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ABC MADRID 20-06-1987 página 52
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ABC MADRID 20-06-1987 página 52

  • EdiciónABC, MADRID
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IV ABC ABC ííTcrarío -Historia- 20 junio- 1987 Historia social de Roma Géza Alfóldy Alianza Editorial, S. A. Madrid, 1987 Nos vamos acostumbrando- algunos con cerradas resistencias- a tomar por libros de Historia obras que apenas tienen de tales más que la apariencia. Con el aval, autoconcedido, de especialistas, en temas contemporáneos circula, con las conocidas excepciones un curioso género de cronistas, aspirantes en los mejores casos a columnistas políticos, que con el supuesto montaje científico de unas citas de hemeroteca practican el más tergiversado panfletismo. Y si alguien se lo señala son capaces de replicar que no se les comprende, porque lo que están escribiendo es Historia posmoderna. Natural, pues, que sintamos un tonificante alivio al avanzar en la lectura de un texto preparado, a la vez que con cierta originalidad fiel a los respetos que debemos a Clio, la musa hija del amor de Zeus por Mnemosina. No es que la Historia social de Roma sea un libro de entretenimiento. Nada más lejano al desliz novelesco o a una versión simplificada del transcurrir romano, desde sus legendarios amaneceres hasta la desintegración del Imperio. Si se buscara situarle dentro del cuadro de lecturas de hoy, valdría decir que se trata del término opuesto a la práctica de divulgación traviesa que, con tan buena acogida, ha aplicado Luciano de Crescenzo a su inusitada Historia de la filosofía griega Géza Alfóldy es un estudioso tenaz que trabaja con obstinada disciplina, en la articulación de una conciencia histórica no apoyada, precisamente, en los acontecimientos resonantes ni en los personajes egregios, los héroes según la teoría y la nomenclatura románticas de Carlyle. Alfóldy se plantea el análisis de los cambios y evoluciones de la sociedad romana sin calarse las antiparras de los prejuicios ideológicos y las versiones a posteriori. Los hechos engendran a los hechos, con vigor inesquivable. El documentado realismo, que no incluye acatamientos positivistas, se abstiene de revolver en los mitos, como encelados guardianes de secretas interpretaciones. Hasta donde pueda llegar una honorable búsqueda, sin cerrarse a lo legendario y las supervivencias de la tradición oral, es utilizado por Alfóldy para aproximarnos a la primitiva sociedad romana. Le preocupa, dados sus entendimientos de la ciencia histórica, penetrar en los nervios y razones de sus estructuras. La impregnación jurídica vivida por los romanos, no siempre eficaz frente a las violaciones de la legalidad, ayuda a un seguimiento preciso de los vaivenes institucionales. De lo cual resulta un singular ejemplo la continua y enconada lucha de la vieja aristocracia, con sus influjos y compromisos familiares, por mantenerse en el poder; a cuyos avatares, generalmente sangrientos, se procuraba recubrir con una respetable envoltura jurídica. Sin hacer de lado los factores políticos, económicos, religiosos, etcétera, los escudriñamientos y ordenaciones de Alfóldy se orientan hacia las estrictas referencia a la dinámica social. Las incidencias de las agotadoras guerras exteriores y civiles en la renovación de las estructuras sociales son tratados con hondura y justeza. El largo e inexorable camino hacia el Imperio y, más tarde, las exigencias de su mantenimiento, son contempladas como un encadenamiento poco rectilíneo, pero a la postre lógico, dentro de una perspectiva global de casi diez siglos de decisiva influencia en la configuración de Europa y del mundo. El influjo de las guerras púnicas, la expansión en Hispania y Oriente, las rebeliones itálicas y de los esclavos, etcétera, en los reajustes sociales es dilucidado por Alfóldy, sin dejarse vencer, de una parte, por la fácil demagogia de la sangre y la violencia, y de otra, por