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ABC MADRID 04-09-1987 página 72
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  • EdiciónABC, MADRID
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72 ABC ESPECTÁCULOS VIERNES 4- 9- 87 Antecrítica Madonna dribla a Maradona ante su propia hinchada Venecia. E: R. M. enviado especial Jazz El pasajero de lanoche Los madonnari como por aquí se les HaEsta noche se estrena en el Teatro Maravirria, se han desplazado hasta Turín desde llas de Madrid la obra original de María Manuela Reina El pasajero de la noche La toda Italia para asistir hoy al primer concierto autora de esta comedia nos envía la siguien- de Madonna, que será trasnmitido por la RAÍ en directo, tras una enconada lucha de derete autocrítica: chos con Berlusconi. Según ha declarado Da Los ámbitos de la vid Zard, organizador de la gira de la cantanética y de la conciencia te en Italia, SNvio Berlusconi había ofrecido el son espacios sin límidoble que la RAÍ, tes definidos, ambiguos Turín se ha preparado, como antes lo hiciee intrincados. Supongo ron otras ciudades europeas para recibir la que casi todos teneavalancha que siempre acompaña a Madonmos una idea bastante na. Unas, medidas de seguridad nunca vistas clara de cuál debería hasta el momento en la localidad, ni siquiera ser nuestro comportacuando actuaron Eurythmics o David Bpwie. miento, aunque muy En los alrededores del Stadio Comunaie, pocos nos esforcemos donde se celebra el concierto, se han habilien seguir una linea de tado zonas con capacidad de hasta trescienconducta con arreglo a tos autobuses, que acuden reventados por las pautas morales que M. M. Reina ¿entro dé tifossi de la cantante norteamerihemos establecido. cana. Madonna ya ha conseguido este fin de Eso, aparte de resultar demasiado aburrido, semana en Italia (actúa el domingo en Flotal vez sería levemente injusto. rencia, donde se ha suspendido un segundo ¿Existen diversas escalas de valores? ¿Se deben exigir los mismos escrúpulos de con- concierto a última hora) algo verdaderamente insólito aquí: interponerse entre Maradona y ciencia a un estadista, por ejemplo, que a un el público, hacerle un dribling al mismísimo sencillo horticultor? ¿Existen determinados Pelusa ante su propia audiencia, que, con eximentes para aquellos que deben asumir graves responsabilidades? ¿Se puede ser éti- muy buena vista, no va a tener más ojos que para la señora Louise Ciccone y su aireada co y justo al mismo tiempo sin dejar de ser lencería. humano? ¿La rectitud y la honestidad obtienen siempre la recompensa del merecido desengaño? Estas, y otras preguntas parecidas, flotan de alguna manera en El pasajero de la noche sin que yo me haya propuesto contestarlas. Me horrorizan las obras moralistas y me fastidian las de tesis. Cuando el teatro, en cualquiera de sus vertientes, no es ameno y sorprendente, se convierte en una conferencia, algo que muy pocos somos capaces de soportar. En la vida de todos nosotros, antes o después, siempre acaba por surgir de la oscuridad de nuestra conciencia ese extraño pasajero que nos interroga, que nos inquieta... y al que nosotros acabamos por expulsar para evitarnos molestos remordimientos que arruinarían nuestros fines de semana. En este mismo instante pienso que rni comedia acaso pueda ser definida como muy cínica e inmoral, pero yo estimo que sólo es modestamente real y muy poco malancólica. Que la mujer escriba una pieza teatral no tien nada de particular; que esa obra la dirija también una mujer ya es una coincidencia que, en este caso, me atrevo a considerar como muy afortunada. Con una sensibilidad muy femenina, Mará Recaredo ha sabido poner en pie y matizar esta comedia de hombres en la que planea constantemente el fantasma de la mujer. Carlos Larrañaga es el pasajero convincente, tierno e ingenuo que yo había imaginado y, junto a él, un grupo dé magníficos profesionales: Ramiro Oliveros, Licia Calderón, Teresa del Río, Flavia Pérez de Castro y Pastor Serrador, con su colaboración especial. Para mí ha sido un privilegio poder contar con ellos, así como con Mampaso para el diseño del decorado. Si algo me asombra y me emociona del teatro, un mundo todavía casi desconocido para mí, es la fe con la que trabajan todos sobre un texto del que únicamente la autora parece dudar a estas alturas En la rentreé, iturralde Finalizados los festivales veraniegos y en espera de que la caída de las primeras hojas otoñales anuncien la millonaria y extensa programación estatal del Ministerio de Cultura, los pertinaces e itinerantes jazzadictos locales esperan el acontecimiento acudiendo a los café- conciertos, donde las actuaciones de los ídolos nacionales mantienen la llama que posibilita que el chasquear de dedos no cese. Así el Café Central, que en el pasado ferragosto madrileño ha cumplido cinco años, ha programado hasta el 13 de septiembre la actuación de un cuarteto de lujo. La estrella, el saxofonista navarro e internacional, Pedro iturralde, cuyo disco, grabado hace lustros, pero salido en esta temporada, en compañía del pianista Hampton Hawes, es imposible ya de encontrar en el mercado, actúa en el café de los espejos en compañía de Horacio Icasto, Víctor Merlo y Carlos Carli. Iturralde, que cerró con una buena actuación el Festival de Vitoria del pasado julio, suele ofrecer, como todos los jazzmen, lo mejor de sí mismo en los clubes de jazz a pesar de que lo reducido de los locales sea insolente caja de resonancia de charlas a destiempo. Y no es que queramos el silencio sepulcral y la fría adoración que acompaña a las actuaciones de Chet Baker en el New Morning parisiense, por ejemplo, pero el solo del saxofonista, del evocador Round about Midnight, ahora tema de petición obligada (gracias al poder universaHzador del cine) veía agredido su espíritu confidencial por los cuchicheos intranscendentes de algunos grupos de parroquianos. El cuarteto comenzó acercándose a la medianoche con una Interpretación del trío rítmico, atacando ínvitation, donde destacó la improvisación armónica, descubridora de la posterior melodía, de Horacio Icasto, dio belleza y personalidad a la composición. A continuación entró en el escenario Pedro Iturralde bordando la composición del pianista Horace Silver, Nica s Dream. Escribir algo nuevo sobre Iturralde, a no ser que el maestro tocara mal, hecho que parece descartado de la realidad, es- prácticamente imposible. Sin embargo, y es de justicia señalarlo, independientemente de su técnica, emotividad y potencia, algo que, aunque sea ya conocido, no deja de asombrarnos, es la autoridad que su ejecución impone. Y eso se nota, pues cualquiera que sean los músicos que le acompañen, suele arrastrarlos. Junto a él nadie toca dormido Claro que también ayuda la calidad de sus acompañantes. En este caso el apabullante pianista Horacio Icasto, un contrabajista, joven pero sólido, Víctor Merlo, y el maestro de la batería, Carlos Carli, tienen categoría de atracción por sí mismos. Valor añadido es que sus actuaciones se pueden disfrutar en un club. Si disfrutamos escuchando a Miles, McCoy Tyner, Lester Bowie, y tantos otros en un polideportivo, no es. precisamente por el marco donde actúan, sino porque son ellos. Ángel Luis INURRIA

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