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ABC MADRID 02-08-1987 página 118
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ABC MADRID 02-08-1987 página 118

  • EdiciónABC, MADRID
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Marilyn. veinticinco años de su muerte P O C A S npurii conu M j i n l v n se pie ciuan con Unías d i ncult, nks paTii utkj a p m Í m a d ó n o h i t l i v a en n hoia presente. No se diga ctMia; p c oiiginalcs. Espcciaímcnrc p a r j m í i ut dedique müch; i pjípinas Ü cns; il2ii rla c uando lodavia nu L t a k i de imxla h; icerlo, e mtliiwi b h k v L cntH de loda una crónica encraDonal en mi nnveLí l i l u k i da. precisjimcnle, VA úia qiw murió Marílyn (iy 7 íl) Cuaniki empecé esla mivirla en! Miinlvn era un rccuerdii: cuandn U publiq u é en l 7 t L ya se hüMaha y abusaba de elJa c o m a M m b u l o La bcanficaciiin esfal i en el ambienltr. Y hoy en día Marilyn en. como Chaplin y GarÍK la ñguro que m i s rim de lima habrj liecho cuireT, tndusii por paríe de escrirore? i i quienes no se suponía esla debilidad. Poeras, noveíisías. en ayi 1 as. lodos la han roniüdo como eje de algún Jámenlo lilerario, E incluso la critica, que la había maUraladit. ha llegado a reconsiderarla como eücelenle actriz de comedid. Ya en vida. M a r i l p fue un i téniLco fetiche para b prensa de (oóos ios e iilos. Era HÚIJCÍJI permanente, y todavía regaló a los periodistas del futuro aquel suieidio Jli ló ico: su per nalídad ha continuado iniercsando al cabo de los años, y a menudo bajo los aspectos de una CKplúladún descarada y a todas luces indecorosa L a s e s p e c u l a c i o n e s s o b r e su m u e r t e han llegado a rozar el puro disparate. Diarios íntimos, rcladoacs con el d a n Kennedy, supuestos asesinatos, hijos sccretos. todo un caudal de clemcnlos foiletinescos empieza a sonar cada ano. no bien se acerca el aniversario de la niuertc de Marilyn Pero al margen de esta conticUlla, una cosa es derta: fue una muerte muy sentida uc marcó el p r i n d p m y fin de una ¿poca. E l público se identificó con ella, y la l u b i a eiplosiva- o la nibia tontai -que de los dos modos se la llamó- -quedaría como algo entrañable, propiedad de Ja memoHa colectiva. Por odas esas drcunstandas, me es difícil no rcprodudr lo que escribí, en 1 %5. en la diada novela. Y a la dedicatoria dejaba bien clara m i oluntad de convertir a la actriz no lanío en mito d nematográfico como en símbolo de ¡n rwnJiidrtn de mi g r u r r a d ó n así como del paso implacable del tiempo y del salto, no menos implacable, de la adoleseenda a la edad adulta. La dtada dedicato ia decía: xA lodos los que teníamos veinte años el día que murió AQUEL D Í A EN QUE MURIÓ MARILYN Por Terence MOIX rilyn había salido de un mundo destruido por la guerra y se catapultó hacia la f lnna a fuerza de lodos los afanes de un siglo de fracasado! U i imagen fue el trono donde reinó a la manera de las reinas sin patna, de lodos los reyes sin palna que había conoddo el si lo. Muerta como los dioses antiguos, que siempre se encuentran solos en el pináculo de la a d o r a c i ó n que d e s p i e r t a n jcfuella M a r i l y n que luchó por convertir en estreUa cuando nosotros ¿ramos niños, nos abandonó cuando nuestra adolescencia acababa de m o r i r A l final de a (uella carrera, de aquella ahcnac i ó n empezábamos nosotros como hombres del futuro, Y Marilyn salió de mi vida igual que Carhtus, igual que mi tía Matilda dos años después. igual que el mundo Cuando todo se ha dicbo sobre su infanda desgraciada, sus amores desafortunados, su soledad en medio del íriunfo, su inseguridad ante las cámaras, su constante miedo a envejecer y tantos elementos que configuran