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ABC MADRID 28-08-1987 página 43
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ABC MADRID 28-08-1987 página 43

  • EdiciónABC, MADRID
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OY hace cuarenta años- ¡cómo pasa el tiempo, Dios mío! -de la tragedia de Linares, Un toro de Miura se llevaba por delante, de certera cornada, a uno de los toreros más importantes de las varias veces secular historia del arte de torear. España entera hacía un esfuerzo titánico por olvidar los horrores de la guerra. Se vivía una auténtica fiebre de diversión, un duro pugilato con las privaciones de aquellos difíciles años de tesonera reconstrucción, triste racionamiento y duro sacrificio por levantar un nuevo país sobre las ruinas de una dolorosa lucha fratricida. España necesitaba divertirse. Se hacían colas no sólo para adquirir los productos alimenticios, sino para sacar entradas para todos los espactáculos. La reventa hizo su agosto con Locura de amor pero como siempre, le pese a quien le pese- ¿le pesará a alguien? la figura más popular del país, la más discutida, la que despertaba las más encendidas polémicas, era un torero. Ocurrió lo mismo antes de la guerra con Juan Belmonte, primero formando pareja con Joselito y después en solitario. Sucedería después en los cuarenta con un muchacho flaco, modosito y triste, pálido y serio, larguirucho y seco, que se anunciaba Manuel Rodríguez Manolete y volvería a pasar otra vez en los años sesenta, ya en plena época de bienestar y desarrolo, con otro torero de feas hechuras e indiscutible personalidad, al que nadie ganaría en popularidad. La figura de Manolete es una de las más contradictorias de toda la historia del toreo. Pocos habrá en España que hayan estudiado con más detenimiento y entusiasmo su técnica y su personalidad torera que el que firma este artículo. He visto cientos de veces cuantos documentos quedan de la época de sus mejores faenas. Insisto en que el resultado es de lo más contradictorio. Impone el toro chico, y sin embargo, le envía al otro mundo uno de Miura en una plaza de poca categoría; se trata de un torero corto, porque no bulle en la brega; no posee un gran repertorio en quites, no banderillea y no cuenta con un claro sentido del dominio, si tomamos como patrón al dominador- domador, mejor dicho- Domingo Ortega. Sin embargo Manole. te consigue torear a casi todos los toros. Sale a hacer lo suyo aquello que le dio excelencia, y procura- Hagamos justicia a Manolete ba hacerlo siempre, aun a despecho de las condiciones del enemigo. Me fijo en su gran faena de Méjico y advierto su esmero en la armonía. No me cabe duda de que Manolete era sabedor de sus condiciones físicas- alto, cuerpo erguido y quieto, para cultivar un toreo parado. Se niega a descomponer la figura. Felipe Sassone me decía hace muchos años en la torera casa de los Bienvenida, que la norma de Manolete parecía basarse en el principio artístico y poético de tad y peligro enorme, el lugar donde mejor se podía estrechar con los toros. Manolete, por su propia personalidad hizo bien en no torear con el compás abierto, cargando la suerte, porque hubiera roto con su propia singularidad. Su estilo, con el toro boyante, resultaba menos puro que el llamado rondeño; sin embargo su riesgo se encontaba en que solía aplicarlo a todos los toros, al que se frena, al que se ciñe, al que adelanta por uno y otro pitón. Enorme importancia la suya por el sereno valor que supone aguantar la embestida, muchas veces descompuesta y al paso, sin moverse. Hay veces que el toro se para en mitad de la suerte, se detiene; el toro tiene entonces al diestro a su alcance, basta un derrote, como acabo de ver en el formidable vídeo que ha compuesto el gran aficionado bilbaíno Fernando Achucarro, en el que se aprecia cómo Manolete no se inmutaba, ni se enmendaba, ni se movía, que es lo que suelen hacer casi todos los toreros en estas comprometidas circunstancias. Un ligero toque con la muleta embarcaba de nuevo la embestida para prolongarla con un impecable juego de muñeca. Cuarenta años después de la tragedia de Linares, despejado el bosque de árboles... se ve con gran nitidez la enorme categoría artística de Manuel Rodríguez Manolete andaluz triste, melancólico, nada pintoresco, contemplativo, sobrio y parsimonioso, que si bien hizo daño a la fiesta por la secuela de sus defectos, a los que se agarraron sus múltiples imitadores, no cabe. duda de que fue un torero de excepción, uno de esos maestros de la tauromaquia que gozan con el valor de sufrir su miedo sin que nadie lo advierta; torero con empaque y señorío; vertical como un ciprés, cuyo principio fundamental de su arte, su norma, fue el valor máximo y el mínimo esfuerzo. Divino heterodoxo en su concepción del arte de torear. Clásico- su mejor virtud, la que menos se le ha cantado- en la suerte suprema. La que le llevó a la tumba. Cuarenta años, no es una cifra tan redonda como el medio siglo, pero son un buen pretexto para reflexionar lo que fue este auténtico coloso del toreo; y de paso hacer examen de conciencia acerca de la no siempre justa crítica que se le hizo a este torero, y a toda una época de la vida española. Vicente ZABALA con las extremidades largas- y por tanto no confiaba en el donaire de su figura en acción, se encontraba inseguro del compás de sus pasos, por eso prefería el estatismo al dinamismo. Deja el Baudelaire: Yo odio el movimiento que desplaza las líneas. Manolete se esmeraba en no alterar la lentitud serena de su ritmo lo cual le obligaba, para no violentarlo, a buscar con dificul- Rasgos de una vida breve Madrid Servicio de Documentación 1917, 4 de julio: Nace en Córdoba. Manuel Rodríguez Sánchez, hijo del diestro Manuel Rodríguez y de Angustias Sánchez. 1929: Da sus primeros capotazos en la finca El Lobatón de las cercanías de Córdoba. 1935, 2 de mayo: Se presenta en la desaparecida Plaza de Tetuán de las Victorias, en Madrid. 1942: Hace el paseíllo en setenta y dos ocasiones y sufre tres percances graves. Destaca en lá Plaza de Barcelona y en las principales ferias de España. 1943: Torea setenta y una corridas, consiguiendo sus tardes más felices en Madrid. 1944: En una larga y triunfal temporada, se viste de luces noventa y dos veces. 1947, 28 de agosto: Es anunciado en Linares para estoquear toros de Miura, con Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín en el cartel. El quinto toro de la terde, Islero le engancha por el muslo derecho, produciéndole una herida gravísima en el triángulo de escarpa. 29 de agosto: A las cinco dé la madrugada, fallece Manolete, en el Hospital Municipal de Linares. í

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