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ABC MADRID 20-09-1987 página 79
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  • EdiciónABC, MADRID
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DOMINGO 20- 9- 87- RELIGION -ABC, póg. 79 Buena nueva La visita del Papa, un nuevo golpe de timón para la Iglesia norteamericana La realidad mostró un catolicismo distinto al de las encuestas Detroit. Miguel Castellví, enviado especial El Papa partió ayer de los Estados Unidos, dejando detrás una mayoría de católicos que lo quieren y respetan, aunque tengan dificultades para realizar el programa cristiano que les ha presentado. Junto a ellos, una minoría con mucho menor peso que en 1979, pero que controla los medios de comunicación. Este grupo no ha comprendido su mensaje y se empeña en defender un cristianismo liberal sobre todo en materia de costumbres. Este grupo, formado en parte por intelectuales, no sintoniza, de hecho, con la gente, pero se mantiene en sus trece. Junto a ellos existe hoy otra minoría, compuesta por gente joven que abandonó la Iglesia en los años setenta y que ha vuelto después de una travesía por el desierto del permisivismo. Son pocos, pero batalladores, y se adhieren con entusiasmo a las palabras de Juan Pablo fl. Con respecto a 1979 hay que decir que este viaje ha sido más profundo. Entonces los norteamericanos descubrieron la personalidad del Papa, el Wojtyla Superstar Hoy se han fijado más en el mensaje. Y esta vez también ha habido un diálogo más profundo. El mensaje del Papa en este viaje ha sido profetice en el sentido que André Malraux daba a esta palabra. El escritor francés afirmaba que profeta no es el que dice lo que va a pasar, sino el que revela las cosas que la gente lleva dentro de sí, cosas que han olvidado y no quiere recordar En este segundo viaje a Estados Unidos, Juan Pablo H ha recordado a los católicos norteamericanos la profunda exigencia de coherencia del cristianismo. La Iglesia no puede ser un grupo de esquizofrénicos, que predican sólo una parte del Evangelio o que se construyen una fe al gusto de cada uno. Este mensaje ha chocado con la imagen del católico americano que los medios de información han construido, a través de repetidas encuestas- a la Prensa de aquí le enloquecen los sondeos de opinión- en las que se repetía que el norteamericano cree que se puede ser buen católico y, a la vez, rechazar una parte del magisterio, normalmente las cuestiones de moral sexual y matrimonial. Pero, más allá de las encuestas, qué en materia de religión difícilmente representa los reales sentimientos de la gente, habrá que ver el impacto que el Papa ha hecho en cada católico. El terreno es bueno y el mensaje era claro. Ahora hay que esperar que madure. Como una gran nave, la Iglesia norteamericana cambia lentamente de rumbo. Y la visita del Papa ha sido un nuevo golpe de timón en la dirección justa. ¿DENUNCIAR 0 AMAR? ...Regresad a nuestro Dios, que es rico en perdón. Isaías. Si el vivir no es un trabajo fructífero... prefiero partir para estar con Cristo. Pablo. Toma lo tuyo y vete. ¿Vas a tener envidia porque yo soy bueno? Evangelio. La ventaja del aquí y ahora de nuestra sociedad es que a todos, a casi todos, conviene haber perdido la memoria. Nadie quiere acordarse de aquellas homilías trepidantes que terminaban con la detención de los profetas y los aplausos de la atractiva clandestinidad. ¿Dónde están aquellos predicadores del salario justo y del denario para todos? ¿Y los que aplaudían y resultaron agnósticos de toda la vida? Algunas personas timoratas me preguntan: ¿Don Jaime: los agnósticos muerden? y yo les digo: muerden, pero no son agnósticos. ¡Qué gracia lo de ser agnóstico y estar arriba! Los buenos profetas saben que la denuncia obliga mientras haya corrupción, es decir, siempre. Lo malo no es cambiar de tiranos, que ya sabe; lo malo es cambiar de profetas porque los anteriores se quedaron en la fiesta y en el reparto del botín. Ni la violencia como método, ni la fiesta con final están en el Evangelio; en éste el método está en