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ABC MADRID 12-07-1987 página 91
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ABC MADRID 12-07-1987 página 91

  • EdiciónABC, MADRID
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DOMINGO 12- 7- 87 ESPECTÁCULOS ABC 91 Tres niveles de salsa para los veranos Madrid. J. M. Costa En la antigua funeraria y con la salsa de Puerto Rico, comenzaron en Madrid, tras la zarzuela en la Corrala, Los veranos de la Villa Un comienzo no muy alegre para el equipo que ha venido montando las fiestas municipales en los últimos años y se ve descabalgado ahora de semejante cometido. Es curioso, porque de todos los organismos encargados de montar jolgorios, este del Ayuntamiento era el más efectivo y ético de cuantos andan por ahí. En sus programaciones ha habido una sensibiliad muy especial, por la que lo mismo podía escucharse a Antonio Molina que a James Brown o Serrat en unas fiestas patronales. Y, conociendo el percal, puede afirmarse también que eran de los más baratos, por cuanto se dejaban timar sólo moderadamente por unos apoderados que conciben- visto los hechos- a las instituciones como el cuerno de la abundancia. Con sus evidentes fallos han trabajado bien y eso, tal y como está el patio de lo público, es muchísimo. Recuerda una época de TVE, cuando todo programa de cierto éxito o calidad desaparecía rápidamente de pantalla. Debe ser algo propio de la burocracia española. Tal vez. Pero vayamos con la salsa. Tras una imperdonable hora de espera salieron al escenario exterior la masa del Combo Belga y sus Furiosos Rumberos, el equipo local. Allí se lanzaron por mambos, rumbas, merengues y cha- cha- chas alternando momentos. Momentos donde parecía que iban a despegar del suelo y momentos de cacofonía plúmbea. Momentos auténticos y momentos paródicos, cómplices y distantes... El Combo Belga es un grupo simpático y también honesto, sus instrumentistas son competentes y las canciones están bien. Pero de cuando en cuando parecen sustituir el swing el filín, por la pasada de revoluciones, como si la cadencia tuviera algo que ver con la velocidad. Eso y que al no considerarse propiamente una orquesta de baile ibérica, su reportorio no puede variar hacia el rock el vals o la coplilla como hacía, por ejemplo, la Orquesta Platería. Pero siempre resultan adecuados para crear ambiente, en este caso reforzado por un par de murciélagos revoloteando a la luz de una luna casi llena. Luis Perico Ortiz y su banda mostraban la otra cara de la moneda. Esto es como el baloncesto americano: ellos son más altos, más fuertes, más rápidos y, sobre todo, tienen fundamentos. Allí mismo teníamos la diferencia entre el Combo Belga, el de Luis Perico Ortiz y una joven americana que se empeñaba en bailar una rumba como si fuera un rock- and- roll Tres niveles para la inteligencia de una música. Nosotros estamos en medio, pero, salvo honrosas excepciones, el mismo público no acaba de entender la cosa caribeña, llámese ésta reggae o calypso. Sencillamente, es muy complicado seguir con el cuerpo el vaivén de una música muy estructurada, pero también improvisada. A ver si nos encontramos en familia ¡chévere! decía Ortiz agarrando su trompeta para dar un par de clarinazos taurinos y dejar que el vooalista hablara del Ayuntamiento, de Barcelona, del baile y, siempre, de las mujeres. Estuvo muy bien. Nieva da un pálido Tirant lo Blanc en el Festival de Mérida Título: Las aventuras de Tirante el Blanco Novela caballeresca de Johanot Martorell. Versión escénica y dirección: Francisco Nieva. Música: Manuel Balboa. Vestuario: Juan Antonio Cidrón. Reparto: María Asquerino, Juan Meseguer, Pedro del Río, Miguel Palenzuela, María Luisa San José, Charo Soriano, Francisco Maestre, etcétera. XXXII Festival del Teatro Romano de Mérida. Director: José Monleon. En la segunda mitad del siglo XV, Johanot Martorell, caballero valenciano aficionado a desafíos y duelos, que llegó a nombrar al mismísimo rey Enrique Vil, de Inglaterra, arbitro de un combate en el que trataba de vengar el honor de su hermana maltratado por otro caballero, escribe el libro de aventuras caballerescas de Tirant lo Blanc, que Cervantes elogiaría como el mejor libro del mundo. No en todo era original el caballero Martorell. No pocas de sus Francisco Nieva aventuras le vienen del poeta a n g l o normando Gui de Warewic (1234- 42) cuyo héroe es en muchas cosas el modelo de Tirant. Pero eso no importa. El