los resplandores de los triunfos y grandezas engalanados de laures. Alfóldy es sobrio en su exposición, pese a la prolija arborescencia de datos e interpretaciones. Ni se deslumbra con la trompetería de la gloria ni se enzarza en polémicas con los decididos a convertir a historia- de Roma en servicial comodín para sus ideasy teorías. Su Historia social de Roma es un libro concebido para no equivocar, preparado honradamente como auxiliar pedagógico. Sin llegar a la neutralidad aséptica, no se solaza en la crueldad ni diluye el encono. Sabe que el poder no ha sido nunca escuela de buenas costumbres, y que a la postre es la sociedad quien paga sus desvarios. Tanto da que se trate de las soberbias prepotencias triunfales como de las embriagueces revanchistas de las revoluciones. Géza Alfóldy explica los costes de la subversión y de la gloria. José María ALFARO Memoria del fuego III. El siglo del viento Eduardo Galeano Siglo XXI Editores. Madrid, ¡986. 356 págs. El siglo del viento es el tercer volumen que conjuntamente con Los nacimientos (1982) y Las caras y las máscaras (1984) completa la trilogía La memoria del fuego Con las misma técnica, idéntico enfoque y parecido estrío, se retoma el tema de la reflexión histórica y de la creación literaria en torno a sucesos, hechos y acontecimientos diversos referentes a América Latina. En este volumen, las diversas gestas seleccionadas se refieren a nuestro siglo, en concreto desde 1900 a 1984, quizá porque ese fue el último año de mi exilio, el fin de un ciclo, eJ fin de un siglo, dice el autor en carta final a su editor. Lo cierto es que en una encomiable y original simbiosis de literatura e historia, los diversos fragmentos rescatan y resaltan hitos (ya culturales, sociales, políticos, literarios, etcétera) que han configurado en su más reciente palpitación la tumultuosa y contradictoria realidad cotidiana de ese joven continente. En un largo desfile fragmentario, nervioso y de urgencia, afloran revoluciones y dictaduras y sus consecuentes luchas de opresión y liberación; hombres políticos, caudillos, generales, patriarcas, comandantes; hombres de letras, obras, escritos, poemas; mujeres de la historia, las letras y la política. Y también esos sabrosos y pequeños comentarios que son como la sal y la pimienta y que complementan tantos hechos destacados, como una contrapartida a veces humorística incluso, aunque no menos reales. Esta forma de reflexión y recreación en flash en pildoras, supone un gran esfuerzo de síntesis, una capacidad de selección y asimilación de obras y sucesos, tanto más necesitado de cuidado, para cribar el trigo de la paja, vale decir, para relevar aquellos episodios clave y significativos por su representatividad (ya de época o situación) por sobre tantos otros menos indicativos. Importante, pues, esa visión global o de conjunto que emerge de todos los fragmentos, sin la cual se correría el riesgo de anecdotizar la realidad. Si ya de suyo es difícil superar ópticas personales en toda investigación histórica, mucho más difícil resulta en este intento no caer en la excesiva subjetividad y unilaterizar los contextos, que de suyo no existen. Sin duda, la gran variedad y la incursión en tantos ámbitos hacen que el fresco se vaya completando y la resultante sea ponderada y efectiva amén de original. Y ciertamente este tercer tomo tiene el incentivo de estar más próximo a nosotros y, por tanto, hacernos revivir, como en una película, la realidad de este siglo movedizo, cambiante, pleno de vaivenes, el siglo del viento Eduardo Galeano (Montevideo, 1940) ha completado, pues, una obra ambiciosa y creativa, además de útil y original. Podrá o no compartirse su selección, pero no puede discutirse su dedicación, su sentido y su talento. Rolando CAMOZZI Más de 1 millón de ejemplares vendidos en 10 idiomas LÍbrodeTáñó e TIME 22 flo o I- Gutag de Las Amértow CONTRA TODA ESPERANZA Las prisiones polWcas de Fidel Castro

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