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ABC MADRID 26-05-1987 página 58
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ABC MADRID 26-05-1987 página 58

  • EdiciónABC, MADRID
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58 A B C ABC DE LA EDUCACIÓN MARTES 26- 5- 87 Las Universidades europeas imponen En las Universidades de toda Europa se impone una selectividad más rigurosa año a año, al tiempo que hay una preocupación creciente por la mejora de la enseñanza superior, a la que España no puede permanecer ajena. Se ha dado marcha atrás, pues, a la tendencia a un crecimiento indiscriminado de la población estudiantil, expresión de lo que en los años sesenta y setenta se entendía como democratización de las aulas universi El incremento de alumnado no sólo prosiguió, por tanto, sino que lógicamente se intensificó, y fue necesario habilitar nuevas instalaciones y, sobre todo, incorporar más y más profesores, a menudo insuficientemente preparados. Al mismo tiempo, las reformas propiciaron una mayor participación en la gestión universitaria tanto de los alumnos como de los profesores jóvenes, de escasa estabilidad en sus empleos. A finales de los setenta se comenzó a vislumbrar que las reformas no habían tenido siempre el efecto positivo que de ellas se esperaba. Dejando aparte algunos frutos beneficiosos, que sin duda los hubo, se constató un descenso general en la preparación del alumnado, ostensible tanto a través del mayor número de abandonos como del mayor número de graduados universitarios sin empleo o sin posibilidades de obtener un empleo acorde a sus estudios superiores. Obviamente, la crisis económica del momento había venido a incidir también en este último aspecto. Al mismo tiempo, los Gobiernos caían en a cuenta de que iba a ser imposible seguir incrementando indefinidamente los presupuestos dedicados a educación en general y a enseñanza superior en particular. Pareció necesario frenar la avalancha de estudiantes insuficientemente preparados, de escasa vocación intelectual, movidos más bien por presiones socioambientales o por esperanzas de encontrar empleos mejor remunerados. la capacidad institucional existente podrían arbitrarse medidas tendentes al aumento de la misma; si, por el contrario, fuera menor, se impondría entonces una reducción de efectivos (edificios y profesorado) a base de desviarlos hacia otras tareas. En cuanto a los alumnos, se seleccionarían sólo los más preparados, aun cuando el número de gentes de alumnado al término de para responder adecuadamente a alumnos bien preparados fuera mucho mayor. la enseñanza secundaria, mientras esa planificación. se buscan fórmulas qué ayuden a 2) La capacidad real de las instidescongestionar las aulas de ense- tuciones existentes, tanto en lo que Libertad de elegir ñanza superior. Se intenta por todos se refiere a edificios y medios matelos medios que la enseñanza uniriales como a la disponibilidad de La aplicación de ese primer criteversitaria y- superior no defraude a rio produce en la Unión Soviética y la sociedad, que consiga las altas profesores debidamente formados. en los países de su órbita política cotas de calidad que merece, pero 3) La selección de los alumnos a la vez se recortan o se congelan más capacitados y preparados, y resultados sin duda nada desdeñables, como pueden ser la ausencia los presupuestos públicos a ella de- sólo de ellos. casi total de abandonos (los alumdicados. Se busca más calidad con menos dinero. Algo muy próximo a De estos tres criterios, los dos úl- nos que logran ingresar terminan la cuadratura del círculo. timos resultan ser de hecho bastan- casi siempre sus carreras) el clima te elásticos. Hay ciertamente un lí- de estudio y de tranquilidad que se mite en la capacidad de las aulas, respira en las aulas y, muy espeRiguroso numeras laboratorios e instalaciones, así cialmente, la buena calidad- e n tércomo en el número de personas tan minos medios- de los estudios suclausus periores. Pero estos resultados altamente calificadas como la docuestan un alto precio: el precio de Aunque no son pocos los políti- cencia universitaria exige. Pero, a la la libertad; de la libertad de elegir y cos y los profesores universitarios hora de la verdad, resulta dificultoso ser elegido; la necesidad de seguir, que, en Europa occidental, verían- y subjetivo- establecer ese límite en muchos casos, un rumbo profecon gusto la implantación de una con cierta precisión cuantitativa. sional distinto o contrario no sólo a selección rigurosa, al estilo del nu- Mucho más difícil es, todavía, el cri- los propios deseos, sino, a veces, a merus clausus que aplican los paí- terio de seleccionar sólo a los alum- las propias capacidades. ses del área comunista, la verdad nos verdaderamente dotados y prees que tal opción parece escasa- parados en cada caso. Estos poPor lo demás, el sistema selectivo drían ser muchos, pocos o ninguno, mente viable. según se mire, según las concretas comunista presenta también muEn efecto, la predeterminación de capacidades o habilidades que se chas y graves dificultades de orden un número fijo de ingresos en las les exijan, según el rigor y la fiabili- práctico, tales como la frustración diferentes instituciones de enseñan- dad de las pruebas a las que se les de los muchos que son rechazados en las pruebas de ingreso y la diza superior puede ser adoptada en someta. rección necesariamente ambivalente base a alguno de estos criterios: Sólo el primer criterio se presen- -y también ambigua- de su ense 1) La existencia de una econo- ta, en verdad, con caracteres de ñanza secundaria; una enseñanza mía planificada, que comporta la cierta rigurosidad. En virtud de él que, por cierto, se intenta ahora replanificación numérica de los recur- puede, en primer lugar, imponerse formar para evitar en lo posible el sos humanos necesarios a medio y un número concreto- -variable cada alto número de frustrados aspiranlargo plazo y, por tanto, el número cierto tiempo, pero relativamente tes a. la enseñanza superior. de alumnos que cada institución de homogéneo- a cada institución. Si Está claro que, en cualquier caso, enseñanza superior debe admitir el número exigido. fuera superior a las democracias occidentales no podrían adoptar el sistema selectivo comunista. La libertad de elección de estudios, e incluso de centros donde cursarlos, es un hábito político casi connatural a la democracia. En algún caso, como en el de Alemania federal, incluso figura en la Constitución. Lo que no obsta para que en este país como en otros (Italia, Bélgica, Holanda) se esté ya aplicando de hecho un cierto numerus clausus en algunas carreras, particularmente en las del ámbito sanitario (Medicina, Odontología, Farmacia, Veterinaria) El criterio manejado en tales casos es, preferentemente, el de la capacidad limitada de las instituciones; los protarias La democratización se entendía también como expansión numérica, como apertura de las aulas universitarias a una población menos elitista y, por ende, más numerosa. Las reformas que por aquel entonces se practicaron tuvieron como denominador común, casi todas ellas, el deseo de facilitar el acceso a los estudios superiores de cuantos jóvenes mostrasen interés por ellos y ofrecieran unas mínimas garantías de preparación Salir del atolladero De entonces a ahora, la mayor parte de los países eurooccidentales buscan cómo salir del atolladero. En todos ellos existen de hecho pruebas o procedimientos que, de una u otra forma, criban el acceso a los estudios superiores. Pero en todos ellos se considera que tales procedimientos resultan insuficientes. Se trata, por un lado, de abrir nuevos cauces de promoción profesional que atraigan a vastos contin- Ha descendido la preparación de los alumnos y hay más abandonos Europa, con predominio de la Universidad pública, no puede importar los modelos de EE UU y Japón En Estados Unidos son la propias instituciones las que establecen las condiciones de acceso a sus aulas

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