la misericordia y el final es la cruz. Todo esto viene a cuento del Evangelio de hoy, fuertemente custodiado por Isaías y Pabto. La parábola de los viñadores es de una tremenda actualidad; ahí están todos los datos de nuestra sociedad: el derecho al trabajo, el salario justo (sin mirar- al carné) los pa. rados que nutren las listas interminables de la droga, de la delincuencia, de los juzgados y de los hospitales; la solidaridad de los que han tenido más suerte, la españolísima manía de compararse con los demás ofendiendo. Todo eso está en el- Evangelio, pero el Evangelio apunta más a la solución que a. la denuncia vuestros caminos no son mis caminos Al fondo de toda profecía está la esperanza y ésta se fundamenta: no en la justicia agnóstica (que no es justicia ni es agnóstica) sino en la misericordia cristiana: La importancia de la parábola no está en ei cuadro que pinta, ni en su actualidad. Jesús levanta acta de la crueldad y de la insuficiencia de nuestras justicias; Jesús no espera una homih a trepidante, sino una misericordia que consiga un denario para todos, comenzando no por los que trabajaron más ¡que vaya usted a saber! sino por los que tienen más necesidad, y sin demasiadas preguntas ni explicaciones. Si desde ei Evangelio no se hace esto, entonces Pablo avisa: Yo elijo morir. El amor no es injusto con nadie y deja al descubierto a los que denuncian, pero no aman. Jaime CEIDE Los Estados Unidos no pueden caer en la trampa del aislacionismo insolidario Detroit. M. C. En Detroit, última etapa de su viaje, Juan Pablo II, quien aparecía cansado al final del mismo, hizo un llamamiento a la nación norteamericana para que rechace la tentación del aisJamiento y elija la vida de solidaridad con las demás naciones. Y en sus palabras de despedida pidió a los americanos que defiendan la vida desde su concepción. Detroit fue el lugar elegido por ei Papa para pronunciar una importante alocución sobre la justicia social. Un discurso sobre esta cuestión en el país más rico del mundo podría parecer chocante. Sin embargo, Juan Pablo í! insistió en qué cualquier sociedad moderna, no importa lo avanzada que esté, hay siempre situaciones que invitan a tos cristianos a la acción social Hay pobreza cuando los ancianos y los débiles son abandonados y declina su nivel de vida. Hay pobreza cuando la enfermedad le quita la vida al trabajador de una familia. Hay necesidad material en las áreas donde los riesgos de desempleo se vuelven endémicos. Además de la cuestión social a nivel nacional, el Papa abordó los temas internacionales como las relaciones entre países pobres y ricos y el papel de la ONU. La creciente interdependencia entre las naciones, dijo, es vista por los países más pobres como un patrón continuo de dominación económica por los países más desarrollados mientras que para éstos es la apertura de nuevas oportunidades para ef comercio y la exportación Después invitó a los norteamericanos a rechazar la tentación del aislacionismo y les pidió que se abrieran a los demás. Estados Unidos es un país muy poderoso. La cantidad y la calidad de sus logros es increíble. Por virtud de su posición única, como ciudadanos de esta nación, estáis ante upa- elección: decisiva. Podéis optar por aislaros y gozar de los frutos de vuestro progreso, y tratar de olvidar el resto del mundo. O escoger ampliar las responsabilidades que la historia ha puesto sobre vuestros hombros. Elegid la solidaridad, escoged la interdependencia. Esta es una verdadera vocación humana y cristiana, y una digna vocación nacional para el pueblo norteamericano. A primera hora de la noche, el Papa se despidió de los Estados Unidos. Ante el vicepresidente George Bush, Juan Pablo II dijo que se llevaba el recuerdo de una nación dinámica, un pueblo afectuoso, una Iglesia abundantemente bendita y pidió a los ame icanos que respeten la vida. América, defiende la vida. Todas las grandes causas que son tuyas hoy díar sólo tendrán significado según él gradó en que garantices et derecho a la vida

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