ABC MADRID 03-06-1987 página 64

64 A B C SAN ISIDRO 1987 MIÉRCOLES 3- 6- 87 Decimonovena corrida julio nobles le dio la réplica, Sánchez Puerto estuvo valiente i los toros embistieron con codicia Confieso que he salido muy satisfecho de la plaza. Y no sólo por el espléndido espectáculo que acabábamos de presenciar, sino por el hecho de que la televisión estuviera presente, porque se haya roto el maleficio que nos perseguía con las cámaras y también- todo hay que decirio- con la mala uva de alguno de los directivos de Prado del Rey, que no ha entendido lo que es- y lo que representa- nuestra fiesta, Comprendan que le saque a uno de quicio que las corridas de toros sólo existan en una televisión, que se apellida- o se apoda- española para someter el espectáculo a debate, para buscarle sus taras, para poner en entredicho la sensibilidad del pueblo español o para preguntar si se debe prohibir o no. No basta un programa, por muy bien hecho que esté, una vez a la semana y en la Segunda Cadena, a horas de noctámbulos, sí a diario se hurta la información. Que nadie venga con la historia de la sangre del toro, precisamente en un país en el que un día sí y otro también los telediarios nos sacan reportajes de la más reciente hazaña de los terroristas, con todo lujo de detalles, con los coches- bombas y sus consecuencias, con el tiro en la nuca y los charcos de sangre humana en el suelo. Fuera hipocresías. Una cosa es la sensibilidad y otra la estúpida sensiblería. Que el mundo entero (no sean falsos) está al tanto de los filmes de violencia, de reportajes sobre la droga, de la delincuencia juvenil... pero al entrar y salir de los terrenos del toro como el que camina en una procesión es algo que resultaba irritante e insufrible. Daba gozo ver a Ortega Cano en su primero buscando la pelea con Robles en el tercio de quites, entenEllos mismos habrán disfrutado con diendo al toro en una faena que fue la movilidad de un toro en el tipo de creciendo de categoría y de ajuste su casa, sin necesidad de ser un a medida que. fue enredando, engoen los cursillos de formación acelerada, sino que hay que haberlo visto en directo. La faena del quinto tuvo un momento muy hermoso, que nos llenó de añoranzas. De toda la vida, cuando los toreros venían dispuestos al triunfo, se comenzaban las faenas con la muleta en la izquierda, sin probaturas ni tanteos. Bien con el cartucho de pescao como Pepe Luis, con el pase cambiado como Antonio Bienvenida, o con la muleta en la zurda, de frente, sin más, como Manolo Vázquez en su primera época. Al final la faena fue más derechista, aunque se empeñara en sus postrimerías el de San Sebastián de ios Reyes en manejar la zurda contracorriente. Pero también resultó muy torera. Por fin sé acopló con el toro español. Su comienzo de temporada fue duro. Venía del toro americano y no se entendía con el español. Ahora ya ha calentado motores y se encuentra en el mejor de los caminos. Ha recuperado el sitio y la confianza. La puerta grande, abierta de par en par. Y las ferias esperándole. Dos orejas de oro las 9 u e s e ha Nevado en la decimonovena corrida isidril. mamut; pero un toro que responde losinando al toro en el engaño. a las hechuras de las reses de SanAcabábamos de ver a Julio Rota Coloma, astados que embisten bles en el primero, con un toreo de con prontitud y se revuelven con co- mano alta y muleta retrasada, rpara dicia. En la mente tengo la tremen- despedir, para vaciar aliviándose, da cornada que hace tres años le propinó uno de estos toros a Curro Romero, en Almería, o la que sufrió Antoñete, en la misma plaza de Almena, por otro santacoloma al día siguiente de la muerte de Yiyo. No es cuestión de tamaño, sino de bravura, de fiereza, de temperamento. Por eso, por contraste, impresionó ese bajar la mano zurda del diestro cartagenero hasta el nivel de la rodilla, para conseguir que el toro fue- Así se torea Vaya por delante el juicio sobre la actuación de Ortega Cano, cuyo principal mérito fue el de salir dispuesto a demostrar que es una figura del toreo. Y es que es ahí, en el ruedo, donde los toreros se tienen que estirar. La afectación no es buena ni en la plaza ni en la calle. Nos hemos encontrado con un Ortega Cano muy dispuesto, pero muy relajado, empeñándose en buscar la naturalidad. En esta ocasión ha toreado despacio y se ha ido hacia la cara del toro con más Ya era hora... desenvoltura y menos amaneramiento. No sé quién le había metido Hoy ha tenido ocasión de conen la cabeza que el toreo era pertemplar España entera que el toreo manente cámara lenta. Y es verdad es algo más, mucho más, que la que resulta muy hermoso el pase muerte del toro o la cogida del torecadencioso, rítmico, ralentizado, ro. Hemos presenciado el éxito de la ganadería de Felipe Bartolomé Sanz. Y agradezco en el alma a esos señores contestatarios que mantuvieran la atención del público, sin distraerlo al estilo de Pamplona. ra preso y humillado, sin perder de vista el viaje de la res, acompañando prodigiosamente con la cintura y dejando la roja franela en la cara para que el muletazo siguiente no se divorciara del anterior. La faena- l a primera faena- de Ortega Cano, con el único reparo de ese afán de alargarlas en demasía, porque casi siempre le sobran un par de series, era de dos orejas, aunque pinchara una vez antes dejar media estocada arriba. Antes (antes de que algunos exigentes hicieran unos cursos de formación acelerada en coloquios nocturnos de cubata e improperio) faenas como la de Ortega Cano se premiaban con las dos orejas si el pinchazo se había producido con honestidad, entrando con rectitud, sin aliv i a r s e e c h á n d o s e f u e r a Un pinchazo era una ovación y más que quitar añadía a los méritos del torero. Claro que eso no se aprende A tiempo Julio Robles después de una faena, ya reseñada, a su primero, en la que se alivió con la muleta retrasada y la mano alta, reaccionó en el cuarto. Se dio cuenta de que había que jugársela de verdad. Comenzó la faena con un afarolado, que no era otra cosa que fá trebolera de rodillas, que inventó Miguel Ortas, s -Ficha de la corrida Plaza Monumental de las Ventas. Decimonovena corrida de la feria de San Isidro. Seis toros de Felipe Bartolomé, muy bravos y codiciosos, justamente aplaudidos en el arrastre. Julio Robles, de azul y oro. Estocada (ovación) En el cuarto, pinchazo y estocada (oreja y dos vueltas) Ortega Cano de teja y oro. Pinchazo y media (ovación, oreja y vuelta) En el quinto, estocada (ovación, oreja y vuelta) Sánchez Puerto, azul y oro. Media atravesada y una caída (palmas) En el sexto, estocada (ovación y vuelta) Julio Robles abrió la faena al cuarto con una trebolera de rodillas; Ortega Cano en un ayudado y Sánchez Puerto ei