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ABC MADRID 26-09-1987 página 60
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ABC MADRID 26-09-1987 página 60

  • EdiciónABC, MADRID
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XII ABC 26 septiembre; y Pensamiento y ciencias sociales dé una teoría del valor L interés de los algo peculiar: la modereconomistas na discusión de la teopor el pasado ría económica sobre de su ciencia va siendo R. D Collison Black Marx ha ocultado sus mucho mayor que el de Ed. Ideas in camomics, Macmillan (Londres, 1986) 246 pagmas interesantes aportaciolos físicos o químicos. Podra observarse que nes sobre la dinámica los economistas- y los del capitalismo. Estás políticos que hablan de economía- suelen lista metodológico, abogaba por el sufragio, adquieren relevancia por los problemas que. ser tributarios de doctrinas que tienen 50, universal y la. irrestricta libertad de Prensa y Marx apunta: (a reproducción del capital, los 100, 200 o incluso más años. El perfil de la opinión. Pero el papel protagónico lo cumple ciclos, la evolución del tipo de beneficio, el ciencia económica, más que el de una cienun Estado benévolo y transparente y una bu- paro, etcétera. Marx, no obstante, falla en su cia que va gradual y empíricamente progrerocracia que satisface al pueblo porque busca resolución, bien: porque recurre de. forma insando del error a la verdad, se parece a un la máxima felicidad para el máximo, núme- dispensable a su teoría del valor, que está conjunto de programas de investigación, coinequivocada, bien porque realiza pronósticos cidentes en parte pero en parte no. De ahí la empíricos poco cautelosos ó infundados. importancia de la historia del pensamiento económico y el atractivo de este libro, en el Asi como Marx detestaba cordialmente a que escriben reconocidos especialistas. Stuart Mili, respetaba mucho a David Ricardo. En su estudio sobre este economista, Terry Peach aborda un espinoso tema técnico, la Andrew Skinner, de la Universidad de Glascorrecta interpretación de la teoría rieardiana gow, colaborador en la nueva y monumental de los salarios y analiza las perspectivas antiedición de las obras de Adam Smith, estudia guas y modernas sobre las relaciones salarió a este economista- que también enseñó en dicha Universidad a mediados del siglo XVIII. natural salario de mercado. Skinner expone una visión intencionadamente global del gran escocés e ilustra sobre aspecUno de los economistas más influyentes en tos de su pensamiento no sólo en economía, la historia de ia disciplina fue el inglés Alfred sino también en psicología, moral y política. Márshall, y en este libro escribe el especialista quizá más importante en dicho autor: John Whitaker. En su trabajo se presta atención á Adam Smith está muy bien y vive ahora en tres contribuciones análíticasv; de MareNaH- r Chicago, dijo Stigles. Hay otro antiguo escomuy poco conocidas: sU análisis del problema cés con nombre de actor, James Steuart, que del precio óptimo de Un bien o servicio p úbli- no está vivo pero que Walter Eltis resucita co que no puede ser pagado con impuestos, oportunamente porque su pensamiento tiene su anticipación de la solución von Neumucho interés. Contracara de Smith y Hume, mann Sraffa para e tratamiento del capital fijo que son la base del liberalismo y del conseren un marco de capital circulante y producvadurismo, Steuárf es un estatista convencición conjunta, y su visión dé los distintos prindo. Critica a Hume y sostiene que el desequilibrio en la balanza de pagos no se resuelve cipios que determinan los rendimientos de los automáticamente: él drenaje de metales prerecursos renovables frente a los no renovaciosos acarrea el peligro de la desmonetizables. ción, la despoblación y la pobreza. De allí la necesidad de la acción de un Estado que resUna de ¡as corrientes económicas más- sigtrinja importaciones, estimule exportaciones, nificativas de ia segunda mitad del siglo XX otorgue subsidios, administre directamente ha sido, sin duda, el monetarisrño de la eslas actividades más variopintas, controle Bancuela de Chicago. El líder de dicha escuela, y cos, proteja industrias de la competencia ex ro El despotismo de Bentham deriva de su probablemente uno de los pocos economistas terna, ocupe pobres en obras públicas, gafalta de confianza en la esfera de los tratos conocidos por quiénes no tienen nada que rantice el pierio empleo y, tomo no, eleve imvoluntarios entre las personas corrió valia ver con la profesión, es Milton Friedman. En puestos. Este último aspecto, créase o no, es un ensayo sobre las raíces del monetarismo, frente al abuso de poder. No hay tai poder una ventaja macrbeconómica, no sólo por raJohn R. Presley señala que el propio Friedexcesivo, arguye Bentham, y lo óptimo ¿s ser zones de demanda estilo Keynes, sino tamman siempre ha puesto él énfasis en los pregobernados por una máquina poderosa y perbién porque su influencia sobre la oferta será cedentes americanos de su pensamiento y fectamente bien constituida. positiva, penalizará el ocio y animará a la acmuy particularmente en Irving Fisher. Por el tividad económica. contrario. Presley va a destacar el lado inglés El más famoso de los economistas discípu- y aducirá que él monetarismo también es trilos de Bentham fue John Stuart Mili, figura butario de la escuela de Cambridge, pese a abordada por Samuel Hollander. La universa- que los ingleses tendían a pensar que la deAdam Smith no podía estar más en desalidad del método económico dé Mili, la dimen- manda de dinero puede ser inestable por la cuerdo y no sólo por razones de economía sión empírica de sus Principios de economía acción del tipo de interés. pura. El Estado no colectivista pero sí corpopolítica, su moderna visión del proceso de rativo de Steuart (para el cual éste diseñó formación y ajuste de los precios, su trataalgo muy parecido a la política agraria comiento de la utilidad marginal y su aceptación Bernard Corry, en el ensayo que cierra mún) es un ente virtuoso y omnisciente. (con reservas) dé la aplicabilidad de las ma- este interesante volumen, se ocupa de otro Smith negaba que tal cosa fuera posible y temáticas a la economía componen, dice Ho- famoso economista, después bandera del anSteuart señalaba que él no pensaba que el llander, un cuadro de un economista equili- timonetarismo, John Maynard Keynes. MuesEstado fuera así, sino que podría ser así. brado, que tomó cauta distancia tanto de los tra Correy cómo Keynes desea llenar el vacío Este anciano debate goza aún de vigorosa deductivistas abstractos a ultranza como de que Márshall había dejado en la determinasalud. los empiristas detractores de toda teoría. ción del producto total, es decir, hacer en macro lo que Márshall había acometido en mi Otro interyenctQjjjsta, pero con fama de liSi hay un. economista que ¡despreciaba a cro, y desmiente a casi todos los manuales al beral, es Je remy Bentham, a quien dedica un John Stuart Mili- pero que aprendió- mucho negar que Keynes aceptara la función, clásica, ensayo el único representante español, Pedro de é l- tal el caso de Karl Marx. En su traba- de la demanda de trabajo. según el cual Bentham defendió un jo, Anthony Brewer sostiene que el gran ecosistema de despotismo democrático. Lo curionomista alemán no fue simplemente el autor Carlos RODRÍGUEZ BRAUN so del caso es que Bentham era un individua- E Economistas, entonces y ahora

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