ABC MADRID 28-05-1987 página 76

76 A B C SAN ISIDRO 1987 Decimotercera corrida de la feria de San Isidro JUEVES 28- 5- 87 Emilio Oliva, con ganas de triunfo, cortó la única oreja de la tarde La plaza registró otro lleno hasta la bandera Es curioso comprobar cómo la gente se repite en esto de los toros. Día tras día, te vienen con las mismas cantinelas de años anteriores: ¡Qué pocas orejas se están cortando en la feria... mal va la cosa! Casi siempre lo dice alguien que no va nunca a los toros y que parece disfrutar con los posibles tedios de los que se encaminan por la calle de Alcalá arriba con un puro entre los dientes, derechitos a las Ventas. Y es que no hay un espectáculo que despierte más envidias al que se queda en casa que este de los toros. El aficionado, pase lo que pase después, vive la incomparable alegría de ir a los toros Luego viene el ¡ay, madre! que es tan viejo como la fiesta misma. De ahí aquel ¿a dónde vas? Y la respuesta feliz de ¡a los toros! y la pregunta posterior: ¿De dónde vienes? y el contestar alicaído del que, decepcionado, dice: De los toros... El aficionado siempre piensa en la corrida del día siguiente, olvidando la mala tarde pasada. Si algo tiene esta fiesta de encanto es lo que se imagina uno antes de ir a los toros. Yo todavía dibujo cada mañana con una toalla de baño tres o cuatro verónicas y media de las que me enseñó Pepote Bienvenida, que sé de antemano que va a ser difícil que me las mejoren por la tarde. ¿Así que esta fiesta es un espectáculo de ilusos? Como todos los espectáculos. Lo que ocurre es que usted quiere ver la excepcional corrida cada tarde, y eso, amigo, no es posible. ¿Cuántas obras se estrenan al cabo del año? ¿Cuántas le salen a Buero Vallejo como La historia de una escalera ¿Cuántas películas se estrenan en la Gran Vía? ¿Hay alguna en cartelera ahora mismo como Lo que el viento se llevó Es verdad que ya no tenemos a Joselito y Belmonte, ni siquiera a Pepe Luis Vázquez y Antonio Bienvenida. Pero ¿acaso los del fútbol cuentan con peloteros como Alfredo di Stéfano, como Ben Barek, como Ladislao Kubala, como Luis Molowny... Venga, hombre, seqúese usted las lágrimas y abandone los lloros, que en esta feria ya hemos visto los bravísimos toros de Baltasar Iban, hemos desenterrado a Eduardo Miura, que nos ha dado la ocasión de ver a un Ruiz Miguel de mano baja y zapatillas atornilladas en el suelo, lejos del Ruiz Miguel que tanto gustaba con los Victorinos, aquel Ruiz Miguel del regate y de meterse por los cuellos de los toros; al portuguesino Víctor Mendes, que también demostró que está hecho un león; a Fernando Cepeda, que ha subido de escalafón y también de rango en una sola tarde. Vamos, enjugue usted sus lágrimas, que no es para tanto. Lo que hace falta es entrenamiento. Los que han ido a los toros desde chicos saben que esto es así. Los que empezaron tarde, los que no fueron nunca hasta hace unos años, se encuentran con esta sorpresa que las corridas de toros no están bien todos los días. También es fatalidad, hombre... la, ironía y pitorreo para el presidente. Por fin, levantan al toro, que vuelve a caerse en cuanto Dámaso lo trastea por delante, con mimo, sin ánimo de tirarto. Sin embargo, se vuelve a ir al suelo. ¡Qué pena! Dámaso trastea con voluntad, pero el público ya está en contra. Comprueba que no hay nada que hacer, pues el toro no transmite la menor emoción. Mata de pinchazo, media y dos descabellos. Indiferencia general. Cuando Dámado González comenzó su faena al cuarto nos hicimos ilusiones. El diestro de Albacete, bien plantado en la arena, corrió la mano derecha en dos series templadísimas, mas le faltó el ánimo. Tal vez el toro de Atanasio se viniera abajo, pero no fue el Dámaso de otras veces. Se le ve como desilusionado, agotado por la mala suerte que le viene persiguiendo en el sorteo de los toros. Esta vez no fue el diestro poderoso, eminentemente muletero que doblega al 90 por 100 de los toros. Es verdad que el toro se le rajó pero le flaqueó la voluntad, eso que a este torero no le fallaba casi nunca. Mató de media estocada, de la que rodó el toro sin puntilla, y esta vez sí sonaron algunos pitos. Desilusionado Salió el primero de Atanasio con poca, poquísima fuerza. Piden que lo devuelvan a los corrales. El presidente no hace caso. Toma tres puyazos, pero nada más iniciar la faena de muleta Dámaso González, el toro se tumba patas arriba. Grandes ovaciones con bur- Sin suerte El primer toro de Julio Robles le propinó un montón de arrancadas de salida, que le sirvieron para instrumentar unas verónicas muy -Ficha de la corrida Plaza Monumental de las Ventas. Decimotercera corrida de la feria de San Isidro. Seis toros de Atanasio Fernández, bien presentados. No dieron facilidades por la flojedad. Sólo el tercero se dejó torear. El quinto y sexto fueron los más peligrosos. Dámaso González, de blanco y plata. Pinchazo, media estocada tendida y dos descabellos (silencio) En el cuarto, media estocada (pitos) Julio Robles, de tabaco y oro. Dos pinchazos (pitos) En el quinto, estocada, media atravesada y un descabello (pitos) Emilio Oliva, de gris perla y oro. Estocada caída y dos descabellos (ovación, oreja y vuelta al ruedo) En el sexto, media estocada, dos pinchazos, otro hondo y tres descabellos (fue despedido con palmas) Con este cambio por la espalda inició Oliva la faena al tercero v