valenciano es más vital, más rico que el caballero de Oxford. Su gran novela es un libro en clave. Por él desfilan muchos personajes ciertos de la época. En el libro se refleja aquel tiempo en que se enfrentan turcos y cristianos. Los ambientes de Inglaterra, de Borgoña, de la corte de Alfonso el Magnánimo, brillan en sus páginas. Los orígenes de la famosa orden británica de la Jarretiera, el asedio de Rodas, el libertinaje decadente y filosófico de Constantinopla, también. De todo eso Francisco Nieva no ha dejado ni el más leve aroma. Su composición es una alegre y voluntaria chocarrería que el montaje, por el brillante escritor dirigido, ha convertido en una espectacular sesión de fuegos artificiales escénicos mucho más adecuados para espectadores infantiles que adultos. Tomando de aquí y de allá a su gusto, suprimiendo secuencias enteras de la novela original, añadiendo otras sacadas de un conocimiento extenso del ámbito literario e his- tórico, Nieva produce un primer acto gracioso, animado y superficial y desemboca en una segunda parte, que tras la entrada con el divertido juego de marionetas se desliza hacia el cansancio, la desorientación y un inevitable aburrimiento. Las necesidades del príncipe Felipe de Francia, que Martorell pinta con agudos matices, se puerilizan. La travesura bocacciana de las aventuras originales, se disuelve. Los embustes de la Viuda Reposada, convertida en auténtica protagonista del relato escénico, se chamberilizan. La desenvoltura de Plaerdamavida, se queda en fraseo. La prosa coloquial del valenciano, bien valía esta prosa barroca de Nieva, que tan frecuentemente trae a la memoria los suntuosos juegos verbales, la adjetivación creadora de Valle- Inclán, sin alcanzarla. De todas formas, la gracia verbal de Nieva es siempre deleitosa, aunque a grandes ratos funcione en el vacío. A lo largo de escenas mal hilvanadas se ha esfumado la lección caballeresca. Esto queda muy por debajo de Martorell, lejos de la precisión semántica de Warewic, desvahído en comparación del rigor descriptivo del francés Antoine de la Salle en su admirable Histoire et plaisante cronique du Petit Jean de Saintré et de la jeune dama des Belles Cousines escrita en 1456. Salvemos el espectáculo pese a su arritmia, a una cierta desidia del autor que liquida escenas de gracioso bla bla bla sin dejarlas ni sustancia ni causalidad, en gracia al relieve plástico de figurines como los muy afortunados de la corte de Constantinopla, personajes mostrados para nada, para nada utilizados, a excepción del caballero Kirieleisón y la princesa Carmesina. En conjunto, la iluminación carece de efectos requeridos por las palabras, la composición coral es débil, la vocalización y sonorización insuficientes. El espectáculo parece como necesitado de maduración, de perfección. Los actores hacen grandes esfuerzos vocales que acentúan la carencia de una necesaria cuadratura fónica. Brillante esfuerzo el de María Asquerino, carnal, con mucha presencia y un gracioso tono, más que popular populista, en la Viuda Reposada. Activo, sólido de expresión corporal el Tirant Blanc de Meseguer. Excelente Palenzuela, tanto en el Gran Podrido, al que da énfasis pintoresco, como El Ermitaño de acentuación a lo Bautista. Charo Soriano está segura, como Carmen Ventura. Luisa San José sirve a su composición enfatizada. Pedro del Río solemniza bien sus dos personajes. Mestre hace un buen Doñee I Ion y Pilar Ruiz brilla muy graciosa en el Morito Algeciras. Todo sin grandes calidades. Este Tirante el Blanco es un pálido reflejo de un grande y bello asunto. Parece como necesitado de madurez y exigencia a tono con el propósito y el Festival. Lorenzo LÓPEZ SANCHO Cocktail Teatro Pirata presenta Historias para lelas en Cabueñes Madrid El próximo miércoles, y dentro de la Muestra de Nuevo Teatro Joven Español, que se celebrará dentro de los Encuentros de la Juveritud- Cabueñes 87, el grupo Cocktail Teatro Pirata presentará la obra de Ignacio del Moral y Margarita Sánchez, Historias para lelas bajo la dirección de Ángel Marco. El estreno se realizará en el teatro Jovellanos, de Gijón. En Historias para lelas veinticinco personajes femeninos narran, en veinticuatro cuadros, situaciones a las que se ven sometidas algunas mujeres, víctimas directas de la constante avalancha de mensajes publicitarios que las conducen a la fatídica pregunta ¿por qué no seré yo como la del anuncio?

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