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ABC MADRID 16-08-1987 página 14
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ABC MADRID 16-08-1987 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 ABC OPINIÓN DOMINGO 16- 8- 87 Panorama EL NIÑO A 5.000.000.000 (y II) S ER ignorante es vicio fieramente humano. Consiste en colocarse orejeras, en resistirse a contemplar con objetividad tas relaciones y supone Una deformación de espíritu, la pérdida de áqueíla especie de don divirio que los viejos griegos llamaban sofrosine. Y la objetividad se pierde siempre a manos de fanatismos ideológicos, religiosos o de índole personal que llevan a ver blanco lo que es negro y lo que es negro, verde. Hizo mal la señora Tocino, de AP, al declarar públicamente a través de TVE que ella no conecta a fondo, la obra del pastor Malthus. La representante de la derecha española pecó de excesiva honestidad y debió haber recitado al menos el título del famoso ensayo malthusiano que es, en sí mismo; revelador: An essay on the principie of population or a view of its past and present and how it affeets on human happiness. El gran error de Malthus fue creer que la felicidad del hombre se encuentra en la obtención de una tasa de natalidad adecuada, lo que en cualquier perso- na medianamente despierta provoca una amplia sonrisa por su ingenuidad. Si Hegel escribió que el h o m b r e es un a n i m a l crónicamente doliente fue por algo que excedía con mucho a los problemas demográficos; si aquel toco buscador y perdedor de E habla de los amigos de siempre como Dios que fue Nietzsché calificó al ser humano si la amistad fuese eterna y no se romcomo animal tensísimo o animal irnpredecible o animal que no ha sido fijado todavía piese nunca. Es una forma de hablar, ya que fue porque daba por descontada su infelici- la amistad se rompe con frecuencia. A veces, nada más que por insignificantes motivos que dad en este mundo. carecen de auténtico fundamento. No hay forEl azar quiso que me familiarizase en mi ma de sustituir la amistad rota por otra, por primera juventud estudiantil con Malthus y su una especie de prótesis. La amistad rigurosaobra. Él pastor inglés, posiblemente por motimente rota no regresa. Es, al respecto, muy vaciones religiosas, fue hombre no conciliado difícil que se repita la parábola del hijo pródicon la vida, y su obra es una más entre la de go. Hay un motivo que, en general, produce los pensadores económico- sociales pesimis- estas rupturas: el dinero. Un comerciante tas que aparecieron en Europa a caballo de amigo mío, a quien pregunté en su tienda por los siglos XVIII y XIX. El Ensayo de Malt- el precio de una corbata, me dijo que por eso hus, y quien lo dude que lo lea (hay versión él ni yo íbamos a reñir. Le respondí en seguicastellana, en Alianza) resulta escasamente da: Es por lo que se riñe en la vida, en el científico y levantó ya entre sus contemporá- mundo entero. En la mayoría de las disidenneos críticas acerbas, entre las que se en- cias siempre hay un fondo o fondilto económicuentran las no despreciables de Say y de co; incluso de las familias. Y ello es triste porBastrat, y muy especialmente, la de Henry que denota la existencia de un viento miseraCarey, quien en sus Principies of social ble que penetra por todas las rendijas y llega science señala el papel determinante que hasta la profundidad de muchos corazones. juegan la cultura (la verdadera cultura, no la Se comprende bien el hecho de quien huye movida que hoy pasa por tal) y el reparto justo de las riquezas naturales del mundo como factores redentores de la miseria. Si Malthus levantase la cabeza, a buen seguro, quedaría escandalizado aJ comprobar cómo su doctrina demográfica es hoy torpe- mente manipulada por todos aquellos que no pierden oportunidad de atacar lo ue ha sido, desde el principio de los tiempos, columna vertebral de la humanidad: la institución familiar. No tengo, pues, más opción que la de dar mi cordial bienvenida al habitante número cinco mil millones de nuestra tierra, ya mártir del egoísmo y de la ignorancia de tantos de sus contemporáneos, y. de romper una lanza en favor del buen nombre de aquel digno pensador que fue Thomas R. Malthus. Mirador EL SUEÑO DE LA AMISTAD del mundo y se entrega a las soledades con objeto de eliminar el grave riesgo del odio, del desprecio, de la enemistad, de la repugnancia, de la venganza, de la ambición que, en definitiva, es por lo que se llega incluso a la bajeza del delito. Yo no sé si tenía razón o no Kierkegaard cuando afirmaba que el hombre quiere que le engañen Pero lo que sí es verdad es que, a veces, cerrar los ojos con caridad e inteligentemente constituye un acierto; si bien esta posible situación está sujeta a infinidad de circunstancias y reflejos. Tampoco sé si es o no ejemplar. Un delirante personaje creado por la mente enfebrecida de Patrick Süskind, a quien sólo le gustaba el resplandor de la luna, pretendía un mundo como de plomo fundido en el que sólo se moviese el viento, en el que sólo viviesen las fragancias de la tierra desnuda, porque era el mundo que se parecía al de su alma. Realmente son pocos los mundos que podemos elegir, aunque sí acercarnos a aquellos ensimismamientos que pueden traer emoción a la contemplación. De alguna manera ello ha de ser posible en esta obra de arte de Dios, que es la vida; bien en acto de aproximación o bien en tiempo de retiro iluminado o seco. Los amigos de siempre, los pobres, sabios o insensatos, a veces no nos sirven de nada, precisamente cuando pretendemos elevar la vista hacia el firmamento de la recordación, de la suave nostalgia, de la refinada prosa dé amor, o hacia el horizonte de otros y nuevos otoños. Y no nos sirven de nada porque tampoco nosotros los servirnos a ellos. Se ha presentado el fantasma de la individualidad, en no pocas ocasiones transformado en indiferencia. Pero la amistad ahí está, en la estatua, en el lienzo o en el bronce, en el parque o en los cementerios; es decir, en el sueño de la amistad. José Luis MARTIN ABRIL S En MADRID, durante el mes de agosto, se juega al Jorge FERRER- VIDAL

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