ABC MADRID 03-06-1987 página 19

MIÉRCOLES 3- 6- 87- OPINION -ABC, pág- 19 TRANSPARENCIA ELECTORAL NTE las varias noticias sobre irregularidades en la confección de los censos electorales, hemos manifestado, en recientes comentarios, preocupación y alarma justificadas, insistiendo en la obligada práctica de reglas de juego limpio como soporte del sistema democrático. Si existe- decíam o s- una más señalada ocasión en las que estas reglas resulten de aplicación inexcusable es en la confección de los censos y en el escrutinio. Si en cualquiera de estas dos fases- -dos caras de la misma moneda- -se producen manipulaciones, la credibilidad del sistema democrático, cuya columna vertebral son las elecciones, se debilita o desaparece. Puede ocurrir, sin embargo, que un censo electoral contenga imperfecciones, anomalías, sin que tales fallos obedezcan a manipulaciones realizadas con finalidad política particular o favorable a una tendencia determinada. Y son esclarecedoras en este aspecto las declaraciones, a nuestro periódico, del director general del Instituto Nacional de Estadística, Javier Ruiz Castillo. Esclarecedoras, ante todo, por el reconocimiento de existir en el censo electoral cuarenta mil personas que podrán votar dos veces en las próximas elecciones del 10 de junio pese a que el INE ha s u p r i m i d o ya otras sesenta mil duplicidades. Esclaredoras, también, en la explicación de cómo se producen por faltas de rigor en los Ayuntamientos en la confección de los padrones. Pero son, además, las declaraciones del señor Ruiz Castillo ejemplares en el reconocimiento de la realidad. Todavía no se ha completado el proceso de informatización del censo y, por ello, ha sido imposible hacer la revisión total de los listados. Por otra parte, en los casos de doble inscripción denunciados en pueblos gallegos, el INE se ha dirigido a los interesados para que elijan el domicilio donde quieran figurar. Evidentemente, la ejemplaridad y la oportunidad de estás declaraciones despejan, en cuanto a la confección del censo se refiere, alg u n a s de las d u d a s más graves que se proyectaban sobre el proceso electoral en marcha. Porque, además, la operación depuradora de du- A EL FINAL DE VOLCKER H cuarteado templo financiero. No fue fácil, hasta fecha bien reciente, esta independencia acrisolada. Hace un año, el mundo del reaganismo se alborotó porque la tenacidad en la lucha contra los precios alcistas de Volcker, por el camino de los altos tipos de interés, frenaba la expansión en el mundo de los negocios y, con ello, iba a limitar las posibilidades de un triunfo republicano en las elecciones del siguiente noviembre. La pelea entre expansionistas y ortodoxos, que secundaron a Volcker, se saldó en la Reserva Federal a favor de los primeros. El presidente de la misma sólo tenía una salida digna: la dimisión. Acababa de publicar Newsweek un largo trabajo en el que le declaraba el hombre número dos en poder de los Estados Unidos, y se observaba hasta qué punto la política convertía en frágil tal reinado. La salvación vino en forma de la gran flota de combate del mundo financiero internacional. Del Banco de Japón al secretario alemán de Finanzas, de la City al Banco de Francia, se manifestó la solidaridad en forma de bajas generales de tipos de interés que le permitieron salvar la cara y permanecer. Por eso, el mundo financiero occidental habrá contemplado con a m a r g u r a ayer las cintas de los teletipos que anunciaban el final de Volcker. Al mismo tiempo, en todas partes se habrán inclinado ante él como si de un titán de la ortodoxia se tratase. En particular, acertó a servir una bandera, la disciplina monetaria, y a imponerla a los políticos. Pueden éstos inmiscuirse en el Banco emisor, pero de ahí se derivará siempre un daño irreparable, no ya en el mundo de la moneda, sino en el de la vida económica nacional. Volcker demostró que si no existe independencia en la autoridad monetaria, toda suerte de