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ABC MADRID 23-06-1987 página 97
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ABC MADRID 23-06-1987 página 97

  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 23- 6- 87- ESPECTACULOS -ABC, pág. 97 Murió Fred Astaire, el hombre que hizo de la danza en el cine un oficio aristocrático Ni canta ni actúa; esdelgado, calvo, pero baila unpoco decían cuando empezaba La muerte de Fred Astaire, a los ochenta y siete años de edad, de neumonía, en el hospital Century City, de Los Angeles, ha dejado a Hollywood de luto y a los Estados Unidos huérfanos de una de sus principales figuras artísticas. Fred Astaire era algo más que un buen bailarín y que un excelente actor. Era el padre del bailé Fred Astaire, cuyo verdadero nombre era Frederic Austerlitz, fue la elegancia personificada en el baile. Sin embargo, y a pesar de lo que sus películas demostrarían más tarde, su comienzo no pudo tener peores augurios. Así rezaba un escueto informe sobre unas pruebas que realizó para una productora cinematográfica: No puede actuar. No puede cantar. Es delgado y calvo. Puede bailar un poquito. Ese poquito le bastó, no obstante, para hacer una de las carreras más brillantes en la época más dorada de Hollywood, donde fue una de las personas más queridas, respetadas y admiradas por el público. No sólo el mundo del cine le rindió admiración. George Balanchine, el mayor coreógrafo de este siglo, se refería a Fred Astaire calificándole como el más grande bailarín del mundo y el soviético Baryshnikov ponía después de su nombre el adjetivo perfecto Fred Astaire convirtió en clásicas todas las escenas en que intervino. El inevitable frac y el Nueva York. José María Carrascal en el celuloide, el hombre que dio prestigio, clase, elegancia al baile normal, convirtiéndolo en danza, aristocratizándolo. Con Ginger Rogers como pareja popularizó uno detrás de otro todos los bailes- desde la rumba al fox, pasando por el tango- que surgieron en la década de los cuarenta y parte de los cincuenta. sombrero de copa se convirtieron en su sello más personal: la marca, de fábrica, como aquellas escenas de Fred Astaire y Ginger Rogers moviéndose en rítmicas piruetas por el escenario. Cuando la pareja se disolvió por razones extra- artísticas, Fred Astaire continuó bailando y obteniendo éxitos con los mejores bailarines masculinos y femeninos, sin que nadie llegase a su altura. Imitadores tenía muchos; igual, ninguno. Pasó también por la televisión, ya en los años sesenta, e incluso mostró sus cualidades de actor a secas en El coloso en llamas, con un papel que le valió el Osear de interpretación secundaria. En 1981 la Academia de Ciencias Cinematográficas le concedió el premio especial por su contribución musical al cine. Hoy no sólo Hollywood, sino el país entero, se despide de este hombre que supo, como muy pocos o ninguno usar el cuerpo para expresar la alegría, la tristeza, la pasión, la nostalgia, la gracia, la elegancia y, en general, todos los estados que se atribuyen ai alma. Pasos y palabras Bailar con pareja: Preparar los bailes en pareja representa un doble trabajo. Primero hay que encontrar una línea de baile favorable para ambos. Luego hay que salirse de ella en pasos especiales adaptados a la música. He tenido unas treinta parejas y, felizmente, no puedo quejarme de ninguna. Cada una tenía una modalidad propia. Descubriéndola no era difícil crear el baile que convenía. No podría mencionar a ninguna por encima de las demás, pero sí puedo decir que ninguna de ellas me ha dejado completamente satisfecho. La música: Sé música, porque es algo muy próximo y también inseparable a la expresión corporal, pero eso no quiere decir que el baile sea algo secundario y que la música vaya lo primero. Ha habido compositores que han enloquecido y se han enfadado cuando yo les he marcado los pasos, los compases y el ritmo con los pies. Les decía que compusieran algo para adornar las evoluciones del cuerpo. Desde luego, la danza es un género mayor que puede prescindir de la música perfectamente. Osear: Parece una ironía que después de tantos años me llegue el premio más codiciado por este papel (el que interpretó en El coloso en llamas en el que no bailo. Pero ha sido una ironía maravillosa Los años dorados del musical: No siento añoranza de aquellos años, aunque fueran bonitos. Reconozco que los temas de las películas eran algo estúpidos. Hoy me siento mucho más actor que entonces, aunque falle físicamente. Ahora, todos los días bailo un rato para mantenerme en forma, y me gusta pasear por el jardín. Lo que más trabajo me lleva en estos últimos tiempos es el escribir, pero lo hago en vista del éxito que han tenido mis Memorias. Sus mujeres: Enviudé de mi primer a mujer hace veinticinco años, poco más o menos. Ella murió en 1954 y se llamaba Phyllis Baker Potter. Me casé con ella en el treinta y tres. Sinceramente no pude hallar a alguien que la sustituyera durante todo ese tiempo. Afortunadamente he encontrado a Robyn Smith. Era starlette en un local de Hollywood, pero felizmente descubrió a tiempo que en esta profesión hacen falta más cosas que talento. Esto es, aguante para soportar este tipo de vida repleto de comadreos y escándalos, y donde la gente practica el bello deporte del más difícil todavía en todo tipo de comentarios, calumnias y destrozavidas. Haber conocido a Robin fue una revelación. Falta de bailarines: Tengo esperanza de que el cine vuelva a producir musicales, pero es necesario que los productores encuentren un número considerable de bailarines. Cuando Alan Parker llevó Fama a la pantalla, recuerdo que tuvo que buscar a chicos y chicas por todo Estados Unidos. Muy pocos tenían las condiciones que él requería.

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