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ABC MADRID 31-08-1987 página 22
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ABC MADRID 31-08-1987 página 22

  • EdiciónABC, MADRID
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22 ABC INTERNACIONAL LUNES 3.1- 8- 87- La suerte de Mathías Rust será decidida esta semana Moscú. Alberto Sotillo Los medios occidentales en Moscú se resisten a creer que la historia de Mathías Rust, el joven piloto que aterrizó en la Plaza Roja, pudiera tener un desenlace dramático que terminara llevando al audaz muchacho hasta un riguroso campo de trabajo soviético, precisamente en el momento en que éstos comienzan a vaciarse de una cierta cantidad de presos de conciencia. Pero las acusaciones acumuladas por el fiscal contra Rust no sólo piden campo para Mathías Rust Rust, sino, además, la prolongación del castigo durante un buen número de años. A Mathías Rust se le. acusa de entrada ilegal en el país de vuelo peligroso y de juliganismo con agravantes El juliganismo -término empleado popularmente para designar la conducta del sujeto gamberro y con escaso respeto hacia las normas de cortesía social- es, por- otro lado, un delito penal que abarca una imprecisa gama de actividades antisociales con las que a menudo se acusa a los disidentes y otros rebeldes de la sociedad soviética. En su modalidad con agravantes puede costar más de diez años de cárcel. El delito de vuelo peligroso comporta la confiscación de la avioneta, una fuerte multa monetaria y hasta dos años de cárcel. Y la entrada ¡legal en el país, denominación aparentemente más suave que la de violación de) territorio soviético sin embargo, continúa siendo un serio delito que puede acarrear hasta seis años de cárcel. En total, Rust podría encontrarse con una privación de libertad prolongada durante casi el doble de tiempo que la recaída sobre los responsables de la catástrofe de Chernobyl. Las autoridades judiciales soviéticas se enfrentan así a un dilema al que no le es ajeno la alta política internacional y las intensas dosis novelescas que rodearon la rocambolesca aventura de Rust. Observadores occidentales en Moscú han venido sosteniendo que parece improbable un severo castigo del muchacho, dado el deterioro que sufriría la imagen internacional de la URSS y de su máximo dirigente, Gorbachov, en plena campaña de perestroika (reestructuración) y en la recta final de un acuerdo de desarme. Se recuerda as (que difícilmente la pasada visita a la URSS del presidente de la RFA pudo haber transcurrido con tan sosegada fluidez si éste no hubiese recibido algún tipo de garantías sobre la suerte del audaz piloto. Al mismo tiempo se señala que ciertos sectores del Poder soviético no podrían ver con buenos ojos cómo se deja marchar con una paimadita en la espalda a quien se burló de la supuesta impenetrabilidad de las fronteras y llegó a causar con ello la dimisión del ministró de Defensa soviético y una amplia operación de recambio en iás altas jerarquías militares. Él reto europeo: VISTOS DESDE FUERA Para algunos observadores externos, la Comunidad Europea no merece una atención especial. Tal es el caso de un pensador de políticas económicas (y uso deliberadamente el plural, tan influyente como Raúl Presbich, a cuya obra, con motivo de su todavía reciente muetje en fecunda ancianidad, dedicó penetrantes comentarios el profesor Velarde Fuertes. En su libro postumo sobre la crisis del desarrollo argentino mantiene su conocido debate no sólo sobre patria sino también aquél que, desde la CEPAL, emprendió y ha proseguido con los centros en nombre de la periferia. Es, sobre todo, un diálogo con los Estados Unidos, centro por antonomasia. La CE, en esas páginas, apenas aparece. No siempre ocurre así. Carlos García Martínez, que fue ministro, argentino de Comercio e Intereses Marítimos, ha. pu- blicado un libro fundamentalmente dedicado a explicar las razones por las que, como embajador durante cinco años ante la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) luchó para transformarla en ALADI, sustituyendo el Libre Comercio por la Integración. Un objetivo, por cierto, muy poco apreciado por el doctor Prebisch. Y se explica. Porque la dialéctica vivísima del embajador García Martínez tiene el propósito de combatir toda voluntad de integración, con fervor sorprendente en quien puso tal nombre