ABC MADRID 05-09-1987 página 73
- EdiciónABC, MADRID
- Página73
- Fecha de publicación05/09/1987
- ID0001610368
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SÁBADO 5- 9- 87 ESPECTÁCULOS ABC 73 El pasajero de la noche de María Manuela Reina, en Maravillas Titulo: El pasajero de la noche Autora: María Manuela Reina. Dirección: Mará Recatero. Escenografía: Manuel Mampaso. Intérpretes: Carlos Larrañága, Ramiro Oliveros, Pastor Serrador, Licia Calderón, Teresa del Río, Flavia P. de Castro. Teatro Maravillas. Sobre el escenario del Maravillas, que madruga en la apertura de la nueva temporada, María Manuela Reina, autora de una comedia premiada con el Calderón, que rueda en espera de ser puesta en escena, ratifica el mucho crédito que desde entonces se le viene prestando. El pasajero de la noche es una pieza de teatro sólidamente construida, dialogada con precisión, habilidad y calidad de pensamiento y de maneras que pasan elegantemente por el filo de la navaja que, por un lado tiene la teatralidad y por él otro él teatralismo. Teatro bien hecho. Quizá, para tratarse de una escritora joven, que tantea el camino que su inclinación abre ante ella, teatro con edad, suscitan tanto el suceso dramático como la forma de plantearte y organizar su estructura, inevitablemnte el recuerdo de Priestley, lo que nos sitúa, desde el punto de vista formal, entre Esquina peligrosa estrenada en el Lyric Theater de Londres, en 1932, y Llama un inspector que ya es de 1946. Juan Pérez García irrumpe una noche en la casa de Urtubi, alta sociedad, una noche. en lejana analogía con el inspector que entra en la casa de los Birling, y hace el mismo papel que la cajita de música de la casa de los Caplan, en Dangeroux comer cuya presencia va a producir el revuelo de Freda, Betty y Olwen. Incluso él collar dé brillantes, cuya autenticidad sorprende a Juan y le induce a investigar la fidelidad de su mujer, hace evocar un delicado cuento lejano de Sommerset Maugham. ¿Lecturas? ¿Coincidencias? María Manuela Reina no entra para nada en las artificiosas preocupaciones de Priestley sobre las series temporales, alternativas. El problema que preocupa a la joven, escritora es poner frente a frente dos concepciones de la vida y la moral. La de Juan, inocente y anticuada, y la de Urtubi y su grupo social, hedonista y cínica. De cualquier modo, en El mensajero de la noche hay unas situaciones de tensión dramática ingeniosamente planteadas, resueltas en dirección de la sorpresa y causales, o sea, productoras de nuevas situaciones, a su vez sorprendentes, que conducen a un desenlace lógico, no rigurosamente nuevo, de eficacia teatral, al que acaso le sobra la coda, ya en el más allá, que cierra el drama, anudando su principio y su final. No hace cualquiera un teatro así. Reina lo hace con energía. Sus personajes no son prototipos, aunque en cierto modo personifiquen actitudes que la autora somete a la crítica por medio del contraste. Bien dibujados. Se conducen, no se autodescriben o se explican. De ahí brota un teatro sincero, interesante y teatral. Larrañága ha encontrado el acento exacto de Juan Pérez, su personaje: Cargado de amargura, de resentimiento, lleva su venganza hasta más allá de sus posibilidades y resulta engañado, castigado. La composición es cuidadosa y perfila un ser inteligente, sen- sible, despiadado, salvo para sí mismo, con Pequeña pantalla MADONNA Esta crónica debía redactarla un sociólogo, un psicólogo, un estudioso del comportamiento de las multitudes. ¿Dónde está el secreto de este éxito de masas, de este inmenso clamor popular? Madonna no canta mejor que otras muchas intérpretes actuales menos famosas. Tampoco impresiona su forma de bailar. Su figura leve, de casi inexistentes curvas, no provoca la inmediata seducción de los espectadores. Su atuendo básico- mezcla de corsé del novecientos y bikini rabiosamente actual- descubre una figurilla juvenil, que en ciertas actitudes