males amenazan a los pueblos. En vísperas de la cumbre de Venecia, cuando las siete naciones industrializadas más poderosas intenten concertar sus políticas frente al desorden monetario, el mutis ha producido inquietud. A la hora de poner orden en el comercio mundial, el peso cuantitativo de los Estados Unidos sigue constituyendo la baza más fuerte. A cesado en su responsabilidad uno de los hombres- clave del firmamento financiero internacional, Paul Volcker. Al frente de la Reserva Federal, desde 1979 se había hecho célebre su tenacísima lucha contra la subida de los precios. Desde que lo nombró el presidente Cárter para este puesto clave en la vida norteamericana, se supo además que se había designado a un hombre independiente y muy bien preparado. Por eso plantó cara, desde el priAhora bien, la pulcritud mer momento, a lo que se del censo, su exacta corres- comprobó después que eran pondencia con la realidad políticas económicas expandemográfica, siendo de im- sivas muy equivocadas del portancia extraordinaria, no equipo de Jimmy Cárter. representa él todo en unas En el fondo, su formación elecciones. Queda todavía económica ortodoxa le llevó- como hemos apuntado- el a desconfiar de las líneas de espinoso, complicado, asun- la política keynesiana del to del cómputo de los votos. lado de la demanda. Con la Asunto que reclama, a su subida de los tipos de intevez, la más inequívoca pul- rés de 1980, que tantas concritud o procedimiento, pues secuencias electorales tuvieno cabe ignorar la posibili- ron, demostró que él estaba, dad de manipular un escru- no al servicio del presidente tinio, aunque no tenga de- que lo había designado, sino fecto alguno la lista de vo- al de la dignidad de la motantes. neda nacional norteamericaEn servicio a esta exigen- na, y que de ningún modo cia de veracidad en los re- iba a abdicar de tan altísimo sultados, todas las posibili- puesto. Pronto, pero ya bajo dades de asegurarla debe- el presidente Reagan, esto rían ser tenidas en cuenta. tuvo consecuencias muy poIncluso las aparentemente sitivas. Los Estados Unidos más complicadas, como la experimentaron un saneapropuesta de informatiza- miento en su inflación que, ción de las mesas electorales al combinarse después con con un circuito electrónico las bajas en el precio del peque procede el DNI de cada tróleo y de las materias privotante. Cualquiera y todas, mas, concluyeron por coloinsistimos, porque la credi- car a esta nación más allá bilidad del sistema es im- de los riesgos derivados de prescindible para su asenta- los desequilibrios en los premiento, su equilibrio y el cios. Por eso bien pudo carimáximo rendimiento del. caturizársele por The Tijuego de la pluralidad políti- mes como una de las canéf o r a s q u e s o s t e n í a n el ca. plicidades que había eliminado ya en el censo de 1986 más de seiscientos mil casos, prosigue, y en dos años habrán desaparecido todas. Queda, sin e m b a r g o la duda que a pesar de la buena voluntad de las autoridades de estadística los caciqueos políticos conduzcan a evidente manipulación como ha ocurrido en Galicia, sin que se haya producido la elemental reacción pública que cabía esperar de los dirigentes socialistas. ABC Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director LUIS MARÍA ANSON Director de ABC de Sevilla Francisco Giménez- Alemán Subdirector: Antonio Burgos Subdirectores Darío Valcárcel, Joaquín Vila, José Javaloyes. Manuel Adrio, Joaquín Amado Jefes de Redacción: J. A. Gundín (Continuidad) J. C. Azcue (Internacional) B. Berasátegui (ABC literario) A Fernandez (Economía) J. I. G. a Garzón (Cultura) A. A. González (Continuidad) R Gutiérrez (Continuidad) L. Lz. Nicolás (Reportajes) C. Maribona (Continukiad) J. L. Martin. Descabo (Sociedad) J. Olmo (Edición) L I. Parada (Suplementos Económicos) L Prados de la Plaza (Confinudad) C. Prat (Dominical) Santiago Casteto (Colaboraciones) Secciones: J. 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