al nuevo mecanismo sito eri Montevideo; y ello en un continente que, desde la CEPAL al SELA, vive la dinámica- casi la mística- de la integración latinoamericana Sus ataques frontales a Los mitos de tá integración latinoamericana interesan en esa columna menos que sus referencias a la CE, sobre todo en el Mito II, que sería el de que la integración comercial conduce ala económica. Reconoce en varias páginas que en todo el mundo, el único proyecto (integrador) exitoso ha sido la constitución de la Comunidad Económica Europea Pero, enseguida, le señala los defectos bien conocidos: no hay unidad comercial real, ni menos económica, ni política industrial común, ni política fiscal, ni una sola moneda; ni generosidad, en una perversa clase política, para sacrificar sus intereses. El señor ministro confunde el actual Sistema Monetario Europeo con la difunta Serpiente. Y llega a sostener que no hay bloques económicos en Norteamérica o en Asia como si no lo fueran ni EE. UU. ni China. Pero lo que más sorprende a un lector bien dispuesto a todo cuanto venga de la gran nación argentina es cierta deliberada voluntad de arreglar con alguna varita mágica lo que en Europa creemos que será fruto de una larga paciencia. Garlos ROBLES P 1 QUER Tres navios en el Pérsico bajo pabellón gibraltareño Londres. Interino En el tema de Gibraltar suelen saltar a la palestra algunas implicaciones que España debería tomar muy en consideración. Con la guerra del golfo Pérsico y. la- necesidad de abanderamiento protector de barcos de Kuwait, surgen algunos nuevos aspectos en el contencioso gibraltareño que mantienen España y Gran Bretaña. Esta ha decidido rematricular algunos barcos de Kuwait, y tres de ellos llevarán bandera gibraltareña; los otros serán matriculados en Gran Bretaña. Como es sabido por pura experiencia en la historia del mar, una bandera o insignia obliga al país que la ostenta a ejercer de padrino defensor de ese barco. Esto está claro. Sin embargo, sir Geoffrey Howe, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, ha declarado, dirigiéndose a la Administración de Kuwait, que una insignia gibraltareña, debido a la rematriculación del barco, no es un asunto para el Gobierno británico. Como de costumbre, las frases sibilinas de la diplomacia inglesa nos ponen en duda respecto a la seriedad o rigor de cualquier factor, por evidente que parezca. Para la Administración de Gibraltar, rematricular tres barcos- o los que fueren- de Kuwait supone un triunfo político internacional, mientras que para Mr. Howe es un asunto de mero trámite burocrático que no afecta al Gobierno de Su Majestad Isabel II. Pero es evidente también por sí mismo que Gibraltar es una colonia británica y, por ello, cualquier barco con. bandera gibraltareña con oficialidad y con marinería británica se reconoce bajo la protección de un país; en este caso, del Reino Unido, que tiene un Gobierno responsable de las medidas que tome. En este caso concreto, las medidas se referirán a Gibraltar, colonia británica que abandera del orden de cien unidades mercantes, algunas de ellas sometidas a graves vicisitudes, como es el caso de estos petroleros hasta ahora con bandera de Kuwait, Han salido, tras algunos ensayos o pruebas y con su armamento de a bordo, las cuatro naves dragaminas británicas que llegarán dentro de tres semanas y media al Pérsico. Estuvieron en Gibraltar como en puerto propio; naturalmente. Mientras tanto avanza el tiempo y la agenda sobre el tema de Gibraltar y la soberanía española está a muy pocos días vista. Esta vez en Madrid, donde se reunirán los ministros de Exteriores de España y Gran Bretaña. La última, en Londres, Ordóñez salió muy frustrado de la reunión. Pero, por si acaso, y en preparación del próximo encuentro, Mr. Howe ya ha montado su tesis de última hora: Gran Bretaña reivindica la soberanía de Gibraltar. El ministro de Asuntos Exteriores británico declaró hace muy pocos días: El istmo de Gibraltar se encuentra bajo jurisdicción exclusiva inglesa desde Í 838 y el Gobierno británico confía en la legitimidad de su título. Una reivindicación similar por parte británi: ca provocó en 1969 el cierre de la verja. Esta franja de terreno que separa el Peñón dé la verja y que ocuparon los ingleses durante la segunda guerra mundial es la zona reivincficada.

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