roza lo andrógino. Se mueve, eso sí, se mueve incansablemente a ló ancho y a lo alto del inmenso escenario improvisado en un campo de fútbol. Sus canciones, acompañadas por el continuo, apabullante estruendo de la batería, son apenas poco más que ritmo; ritmo machacón que aplasta cualquier conato melódico. A esta punzante, agresiva condición de la música, responde el auditorio con un fervor incondicional, con un unánime respaldo. Los planos de multitud que. nos mostraron descubrían, bocas abiertas en delirio, brazos alzados, ondear dé banderas y pañuelos. ¿Les compensa a estos más de cien mil espectadores el gasto, la incomodidad, las apreturas, el riesgo de las avalanchas y los aplastamientos? Evidentemente, sí. Y habrá que pensar, entonces que el ritmo insistente de la percusión es, en sí mismo, como una droga mágica capaz de provocar en los asistentes una suerte de trance visceral y primitivo. La contribución de Madonna sería, sobre todo, la de una permanente movilidad, una incesante ebullición que mantiene y prolonga el enervante repique de la batería. Un pequeño coro, algún bailarín, proyecciones y juegos de luces, muchos cambios de traje y unas breves pantomimas acompañan a Madonna en su agor tador recital. Y pienso que estas palabras que la propaganda utiliza- recital concierto -tendrán que ser urgentemente sustituidas. Hace falta otro léxico para diferenciar estas ruido- sas manifestaciones de lo que entendemos cuando canta Monserrat Caballé o toca la Filarmónica de Viena. Porque esto es otra cosa. Y bastante distinta, desde luego. Pero los que tenemos cierta edad no estamos capacitados para entender el profundo sentido de este espectáculo. Tratamos de hacerlo con toda nuestra buena voluntad, pero nos damos cuenta de qué vivimos en otra galaxia. No nos queda más que reconocer que docenas de miles de espectadores entusiasmados no se pueden desdeñar así como así. Ahí está Madonna y ahí están esos estadios llenos de gentes que han pagado su entrada a buen precio. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. El santo JOB Carlos Larrañága, Licia Calderón y la autora, María Manuela Reina finos matices, con recogidas emociones. Muy bien. Oliveros es, exactamente, el seguro, cínico, inteligente e inmoral Urtubi. Apostura, entono, expresividad muy medida, tanto al oír como al hablar. Está en su momento de madurez. Muy persuasivo. La veteranía de Serrador no consigue eliminar algunas gesticulaciones, sin las, cuales quedaría mejor su personaje, el diseñado con menos claridad- por la autora. Tere del Rio. desfavorecida por su figurín, aporta la frialdad necesaria a su tipo y no sale del tono justo. Licia Calderón da un curso de estar, de escuchar, de colocar la frase en el tono exacto, y Flavia P. de Castro hace con expresiones muy medidas sus tornasoladas variaciones en la escena con Juan. Todo esto quiere decir que- la interpretación muestra un criterio de. conjunto, alcanza una coherencia afortunada que revela un agudo sentido del drama y sus situaciones en la dirección de Mará Recatero. Elegante ámbito escénico, sin barroquismo, sin ostentación, con sentido de la dimensión funcional, de Mampaso. Una plausible acomodación de medios para un original de mucha calidad literaria, de adecuada estructura dramática. y de brillantez teatral que justifica elgran aplauso final del auditorio. Lorenzo LÓPEZ SANCHO TOROS EN CERCEDILLA (La Plaza más bonita de la Sierra de Madrid) Hoy s á b a d o a l a s s e i s de la t a r d e Seis novillos- toros de don Gabriel Rojas de Sevilla, para los ases de la novillería JOSÉ LUIS COBO MIGUEL BAEZ LITRI RAFI CAMINO mañana domingo a las seis de la tarde HISTÓRICO FESTIVAL T A U R I N O Seis novillos de la misma ganadería, para los famosísimos matadores de toros MIGUEL BAEZ LITRI DIEGO PUERTA PACO C A M I N O PABLO SANTAMARÍA y el novillero MANOLO MACIAS Taquillas en el Ayuntamiento de Cercedilla y en la misma Plaza de Toros