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ABC MADRID 26-09-1987 página 59
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ABC MADRID 26-09-1987 página 59

  • EdiciónABC, MADRID
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26 septiembre- 1987- Ex- libris Amigo sillón Franco Marmori Mondadori Madrid, 1987. 95 páginas ABC ÜTcrarío Novela- ABC XÍ Memorial de Claudi M. Broch Robert Saladrigas Ediciones A If agitara Madrid, 1987. 368 páginas Dada la ambición del proyecto que se encuentra en la base de este libro, dada la complejidad y riqueza de sentido del mismo, y dada la escasez del espacio disponible para abordar su análisis, se impone comenzar esta critica dejando sentados de manera somera algunos puntos de imprescindible consideración antes de entrar en el análisis de marras. ¿A qué puntos me refiero? A los que siguen: a) que Saladrigas es un novelista con un raro dominio de las más varias técnicas verbales y narrativas; Robert Saladrigas b) que constituye uno de los escasos ejemplos entre nosotros del escritor que concibe la novela como un instrumento de indagación de la realidad, y no como un mero reflejo de la previa y mostrencamente reificada; c) que su cultura es más amplia y más personal y vitalmente, asumida que la de la mayoría de los novelistas españoles de hoy. En consecuencia, sus libros, y, en concreto, éste que nos ocupa, se sitúan ya de partida en una cota muy alta del paisaje novelístico del presente. Memorial de Claudi M. Broch es, además- a lo que yo pienso- su novela más importante hasta la fecha, aquélla donde, haciendo balance de su vida hasta el presente, se plantea el problema de averiguar en qué ha consistido ésta. De donde, obviamente, -el atractivo que tiene que revistir para todo lector que no busque exclusivamente evasión o diversión en la narrativa. (Esto no quiere decir, como podría pensar alguno, que el libro sea aburrido o para pocos; al contrario: hay en él multitud de incidencias, se desarrolla en escenarios muy varios, abunda en episodios eróticos narrados con virtuosismo imaginativo, y habla de cuestiones que, en mayor o menor medida, á todos importan. ciamiento del mismo: no somos lo que hemos, sido, nuestro pasado, como hasta cierto punto pensaba el autor de la Recherche (prueba de que sólo era hasta cierto punto el velatorio de Bergotte) sino nuestra obra, y no en cuanto testimonio de nuestro pasado, sino en cuanto testimonio de nuestra intimidad más profunda y secreta. A Mann, en fin, lo corrige en el sentido de ver en el artista moderno no el fruto de la decadencia y de la sublimación de lo burgués, sino el portavoz de la inquietud que hace posible el surgimiento de forma- cienes sociales abocadas a la conquista de lo dado, como la burguesía en su etapa ascendente. La novela cuenta la vida de un hombre que, miembro de una familia de la alta burguesía catalana, abandona el mundo de los negocios y se asume como artista, escribiendo sucesivamente poesía, una larga novela de indagación del pasado y seis cuentos, y considerando, al término de su camino interior, que todo ello- incluidos sus múltiples amores y la tentación de la acción- sólo le ha valido para conocerse a sí mismo- para conocer las formas en que se ha actualizado su ser potencial- sin que la práctica del arte le haya permitido escapar a la confusión. Esos poemas- fragmentos- esa novela y esos cuentos escritos por Claudi M. Broch son Memorial de Claudi M. Broch, de Robert Saladrigas. Aristóteles vinculaba el ocio al negocio; nosotros nos empeñamos cada vez más en separarlo. Schopenhauer decía que la vida es un, negocio que no cubre gastos nosotros tendemos a hacer de la vida un espacio para el ocio ajeno a problemas financieros. (Aunque no está tan claro que nosotros seamos nosotros, ni que ocio y negocio puedan transcurrir por caminos diferentes. Distintas miradas o perspectivas de la vida pueden darnos imágenes radicalmente opuestas. Porque no existen las certezas, ni una realidad única para todos. Todo tiene el Color de los ojos con los que es contemplado; de ahí que los matices sean tantos como los espectadores. Del mismo modo que clasificamos los ojos en azules, castaños, negros... podríamos hacerlo en circunspectos y graves, relajados