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ABC MADRID 19-08-1987 página 41
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ABC MADRID 19-08-1987 página 41

  • EdiciónABC, MADRID
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MIÉRCOLES 19- 8- 87, REPORTAJE ABC 41 de los accidentes mortales de tráfico Las probabilidades de provocar un accidente mortal se multiplican por setenta en caso de conductores bebidos Aunque resulte paradójico, la semiembriaguez es bastante más peligrosa que la borrachera cia real. Al mismo tiempo, falsearía igualmente la sensación de velocidad y vería notablemente disminuida la visión crepuscular y nocturna, a causa de la ambliopía tóxica, casi siempre acompañante de los casos de embriaguez. En muchos pa ¡ses, entre ellos España, se ha generalizado la tasa de alcoholemia de 0,8, tasa que tal vez sea demasiado generosa, en tanto que quien la alcance tiene cinco veces más probabilidades de sufrir o provocar un accidente mortal que un conductor sobrio. Para los conductores de vehículos que transportan materias peligrosas, la ingestión de bebidas alcohólicas está absolutamente prohibida desde las seis horas anteriores a la toma del volante. Su tasa de alcoholemia, para ser considerado positivo el re- sultado de los análisis, es de 0,5, tasa vigente en otras naciones y recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Este Índice supone ya el doble de probabilidades de siniestro mortal. Según un estudio llevado a cabo por los doctores Vivielle y Sapin- Yaloustre, en Francia, realizado sobre 3.000 conductores a quienes se les había retirado el permiso de conducción, el 44 por 100 de los mismos eran bebedores ocasionales y el 38 por 100 alcohólicos crónicos. En el hospital de Garches, los doctores Got y Thomas realizaron, a su vez, un conjunto de pruebas ciertamente interesantes sobre los accidentes mortales de circulación, llegando a la conclusión de que el 38 por 100 de los responsables de este tipo de siniestros sobrepasaban la tasa legal de alcoholemia, aumentando este porcentaje hasta el 50 por 100 en accidentes nocturnos. nervioso central comienzan con el primer trago. Tras él, se establece un círculo vicioso: cuanto más bebemos, más se pierden nuestras facultades y nuestro juicio, y menos nos damos cuenta de lo mal que estamos y lo mal que lo hacemos. Lo cierto es que una misma cantidad de alcohol puede dar lugar a alcoholemias muy diferentes en la misma persona, según sea ingerida en una u otra hora, ya que no a todos afecta por igual una idéntica proporción de alcohol. La corpulencia del sujeto, el tamaño de los diferentes tejidos de cada organismo, la sensibilidad individual y las circunstancias del momento influyen poderosamente en estos índices. Desde el punto de vista jurídico, uno de los aspectos más discutidos de la ambigua relación Justicia- Medicina es el relativo a la consideración o no del alcohólico como enfermo. La Medicina admite umversalmente la posibilidad de reha bilitación y corrige mediante medios de manipulación sociológica aquellos factores psicológicos que inciden directamente en las causas que originan la enfermedad. Las más modernas tendencias en Psicología y Psiquiatría, aceptadas por la Justicia, establecen que las medidas médicas y no las punitivas son las que dan mejores resultados. Por ello, es frecuente encontrar en los Tribunales de Tráfico de numerosos países un consejero en alcoholismo, además de un psiquiatra. Lo cierto es que el alcohol y los estupefacientes perturban las facultades de elección, juicio, razonamiento, poder de concentración y atención, a la vez que predisponen a la fatiga y facilitan el salto a la agresividad. El alcohol, incluso en bajas dosis, se halla en la base de un gran número de siniestros de tráfico. Esta afirmación queda corroborada por el hecho de que casi el 50 por 100 de los accidentes mortales que tienen lugar en las carreteras españolas, se deben a que el 5 por 100 de los conductores circulan bajo el efecto de bebidas alcohólicas. Jaime GONZÁLEZ embriaguez. Existe una primera fase ascendente en la concentración a medida que se va absorbiendo el líquido, y posteriormente, una fase ligeramente descendente, a medida que el alcohol se metaboliza. La mayoría de las veces resulta poco menos que imposible fijar la cantidad de alcohol ingerida, debiendo recurrir a las cifras de la alcoholemia. Lo que éstas nos indican es la existencia de una tasa de alcohol en sangre nociva como consecuencia de cantidades ingeridas, que pueden llegar a ser inferiores a las que se consideran normales. La persona que bebe debe esperar de tres a seis horas para volver a coger un volante, debido a que las concentraciones de alcohol en sangre disminuyen muy despacio, del orden del 1,10 en el índice de tasa de alcoholemia. Los reflejos, la atención y la precisión se encuentran perturbados desde los 0,5 gramos por litro. Los países del Este limitan la Tasa de Alcoholemia (T. A. S) a 0,3 gramos por litro. Visión en túnel El alcohol es el más rápido y potente depresor líquido del sistema nervioso. A cien kilómetros por hora, un coche con un conductor sobrio puede frenar en una distancia de 85 metros. Si el conductor tiene una tasa de alcohol en sangre de 0,8 gramos, tardará entonces 96 metros en hacerlo. Por otra parte, la reducción del campo visual se hace patente: la visión bilateral periférica abarca un ángulo de casi 180 grados. La alcoholemia disminuye ese ángulo, hace que se vea menos por los lados, con un efecto parecido al de un abanico que se cierra, hasta llegar a lo que se llama visión en túnel. El falseamiento del sentido de las distancias es otra de Jas consecuencias de tos efectos del alcohol sobre el conductor. Un embriagado no sería capaz de juzgar la distan- tos y grados de alcoholemia Trastornos Coef. multiplicador riesgo Acc. corpor. Acc marta. os a órt de reflejos a apreciación de disvefocidades uforia. Defectos de 1,16 1,35 1,57 2,12 1,20 1,45 1,75 2,56 ¡ensíble. Alargamienempo de reacción, íes motrices pertur 3,33 ciórs general de comnto. Conducción clapeligrosa. A partir de ¡ts se hace peligrosíiducir 4,42 Círculo vicioso El factor humano sobrepasa con mucho al factor máquina como causa de accidentes. Se puede afirmar que el hombre es el principal responsable de nueve de cada diez siniestros que se producen. Los cambios depresivos sobre el sistema 9,55 16,21

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