedado reducido a este axioma: No sabemos dónde vamos, pero caminamos en vanguardia. La gente, atacada quizá por ese terror a lo demasiado tarde de que hablaba Lugones. es capaz ya de cualquier cosa con tal de esquivar las zancadillas de lo demodé. Desde subirse al carro de Madonna- Tu quoque, Chirac? -hasta hacer cola en la academia por sevillanas. Aquí, en la Patagonia, después de las últimas elecciones, han vuelto a ponerse de moda los peronistas, en un sorprendente doble tirabuzón hacia el pasado con treinta años de cobro revertido. Los peronistas no son buenos ni malos, sino incorregibles escribió Borges. Más que incorregibles, con un anacronismo sentenció un pensador harto goritón (esto es, antiperonista) El look de las huestes de Perón nunca fue demasiado rumboso. Tanto se empeñó Evita en que reivindicaran su condición de cabedtas negras y de descamisados que decidieron seguirle la corriente y se disfrazaron de lumpen. Los obreros, con ser muchos, no usan indumentaria especial que los distinga en las vías de nuestras ciudades A narraba un cronista antes de la llegada del general al balcón de la Casa Rosada. Pero luego cambió todo. Primero fue Hugo del Carril, la voz de la marcha justicialista, quien, obsesionado con heredar a Gardel, hizo aquella película de Los muchachos de antes no usaban gomina, que abrió las puertas al desmelenamiento. Después llegó Alberto Castillo, un ginecólogo convertido en el fanguero mayor del peronismo, que salía a escena con un traje azulón cinco tallas mayor de lo adecuado, corbata de nudo cuadrado y pañolón brillante asomando desaforadamente por el bolsillo. Más que un traje, era un desafío. Castillo despotricaba contra las niñas bien de apellido con ritornello o contra los pitucos elegantes que tienen un par de anchoas por bigotito Y claro, marcó una época. De aquella estética del resentimiento sobrevivió más bien poco. En especial, desde que Isabelita se fue de vacaciones a Marbella. Ahora, como vuelven a estar en el candelera, han tenido que desempolvar los bombos y la vieja cantinela: Perón, Perón, qué grande sos. Algo así como un tanque herrumbroso haciendo guardia ante un monumento descascarillado. Un desatino, pero es lo que se lleva. José Alejandro VARA seguidores se disfrazaron de Por empeño de Evita, sus lumpen reivindicando así su condición de descamisados ¡Quién lo diría! El retorno de los brujos L A moda, la moda... ¡Pero si lo único que sé yo de moda es que hay una tal Agatha Ruiz de la Prada que diseña atuendos que- imaginonadie se pone, salvo sus modelos en los desfiles. Ya me dirán ustedes quién va a encontrar aparcamiento en Madrid con un vestido de quince metros de eslora y cuatro camarotes con baño. Yo creo que la moda- e n el sentido tradicional del término, referido a las formas que colectivamente adoptan las masas a la hora de lucir el tipo- no está, la verdad, tan de moda como su nombre parece indicar. Otras modas que no son las de la vestimenta son más duraderas. Por ejemplo, sorprende el elevadísimo número de astrólogos, brujas, videntes, adivinos, echadoras de cartas, que ofrecen sus favores desde las páginas de la Prensa, justo a contiSÁBADO 3- 10- 87 nuación de los anuncios de masajes (esta ubicación no ha de ser necesariamente casual: al fin y al cabo, el mal de amores es, con el SIDA y la peste equina, una de las enfermedades más extendidas) Como nadie se anuncia por amor al arte, hay que suponer la existencia de un alto porcentaje de ciudadanos que, desahuciados por la Medicina, despedidos por sus jefes o expulsados de la cama por sus amantes, deciden confiar la feliz resolución de sus casos perdidos a los poderes de estos nuevos brujos que, echando mano de título de best- seller han retornado. Así, el marido que siente punzadas en las sienes, en vez de solicitar los servicios de un detective, se apunta a la lista de clientes de un nigromante; el parado que no halla consuelo gasta su subsidio en pagar a una hechicera para que desee con todas sus fuerzas un brote de al- morranas a su despiadado jefe; dente particular. Además, al margen de los truhanes que sin y el votante sucesivamente deduda habría en este gremio, lo fraudado se alistará en las filas cierto es que hay personas verde una secta que le proporcionadaderamente agradecidas a esrá la marcha que no halla en tos videntes, que la Policía reclalas discotecas (aunque el cliente ma sus servicios en los casos dide las sectas es sustancialmente distinto al del mago) ¿Hay expli- fíciles, que algunos, como Diego cación posible, más allá de la in- de Araciel, gozan de un prestigenuidad y la credulidad, para gio social similar al de Merlin en Camelot... este auge, para este resurgir de lo paranormal? La cosa viene de De alguna forma, yo siempre antiguo: ya dice la tradición que he visto en la figura del vidente la decadencia de Egipto tuvo lu- un mucho de atavismo, de espígar por causa de la degenera- ritu como rebotado del pasado ción de la magia sagrada en mamás remoto. Queramos o no, el gia doméstica (yo, al menos, hombre nunca renunciará del no soy partidario de que las doc- todo a su vocación por lo sobretrinas esotéricas se exhiban en natural, y hoy, cuando las ideololos escaparates de las librerías) gías han fracasado y las religioPor otra parte, no son sólo per- nes se venden en envases reutisonas de escasa cultura las que lizables, la magia no deja de ser acuden en busca de ayuda a los un tubo de escape, una tentaprofesionales de la magia: entre ción poética de las pocas que se sus clientes hay políticos, aristó- permiten al hombre del siglo XX. cratas... Casi todos los reyes han tenido su astrólogo o su viJoaquín ALBAICIN ABC 109

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