o serenos, airados o dulces. Existen los que se encienden y disfrutan con los pequeños placeres y aquellos que sólo con grandes acontecimientos se conmueven. Mirar un mueble puede ser un acto vacío y ridículo para algunos, incapaces de atrapar algo más que su utilidad material; en cambio, se convierte en un ejercicio lleno de sugerencias para los que, obviando lo práctico, se dejan seducir por detalles cotidianos. Este último es el caso de Franco Marmori, que a partir de algo aparentemente tan simple como un sillón, nos ofrece una mirada lúcida del objeto, apoyándose en su historia, los distintos estilos, los diseños curiosos. Pero también sus connotaciones literarias o plásticas. Referencias frecuentes, porque tal vez sea uno de los objetos cotidianos más vinculado a nuestros recuerdos: el sillón del abuelo; aquél otro donde nos narraron los primeros cuentos; aquél en que esperamos o nos dejamos arrastrar por la imaginación. Con una completa documentación, hace de este mueble respetable testigo mudo de nuestra existencia, y lo erige en cálido regazó del ocio privado, en invitación a ia inactividad, espacio propicio para leer, soñar o sencillamente dormitar, situarse a medio camino entre la vida y el sueño. El libro está incluido en la colección Pequeños Placeres, de Mondadori; libros lujosos donde los haya, con cuidada atención a su aspecto estético. Fomentan la llamada erótica del libro su cuerpo físico, atractivo para la vista y para el tacto. Sus contenidos se centran en lo curioso, pequeñas rarezas sobre la luna, los zapatos o el chocolate. Informaciones reunidas en torno a un tema nada pretencioso y que, si merecen algún adjetivo, es el de simpáticas El sentido informal, distendido, forma parte de su propio carácter. Son pequeños placeres que nos sirven para relajarnos de otros placeres mayores, y pueden ser leídos en la intimidad de un sillón de sobremesa- sin que tengamos que sentir cargo de conciencia por dormitar con el libro entre las manos. Amalia IGLESIAS Leyendo este libro denso y fastuoso, culturalista hasta el exceso, en el que los cuentos intercalados en la corriente general de la novela representan la quintaesencia de la exploración imaginativa llevada a cabo. por el autor en el páramo por donde vagan sus más pugnaces demonios interiores, se deduce- n o sé si abusivamente- que Saladrigas buscó en el arte, ante todo, un instrumento con que cambiar el mundo- a l modo de Rimbaud- luego, una vez comprendido que tal intento era vano, un medio de convertir el caos en cosmos, de descubrir el sentido del mundo y de la vida por vía narrativa; después, tras el fallo de lo que antecede, un refugio, un ámbito- las obras de los otros, en las que sí vislumEl libro se asienta sobre cuatro referencias bra la salvación, y a las que procura hacer vimayores que es preciso tener muy en cuenta talmente propias por medio de esas referen para situarse correctamente a su respecto: cias, que en otros serían meramente culturaHermann Broch, Robert Musil, Marcel Proust listas, de las que hablé arriba- salvando de y Thomas Mann. La referencia a Broch- i m- ia usura del tiempo y del sinsentido; y por úlplícita en el título y en ei nombre del protago- timo, un espejo- l a propia obra angustiadanista- nos indica que nos encontramos ante donde verse en su mismidad. Esto último no una noveía donde el autor, alcanzada la fron- le satisface, no le basta- hay una serena detera de sí, se interroga sobre el sentido de su solación en las páginas finales de Memorial vida y sobre quién es, realmente, él. de Claudi M. Broch- lo que hace que sus lectores esperemos con impaciencia su próxiA Musil remite el tema del incesto, hilo rojo ma novela para ver cómo escapa del impasque corre, visible o invisible, a todo lo largo se en que se encuentra. de la trama. Las continuas alusiones a Proust nos hacen entender que éste ha constituido Un impasse del que, a mi parecer, escapaun punto de referencia insoslayable para Sa- ría si osara mirar el reverso dé la imagen que ladrigas, que la presente novela constituye le ofrece el espejo de sus obras. una confrontación con el maestro francés, confrontación que desemboca en un distanLeopoldo AZANCOT

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