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ABC MADRID 02-08-1987 página 67
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  • EdiciónABC, MADRID
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DOMINGO 2- 8- 87- LA FIESTA NACIONAL Octava corrida de la feria de Valencia -ABC, póg. 67 Juan Carlos Vera debe tener sitio en las ferias Esta vez las defensas de los toros estaban intactas Valencia. Vicente Zabala, enviado especial El mundo del espectáculo tiene dos facetas: la que contemplamos desde la butaca y la dé los entre bastidores, donde se mueve todo un mundo de pasiones, de alegrías y de sacrificios. Siempre aconsejé al aficionado que me consultó- no hay cosa más necia que pretender dar consejos a quien no los pide- que lo mejor que se puede hacer para mantener una postura cómoda en un tendido es la de no tratar para nada a ios protagonistas. Nos puede gustar más un torero que otro, Incluso sentir una preferencia- estética, puramente admirativa por un profesional, pero como ande la amistad de por medio se pone en serlo peligro I sereno juicio, y si eso limita al aficionado, imagínense, ustedes lo que supone para un crítico. Lo que he pasado yo ante los folios- cuando toreaba Anionio Bienvenida es para mí sotó. Y ño pocas; veces acabamos el maestro y yo discutiendo al día si guíente como consecuencia de. alguna críti- ca. Ei toro se me acostaba por el dére- J u a n Garios Vera cho, y tú no lo viste... cómo me iba a quedar yo quieto por ese lado... El torero en el ruedo; el empresario en su burladero; el aficionado en el tendido; el crítico en la Redacción frente a la máquina de escribir. Cada cual en su sitio. B grave problema que ha tenido la fiesta en los últimos tiempos es que han andado todos revueltos. Fuera de lugar. El aficionado se ha ido al hotel de los toreros. El empresario se ha excedido en sus funciones. El torero, a lo peor, ha tomado la pluma para escribir de sus propios compañeros; y ha habido críticos que han alternado con los toreros. De todas formas, es bueno conocer el mundo del espectáculo por dentro, aunque sólo sea de pasada. Esta mañana me he encontrado en un hotel de la playa de El Saler con Alfredo di Stéfano. Entraba en el recinto de la piscina sudando como un pollo. Detrás de él, sus cachorros los jugadores del Valencia. Venía del campo de golf de entrenar bajo un sol africano. Se lo hice ver a la Saeta Rubia ¿Qué creéis vos- me dijo- que esto es una macana? Estamos entrenando muy duro. Los chicos son muy jóvenes, y encima Jesús Gil se quiere llevar a Quique, No saben lo que se pasa con esto. Tras el chapuzón hemos dialogado largo y tendido con el jugador más grande de todos los tiempos, que, además, es un gran aficionado a los toros. Comprueba uno lo que ya de lo vivo a lo pintado. También en el fútbol la gente cree que los futbolistas son unos vividores que ganan mucho y sudan poco. De verdad que par recia que vanían hoy de segar. Y así llevan no sé cuánntos días. Di Stéfano, buen amigo, me ha explicado hasta la táctica que tiene pensada para jugar contra el Logrones. ¿Cómo entendéis vos que yo pueda atacar con tres puntas, tengo que dejar un hombre arriba y cinco en el medio del campo... A unos kilómetros el gerente de la plaza de Valencia se había quedado sin alineación que si los abductores de Julio Robles, al que hubo que sustituir por Juan Carlos Vera; que si Ortega Cano se había caído del cartel al cambiar los toros; que si nadie quería torear ío de Antonio Pérez. El espectáculo, cualquier espectáculo visto por dentro es para que se le abran a uño las carnes. Las chicas de Colsada sin maquillaje son otra cosa... Los directores de los periódicos, correctps- y afables- en conferencias y banquetes, chillan como condenados en sus despachos. Y hay que ver al más templado psiquiatra en las asambleas del Colegio de Médicos cuando el ministro García Vargas amenaza con convertirle en soldado de tropa. Que le pregunten al pacífico doctor Matos, presidente del Colegio, qué a poco sale sin puntilla de un infartocomo consecuencia de las volteretas y los sustos que le han dado Lluch y García Vargas. Las cosas de la vida hay que verlas por fuera. No asomar nunca la nariz hasta la cocina, porque entonces empieza- tino