el lado trágico de su personalidad, hay dos verdades que continúan siendo de rcícTcnaa imprescmdible: fue la ú l t i m a gran estrella del d n e americano, en el sentido que el c o n c e p t o solía t e n e r e n la Cdad Dorada; y su muerte cerró el c i d o del sistema de estudios (n o la p r o v o c ó por supuesto, pero es gnificativo aue sucediese al mismo tiempo) V así. cuaodo se piensa en la Fox y cuando se hace referenda a los aííos cincuenla, es imposible no hablar de Marüyn, Fue su representadón máxima y la de mejor calidad. Como una bombonera predosa, forrada con aquel saicn rojo de su vestido en el numero D i a monds are a girl besi friendo de Los caballeros las prrlieren m bias. Pero lo bombones tienen sabor a muerte. V hoy en día H a r i l y n e s c o m o Chaplin y Garbo, la f i g u r a q u e más n o s de tinta habrá h e c h o correr, i n c l u s o por parte d e e s c r i t o r e s a q u i e n e s no se suponía esta deoiJidad r Más adelante, uno de los dos ta onistas del libro incorporadecididanaente la muerte de Marilyn a su propio itinerario vital: Buscamos un cuaderno del Insliluto donde yo solía pegar las fotos de mis artistas preferidos, y fuimos siguiendo la carrera de M a r i l y n y la quisimos más que nunca. Gradas a aquel cadáver blanco del otro lado del Atlántico, volvía hasta nosotros una espede de perfume de adolcscj da perdida. Niágara Cómo casarse coa QD milloairla lüo sin relorao. Bus S t o p Nombres q u e te i a n rcsonandas de grandes descubnmicníos, impetuoso desperí a r d e l c u e r p o L a sensación dnrmBtOftráfiea d d ño: Marilyn McHutH y Ni ¿l ara CínemasciH pe. el nuevo milagro que as- teú preseticiari aa gafás- La muerte, el siglo que ya no era joven, nosotros que wríamos vieiüs. Marilyn y el día en que murió. Había sido muy nuestra, había sido el gran símbolo de tantos pccadotes que nos esperaban a la puerta de la madurez, Marilyn era prohibíd o n y lo prohibido era un País de Maravillas donde habitaban lodos los sueños no realizados. Tbe Day Man lya D k d Habíamos odiado la adolescenda a causa de M a r i l y n habíamos deseado ser tan viejos como para poder pecar Clin su soLa visión. L u caballerDS iaa prefieren r n b u s Toda una gene r a d ó n se hada adulta con la muerte de Marilyn. Le bastó en reabrir la boca para que loda una geneíadón descubriera el deseo; a la hora de su muerte, eso pareda una espede de sacrilegio: j de elon reproducido tantos m i El o nteníadconcicndae sendquet omioan- -l l es e hombr e de m a n d O n e r a u n a p a r t e de su muerte. Todo ese Sistema de deseo, lanzado desde la platea de muchos cines de barrio, formaba parte de nue Cra historia, y a partir de eniooces cada recuerdo de Marilyn se ojnvertirta en un revétadón de nuestro tiempo, de la imnra 1i dnd de inda una o n que empezaba a enseñarme las cartas de su juego podrido. ¡La sonrisa tentadora de Martiyn contuvo tantas cosas! Encenaba Corea, contendría Vietnam y muchos nombres q tc aun tenían que venir. Como mi dase sodal. Ma- Marílyn 14 Y a n embargo, esta figura patdtiea que fue Marilyn continúa despertando desde cada o n de sus peh culas. una irresisdble mezcla de hilaridad, ternura, deseo y fascinadóo Cuando en N ü g w a aparece con su provocativo vestido rojo- -un vestido en verdad histórico- los ojos del espectador moderno continúan cautivados, y el secreto de la fotogenia vuelve a plantearse con toda su fuerza. ílJedaró Laurence Olívier: A l diiifjir a Marilyn me di cuenta de que existe una reladOn misteriosa entre dertos seres y La cámara. Algo que es imperceptible en su trato c o t i d i a n o pero que se c o n v i e r t e c u a u t é n t i c a

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