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ABC MADRID 04-08-1987 página 11
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ABC MADRID 04-08-1987 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 4- 8- 87- OPINION -ABC, pág. i REALISMO EN GINEBRA RUEBA en más de un sentido el final de la VII reunión de la CNUCYD o UNCTAD, celebrada en Ginebra, que no se debe considerar a este tipo de asambleas como cosa inútil. Poco a poco las espadas que parecían estar en alto han vuelto a las vainas, y el diálogo ha concluido por reanudarse. Los inicios no fueron especialmente buenos. Incluso pareció que había llegado el instante de liquidar cualquier posibilidad de acuerdo económico internacional. Los países en vías de desarrollo, que constituyen el conocido grupo de los 77 podían retirarse al Aventino de la radicalísima Carta de La Habana. Cuando un poco hábil jefe de la delegación de los Estados Unidos, con un pésimo sentido del humor, se dedicó a aconsejar a los delegados el paseo por las orillas del lago, porque era inútil su presencia en el salón de conferencias, se creyó que todo podía estar perdido. No mejoró las cosas la actuación de la Unión Soviética. Tras desembarcar una lucidísima representación con ministros y gran parafernalia, dio un golpe de efecto. Los países en vías de desarrollo tienen como la Biblia y los profetas el aserto llamado de Singer- Prebisch, que señala que los precios de las materias primas y los alimentos se intercambian por cada vez menos bienes industriales a lo largo del tiempo. Para impedir proceso tan negativo para los países pobres es preciso llegar a acuerdos de sostenimiento de las cotizaciones de sus mercancías de exportación. La Unión Soviética, enfáticamente, se lanzó decididamente por ese terreno y logró una popularidad extraordinaria. Los más sensatos entre los países del Tercer Mundo percibieron sin embargo que no era posible así conseguir gran cosa. Una pelea con Occidente molestaría a éste, pero al cabo, como se probó en el caso del petróleo, el contrachoque podría ser terrible. ¿Sería posible evitar ambos perjuicios? Esa fue la oscura labor de Cheysson y Bernard Chidzero, de Zimbabue, presidente de la Conferencia. Gracias a sus esfuerzos, cuando salen de Ginebra los delegados, no lleva ninguno lo que hubiese deseado llevar en su cartera, pero observan todos que su país EXTORSIÓN SINDICAL UESTROS lectores han sido informados, en las páginas de ABC, Diario de Economía de cómo los trabajadores de Ensidesa, conforme al plan laboral de esta empresa pública, controlarán las contrataciones de Obras y Servicios que se realicen en las diversas factorías. La modalidad de esta supervisión se incluye en un anexo al plan laboral de Ensidesa donde, y esto es más alarmante aún, los requisitos de garantía de servicio, estabilidad en el empleo de personal subcontratado y preferencia hacia las empresas filiales o participadas priman, según se informa, sobre los criterios puramente económicos. El hecho de que lo último que se venga a considerar P -rico o pobre- -estará algo mejor que si la Conferencia no se hubiese celebrado. Heterogéneo es, respecto a esto, el desarrollo de la política española de ayuda a los países en vías de desarrollo. Nada sabemos de una clara política del Palacio de Santa Cruz respecto a esta Conferencia. Simultáneamente, las cifras que ofrece hoy ABC señalan que, por supuesto, se ayuda poco, pero además se ayuda sin ningún hilo conductor claro. Esta falta de política exterior significa que, como en Ginebra, abunden las ocasiones perdidas para nuestra diplomacia y, en suma, para los intereses españoles, que van más allá de simples negocios que, por otro lado, incluso son malos. N AUTOPISTAS AS autopistas no son un lujo sino una necesidad en toda sociedad desarrollada, con un gran parque de automóviles: en el caso de España, más de nueve millones de vehículos. Los últimos estudios revelan que la mayoría de los accidentes se producen en adelantamientos y por distracción de los conductores. Pero estos dos riesgos desaparecen o disminuyen decisivamente en las autopistas y aún en las autovías, donde es imposible todo adelantamiento con tráfico de frente, y donde un desvío leve del propio carril, por distracción, no resulta necesariamente catastrófico. Creemos que hay que insistir: la contemplación del mapa de Europa occii dental nos revela la anomalía española, segundo país en ex tensión territorial, carente (salvo 1.900 modestísimos kilómetros) de autopistas. Los setenta muertos de este fin de semana dan la enésima voz de alarma. La experiencia europea demuestra que el número de accidentes se reduce en dos tercios- es decir, de 100 a 3 3- cuando los usuarios circulan por autopistas. Proseguir la red nacional de peaje es hoy una emergencia nacional. El nuevo plan de carreteras del Ministerio de Obras Públicas, trazado con excepcional profesionalidad por el director general Enrique Balaguer, es insuficiente. El problema de fondo está en la estructura del Presupuesto Nacional y la incapacidad política para transformarlo. L sea lo que se llaman criterios puramente económicos supone para toda consideración sensata menos un dislate empresarial, cuyas consecuencias pronto se habrán de cuantificar, que un despropósito político. Cuando la subsistencia de una empresa no depende de su productividad ni de su rentabilidad, sino de recursos exteriores a ella, aportados desde los Presupuestos Generales del Estado, por la condición pública que la define, la actitud de sus trabajadores y de sus gerentes debiera ser más rigurosa y más estricta todavía que aquella que cabe exigir normalmente en toda empresa privada. En fecha reciente, como nuestros lectores recordarán, se produjo en Francia un profundo y acalorado de- bate nacional entre los medios políticos y periodísticos representativos del sentir general de los franceses y los sindicatos a propósito de la huelga de los transportes. Las empresas a las que afectaba el conflicto eran en su práctica totalidad empresas públicas, y sus números rojos, agravados de ser admitidas las pretensiones de los huelguistas, se habrían de subsanar con el recurso a los Presupuestos Generales del Estado. La réplica popular fue unánime y clamorosa. Desde ahí se comenzó en cierto modo a establecer el principio de que los sindicatos no pueden llevar su presión y sus demandas de mejoras económicas más allá de los límites de rentabilidad que correspondan a las empresas públicas. La razón de esto es perfectamente clara. Si los sindicatos imponen unas condicios económicas insoportables, ocurrirán dos cosas: tales empresas entrarán en crisis y reducirán sus plantillas, con lo que padecerá el empleo, o tales empresas, simplemente, desaparecerán, con lo que se perderán más empleos aún. En el caso de las empresas públicas, ese riesgo no existe, en la medida en que se practica la transfusión a ellas de recursos financieros desde las arcas del Estado. Esa presión sindical sobre los impuestos de los contribuyentes es algo peligrosamente próximo a lo que todos entendemos por extors i ó n Es u n a p r e s i ó n ilegítima contra el interés común de la sociedad. ABC Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director LUIS MARÍA ANSON Director de ABC de Sevilla Francisco Giménez- Alemán Subdirector: Antonio Burgos Subdirectores Darío Valcárcel, Joaquín Vila. José Javaloyes, Manuel Adrio, Joaquín Amado Jefes de Redacción: J A Gunain (Continuidaa) J. 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