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ABC MADRID 31-05-1987 página 80
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ABC MADRID 31-05-1987 página 80

  • EdiciónABC, MADRID
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80 A B C VIII CENTENARIO DE LAS HUELGAS DOMINGO 31- 5- 87 istampa, historia y sentido i El monasterio está donde cae la vertical de la Vía Láctea: en el Camino de Santiago. El monasterio está cabe la ciudad de Burgos, que le protege del cierzo áspero. Durante ocho siglos, con intermitencia más o menos estrecha y espesa, turbas europeas de peregrinos se acercaBurgos era ya en 1187 cabeza de Castilla y lo ha sido hasta esta misma mañana, en la que el menosprecio de los valores históricos la ha privado de la primacía en la voz, aunque no en la de la lealtad. Pero Burgos, cabeza pensante y discente del reino de Castilla, con lindes en los cuatro mares de España, explicó a las ciudades y a los vecinos qué significaba y cómo era el monasterio de Santa María la Real de Huelgas, alzado en la jugosa explanada de la orilla del río Arlanzón, al otro lado de los puentes de la ciudad, aguas abajo de donde acampara Mío Cid. Ha habido, pues, una intención y una curiosidad en torno al real monasterio. Una intención que se caía en matizaciones, como si fueran pétalos, y que la sensibilidad de muchas y variadas gentes recogía acuciadas por el deseo de saber qué realidad encierra este noble solar. Hoy, nosotros, peregrinos en sentido real y traslaticio, quizá barcas sin dueño pobladores de los antiguos y recios burgos de la cultura y de la fe nos acercamos a los dominios de la abadesa de largas manos y tocas blancas. ron al anejo hospital y, por orden y benevolencia de la muy alta señora abadesa, recibieron su viático de lumbre, pan, vino y carnero. Millares de ojos trasladaron en sus retinas por las veredas de Europa la estampa del monasterio y sugirieron las preguntas de su misterio. arcos del monasterio de Huelgas. Don Alfonso, condenado a los campamentos y a una corte andariega, recuerda las frialdades de sus tutores; doña Leonor intuye y siente delicias no gustadas junto a su padre, Enrique II de Inglaterra, bronco y conflictivo; le dice mucho que de sus hermanos a uno le apoden Corazón de León y al otro Sin Tierra A Alfonso y a Leonor les anuda la fe cristiana, vivida en la fricción mahometana, en el frenesí de la Cruzada, en el contacto permanente con lo religioso: iglesias, monasterios, ermitas, obispos, abades, clerecías, reliquias, santuarios, evangelios y leyendas. Ellos saben que los reyes de los que vienen se sintieron brazos de Dios y no hay para ellos otra exégesis que la. cristiana en las vidas política, administrativa, familiar, individual y colectiva; en la vida y en la muerte. definirá: Su rostro es vivaz; su memoria tenaz, su entendimiento capaz Parece cierto lo que Ramón de Besalú, un trovador catalán que sembraba endechas en los rigores castellanos, atribuye a Don Alfonso: Valor, cortesía, ingenio y caballería Doña Leonor es la mejor de las muchas y buenas venturas que le han llegado al rey por el Camino de Santiago. Hoy tiene veinticinco años y su británica exuberancia apenas la disimula el manto de ciclatón rojo, con banda de plata en la que se estira bordado en oro el leopardo de la Plantagenet. Es alta; la piel rubia y los ojos tostados, sintetizando su doble procedencia de praderías inglesas y de vidas en el otoño de Aquitania. Su rostro confirma lo que el cronista opinará en la Crónica General Mujer palanciana e asosegada e muy fermosa, e mucho limosnera con los pobres de Dios, muy amable a su marido el rey e mucho honradera a todas las gentes Es un matrimonio perfectamente avenido, de costumbres anticipadamente burguesas. Don Alfonso faze su vida buena e limpia ¿Dónde cabrán aquellos siete me: ses o siete años de amores imagi 1 narios con la judía doña Hermosa? Doña Leonor le responde con veinticuatro años de maternidad objetiva en los que se cosechan por lo menos diez hijos. Ahora juguetean Berenguela, con siete añitos; Urraca en brazos de su aya doña Sancha de Castro- Verde. Y oíd un secreto: ya bulle en las entrañas de la Soberana la criatura que se llamará Blanca y será reina de Francia. Y han muerto ya dos hijos... ¿Dónde reposarán sus cuerpecillos? La clave familiar cierra muchos Panteón regio La idea de Santa María, la Real, había madurado hacía varios veranos. A ella podemos aplicar la frase que leemos en un pergamino suscrito por ambos monarcas: Desde nuestra adolescencia, en la época del matrimonio contraído entre nosotros Las crónicas de Castilla relataban la fundación y esplendor de los infantazgos de Covarrubias y de Oña. En el cogollo de sus reinos, León tenía San Isidoro; Navarra, Leire; Aragón, San Juan de la Peña. ¿Y Castilla no había de tener panteón regio? Es casi seguro que para 1180, los ilusionados esposos habían coincidido en todos los términos de su proyecto y habían medido, pesado y señalado los tiempos de su ejecución. Burgos resultaba la ciudad elegida: cabecera de su reino, estrado de sus bodas, su cámara, su ceca y castillo. Había un campo, ancho y liso, en que los leales vecinos burgaleses soltaban sus ganados. Era el rebaño que hoy llaman todavía de huelgo destinado en cuanto es posible para la tabla del carnicero y no para las faenas de labranza o portes. Al pago le decían Huelgas por esta razón tan propia como escasamente poética. Los reyes disfrutaban en tal campo de una mansión campestre. Don Alfonso y Doña Leonor ¿Para qué extraños combates se previno este monasterio? ¿Por qué esa torre gallarda coronada de matacanes y esa muralla con almenas y esta puerta torreada? La explicación nos la traen, por magia histórica, Don Alfonso y Doña Leonor. Sí, es 1187. El es el rey de Castilla y de Toledo; tiene treinta y dos años; le refulge la barba negra; sus manos son recias; su mirada rompe pensamientos ajenos. Un cronista que lo trató larga y profundamente En el frenesí de la Cruzada, Alfonso y Leonor se sintieron brazos de Dios y mandaron levantar el monasterio El Císter había irrumpido en los yermos desolados de Castilla realizando ana excelente obra de política y colonización Huelgas sería el escenario de un monasterio. La voluntad regia se amplía mejor por la vía abacial que por la episcopal. También los obispos eran tales por la gracia de Dios Y el monasterio sería femenino. Leonor impondría en Castilla una fuerte feminidad que alcanzaría también a Francia; sin duda, presentía su vigorosa maternidad por la línea de su propio sexo: frente a tres hijos pariría siete hijas, entre ellas, Doña Berenguela, la Grande, madre del rey San Fernando; Doña Blanca, madre del rey San Luis; Urraca, reina de Portugal; Mafalda,

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