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ABC MADRID 19-05-1987 página 3
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ABC MADRID 19-05-1987 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 19 DE MAYO DE 1987 ABC ta de Toledo que se llamaba Garcilaso... Y Toledo quebraba por sí mismo cualquier comparación. Toledo es Toledo, sólo. ¿Y qué puede uno decir de Toledo? Más vale no intentarlo. Nunca estará dicho todo de esta ciudad fantástica, y digo esta palabra porque sólo con fantasía se puede imaginar, en una colina sobre un río, una ciudad en la que se resume la Historia entera de España con sus misterios y sus claves, sus apariencias espectaculares y sus secretas intimidades, sus grandezas y sus dolores. Pero si queda algo más que decir, que lo digan otros con mejor pluma, que muchos hay y muchos vendrán, pues Toledo siempre estará ahí, en el meandro decisivo del Tajo, donde España encontró su encrucijada histórica más definitoria. Uno quería hacer unas reflexiones sencillas de viajero que hace años no veía Toledo. Sólo eso, sin más pretensiones. He tenido la sensación de que Toledo, al mismo tiempo que invadido por el turismo, con sus bienes y peligros, está penetrado también de un nuevo espíritu, como una agudizada y orguHosa conciencia de sí mismo. Quizá sea éste uno de los bienes del turismo: despertar en los habitantes de un país una más viva idea de su propia identidad. El viajero que viene de fuera nos trae, a veces, el eco de nosotros mismos, la perspectiva de que carecíamos; es como un espejo que nos devuelve nuestra propia imagen. Y Toledo acaso se esté mirando a sí mismo con mayor atención. Por de pronto, me ha parecido que se ha adelantado en estos últimos años en la restauración y cuidado de los monumentos, aunque ello no sea sólo mérito de los toledanos, sino también de una hueste admirable de arqueólogos, historiadores, arquitectos, autoridades que desde hace mucho tiempo se preocupan por Toledo. En realidad, esta ciudad lleva siendo mirada con cariño desde hace siglos y ya en el pasado y en lo que va de éste se habrá hecho mucho por ella, aunque también se habrán permitido estropicios irreparables. Desde 1940 son monumento nacional toda la ciudad y sus vistas y ello ha sido decisivo para la salvaguardia de la joya toledana. REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRID FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA N un bello artículo, como tocio cuanto escribe, que publicó en esta misma página hace años el gran arabista español Emilio García Gómez- eslabón vivo y ejemplar de la egregia cadena Codera- Ribera- Asín Palacios... comparó a Granada con Fez de una manera que yo creo que a nadie se le había ocurrido. Recordaba que Granada- -quería decir la Alhambra- era una colina, o sea, un cuerpo convexo, y que Fez estaba construido en una hoya; es decir, en un cuerpo cóncavo. Por tanto, ambos cuerpos encajaban el uno en el otro; Granada, invertida, se podía meter en el cuenco de Fez. Imaginé entonces, gracias a esta observación, las dos ciudades fundidas, murallas con murallas, torres con torres, patios con patios, jardines con jardines, en un solo cuerpo, como subrayando su parentesco hispano- magrebí. ¿Este torrentillo que suena es el Darro o el río Fez? ¿Estas finas columnas son del Patio de la Karauina o del Patio de los Leones? ¿Este artesonado de cedro es del Salón de Embajadores o de los aleros de la madrasa del Attarin? ¿Y estos azulejos y mocárabes y almenas, de dónde son, que se confunden? Hace unos días, recordé la comparación de la Granada convexa y la Fez cóncava hecha por quien tan magistralmente conoce Granada y Fez. Estaba uno mirando a Toledo desde el lado de los Cigarrales. La tarde se había ido con sus colores rosados o malvas y empezaba a anochecer. La colina majestuosa se apagaba en color gris, el caserío se igualaba por su propia homogeneidad y por la penumbra creciente, una leve bruma subía del río mezclándose a los humos de algún fogón doméstico que aún se enciende a la manera antigua, las cristianas torres mudejares se erguían como alminares y en lo alto de la esbeltísima torre gótica de la Catedral cuatro esferas