a comprobar que poner en escena no ya un partido de fútbol o una corrida de toros, sino la propia existencia cotidiana es obra de romanos. -Ficha de la corrida- -Plaza de toros de Valencia: Octava corrida de la feria de San Jaime. Tres toros de El Torreón que se dejaron torear, y tres de Antonio Pérez, con serias dificultades, manseando y con la arrancada muy corta. Paquito Esplá, de tabaco y oro. Media esto- cada (ovación) En el cuarto, media y dos descabellos (ovación) Emilio Oliva, de caña y oro. Dos pinchazos y media estocada (silencio) En el quinto, estocada (ovación, oreja y vuelta al ruedo) Juan Carlos Vera, de blanco y oro. Estocada (ovación, oreja y vuelta al ruedo) En el sexto, siete, pinchazos (palmas de despedida) Paquito Esplá ha sustituido a Ortega Cano, que se cayó del cartel por el cambio de los toros. El de Alicante banderilleó bien al que abrió plaza. La faena de muleta careció de sosiego. El toro tenía la embestida alta; el torero, domo siempre, los pies ligeros. Mató de media estocada. Escuchó una ovación. En el cuarto, de la ganadería de El Torreón, que fue manso, estuvo muy bien con las banderillas. El toro mejoró en la muleta, que manejó Esplá en la primera parte con más reposo que de costumbre, para acabar luego agarrado a los costillares y con tos excesos de movilidad de siempre. Lomató de media estocada y dos descabellos. Escuchó muctios aplausos desde el tercio! Emilio Oliva se encontró con un primer toro que no tenía un solo pase. Manso, sin arrancada. El de Chiclana trasteó con poca con fianza y lo mató mal, de dos pinchazos y dos medias estocadas. El quinto, de El Torreón, fue muy noble, aunque apagado. Llegó al último tercio con recta embestida, pero faltándole una chispa de temperamento. Oliva lo trasteó más derecho que en otras ocasiones. La faena resultó valiente, a ratos vistosa y en otros demasiado espectacular, preñada al final de rodillazos y adornos de cara a la galería. Mató de una estocada y se llevó una oreja, pedida por unanimidad. Juan Carlos Vera lanceó de capa con apreturas al tercero. El muchacho sustituía muy merecidamente a Robles, pues había estado muy bien el otro día. El joven torero valenciano hizo una bonita faena al desigual toro de El Torreón, que junto a embestidas muy buenas, a continuación desarrollaba sentido en forma de peligrosas coladas, que se transformaron en espectaculares volteretas, de las cuales se levantó el chaval sin mirarse ni siquiera la ropa. Toreó al natural extraordinariamente bien en tres series de mano muy baja, llevándose el toro detrás de la cadera, que es como se torea al natural. Ya está bien de líneas paralelas. Ejecuta las suertes con gusto, cadencioso, sin forzar la figura. En mi opinión ha sido la faena más importante de toda la feria. Ésta vez mató de una superior estocada y cortó una merecidísima oreja. El sexto, de Antonio Pérez, no se dejó torear. El animal tenía media arrancada desde que salió. Nada pudo hacer Vera con él. Lo mató mal; pero fue despedido con palmas en recuerdo de su hermosa faena al tercero. Juan Carlos debe torear más. Atraviesa un buen momento, es joven y puede hacer un formidable papel en las ferias. Eso está claro. Alarmante estado del matador de toros Pepe Cáceres Bogotá (Colombia) Dpa El matador de toros Pepe Cáceres, considerado unánimemente como el mejor matador colombiano de todos los tiempos, agoniza en una clínica de Bogotá, víctima de la cornada que le propinara un toro hace una semana durante una corrida en la ciudad de Sogamoso. Cáceres, de cincuenta y dos años, presenta insuficiencia pulmonar progresiva, extremadamente grave y una falla multisistemática de carácter irreversible de acuerdo con un lacónico comunicado de los médicos de la clínica Santa Fe, en el que se deja entrever que el torero puede fallecer de un momento a otro. El diestro, cuyo verdadero nombre es José Eslava Cáceres, se inició hace treinta y un años como profesional y siempre se negó a abandonar los ruedos. El pasado domingo, durante la corrida en Sogamoso, un toro- poco después de la estocada- aprisionó a Cáceres contra las barandas y lo corneó, causándole serias heridas en un pulmón y en las costillas.

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