metálicas me engañaban como si fuesen las manzanas doradas del yamur de las mezquitas. Y me dije: ¡Fez! Fez convexo, Fez colina en lugar de cóncavo, pero gris, igualado, apretado en el laberinto de sus calles, antiguo. He mirado muchas veces la ciudad de Fez desde lo alto del cementerio de los benimerines y no pude an Toledo sustraerme al recuerdo de la milenaria capital marroquí de los idrisíes, reposando en el cuenco de sus colinas, pero gris, entera, pareja, erizada de alminares, enladrillada, azulejada. ¡Cuántos hilos profundos, como nervios históricos, enlazaban a las dos ciudades, lejanas entre sí! E ENCRUCIJADA DE TOLEDO Pero el espejismo duró poco. Había otras realidades. Al hacerse de noche, saltó la iluminación eléctrica. La catedral se encendió como una joya gótica de plata, sugiriendo todo lo que lleva dentro de historia diversa este prodigioso templo. Fuera de los haces de luz, uno adivinaba en la oscuridad la mole renacentista e imponente del Alcázar, la sombra isabelina de San Juan de los Reyes. Del Tajo podían venir a la memoria del espectador fascinado églogas al río, compuestas por- un- pee- EDICIÓN INTERNACIONAL Un medio publicitario único para transmisión de mensajes comerciatesa ciento sesenta naciones Al lado de la recuperación monumental me ha parecido ver también un deseo de preservación del estilo toledano o de respeto a su vecindad en el casco antiguo y sus alrededpres cuando se construye algo de nuevo. Pero aquí, en el casco antiguo no estrictamente monumental, es donde puede haber peligros diversos: el éxodo que lo despueble por dificultad de vivir en viviendas demasiado viejas o insanas, pero también la lenta y progresiva sustitución de aquéllas por otras parecidas, pero modernas, que acabarían por transformar una ciudad, que es un testimonio urbano aún vivo, del pasado, en un remedo moderno y artificial. El peligro del abandono, degradación y posterior autodestrucción de las ciudades antiguas ha sido objeto últimamente de atención por parte de la UNESCO. Por ejemplo, los proyectos de reanimación de las medinas de Fez y Túnez- m á s en peligro que las ciudades históricas europeashan tendido a detener ese proceso, saneando y modernizando et interior de los edificios, pero conservando su estructura básica y su exterior, atribuyendo a muchos de ellos fines culturales, asociativos o políticos, buscando soluciones imaginativas al tráfico y estacionamiento de vehículos a fin de no colapsarlo, pero tampoco de cerrarlo a ciertos accesos indispensables; en fin, impidiendo que motivos biológicos acaban con una ciudad que, ciertamente, no fue trazada para los tiempos modernos, pero a la que la imaginación moderna, que ha hecho cosas mucho más difíciles, puede salvar de convertirse en una muerta ciudadmuseo o en una viva, pero adulterada ciudad. Tal es, a mi entender, la actual encrucijada de Toledo. Algo como esto pensaba al contemplar Toledo cuando anochecía. Bajé a la fastuosa Puerta Bisagra. Un gran lienzo de murallas se alargaba, iluminado, a partir de la puerta, de manera espectacular, casi tan irreal como una decoración teatral. Santiago del Arrabal desplegaba el bello tapiz de su fachada mudejar bajo las luces. Y en los muros, en las torres, de la puerta en piedra, en azulejo, había un sobrecogedor y múltiple vuelo de águilas bicéfalas de cuando en esta ciudad residía la sede de unos reinos que llegaban de Acapulco. a Manila, pasando por Toledo, Ñapóles y Flandes. Pensé que semejante ciudad no puede morir, aunque hoy esté en una encrucijada. Ella encontrará el camino, que es, en realidad, el camino que tiene por delante España, entre su antigüedad y su modernidad. Pensé que sobre ello había meditado mucho un Grande de España que, desde el Cigarral de los Dolores, había mirado incesantemente a Toledo con amor y esperanza en la ciudad y en su patria; un Grande de España cuyo centenario acaba de recordarnos de manera inolvidable nuestro Rey y a quien en Toledo llamaban simplemente don Gregorio. Entonces, en la noche iluminada, la peñascosa pesadumbre me pareció un leve diamante de mil reflejos. Alfonso hHa SERNA

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