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ABC MADRID 15-05-1987 página 3
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ABC MADRID 15-05-1987 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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EDITADO POR PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 15 DE MAYO DE 1987 FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA STOS primeros meses de 1987 se han caracterizado en España por una insólita agitación. Innumerables huelgas, manifestaciones, protestas, críticas y contracríticas; divisiones de partidos, con manifiesta tendencia a la atomización; querellas de unos contra otros, y dentro de casi todos. No es fácil ver claro de dónde procede la agitación; es evidente que desde puntos muy diversos, y a veces encontrados, pero acaso convergentes. También es problemático en qué medida cada una de esas agitaciones está justificada; casi todas tienen un núcleo legítimo, pero su aprovechamiento ajeno las desvirtúa; por otra parte, las consecuencias que llevan consigo invalidan lo que pudiera haber de justificación particular. Hace mucho tiempo que las huelgas, al menos en su forma originaria y todavía vigente, no tienen razón de ser, porque afectan no ya a un patrono o empresario, sino a miles, cientos de miles, acaso millones de personas que nada tienen que ver con el pleito, y, sobre todo, que no pueden hacer nada para resolverlo. Sus derechos quedan heridos; sus intereses- tan legítimos como los de empresarios y trabajadores- padecen de manera incalculable; su libertad queda mermada. Cada libertad termina- -no me cansaré de repetirlo- -donde empieza otra libertad, por ejemplo, la de circular por la calle, viajar, comprar, enviar y recibir correo, ser atendido médicamente, tener seguridad económica y personal. Casi siempre, las pérdidas nacionales exceden muchas veces a los intereses que se ventilan; si se hicieran bien las cuentas, asombraría lo que se pierde cuando no se llega a un acuerdo. Y no se diga si se añade la pérdida de prestigio del país, que, además, tiene una repercusión económica. No puedo menos de pensar en la insolidaridad de los que tienen un puesto de trabajo con los tres millones que no lo tienen; si por reclamar mejoras- -sin duda deseables, pero tal vez no posibles- -se compromete que puedan llegar a trabajar los que no pueden hacerlo, esa actitud es gravísima. Lo mismo diría de los empresarios que no procuren aumentar hasta el máximo las posibilidades de movilización laboral de la población inactiva. Y de los inmensos gastos superfluos- d e lo que se llama imagen de mera propaganda electoral- que hacen todos los organismos oficiales, desde el Estado hasta los Ayuntamientos, pasando, claro es, por las Comunidades Autónomas, a costa del Presupuesto; es decir, de la modesta hacienda de los españoles. Imagino el estupor que éstos sentirían si tuvieran una visión precisa de las consecuencias de lo que se hace cada día. Pero yo quería preguntarme por el sentido de esa agitación bien perceptible. Durante todo el régimen que quedó a nuestras espaldas solía decir: No hay que hacer caso de lo que se dice, ni casi de lo que pasa, porque tampoco es verdad. Hubo un momento en que no era menester ABC REDACCIÓN ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO, 61 28006- MADRIÜ EL SENTIDO DE LA AGITACIÓN ción está siendo provocada y manipulada desde diversos puntos; hay algunos que, como. siempre ocurre, cobran los dividenrecurrir a esta norma, y pensé que tal sidos- y sería tarea urgente ver a dónde tuación podría continuar indefinidamente; van a parar- Pero el hecho incontrovertipero temo que empieza a retoñar la antible es que la sociedad española se está gua, y hay que tener cautela si no se quieagitando. Y como estaba entrando en una re tomar el rábano por las hojas. alarmante fase de apatía, de indiferencia, La agitación responde a un estado difuso de inercia, no puedo menos de alegrarme de descontento, ampliamente justificado; de esta variación. Hay síntomas de recupepero se realiza cuando deja de ser difuso y ración de la vitalidad social, y ése es siemse hace concreto, cuando tiene, como se pre el punto de partida, lo que autoriza la dice en mecánica, puntos de aplicación esperanza. en suma, las acciones de agitación son Repito que la mayoría de las agitaciones preparadas, planeadas, ejecutadas por gruen curso tienen un elemento de falsedad pos, en general muy pequeños, que movilique las hace indeseables, estériles, devaszan porciones considerables de la societadoras en los casos más graves. Es claro dad. Esto es lo que se llama manipulaque nos estamos jugando con bastante frición y se hace desde el Poder- -sobre volidad el relativo bienestar económico contodo, a través de los fantásticos medios de seguido, gracias al cual hasta los reveses, comunicación de que dispone- -y desde bien notorios, no lleguen a ser angustiosos; varios núcleos de oposición que estamos poniendo en peligro la conviLa consecuencia es que el descontento vencia apacible, sustituida, poco a poco, se desvirtúa, se utiliza para diversos fines, por la irritación; que está declinando el se introduce en él la falsedad, de manera prestigio que España había ido alcanzando que muchos que de verdad lo sienten no desde 1976, con rapidez que asombraba a se reconocen en las manifestaciones del los que teníamos experiencia de ello en descontento organizado Y tienden a de- muchos países. sentenderse no solamente de ellas, sino de Lo que puede tener de positivo el estado su propio realísimo descontento, a abandode agitación es la superación de la negatinarlo y renunciar externamente a él, a reva resignación, de la apatía. Tal vez pueda cluirlo en la intimidad, en forma de desaacabar con la peligrosa disociación entre el liento, escepticismo o rencor. estado de ánimo de los individuos y su Esto me parece extraordinariamente graconducta electoral. Los españoles están ve, porque puede alterar el estado de norempezando a reaccionar de nuevo ante las mal salud de la sociedad española, el concosas. Sin duda, incitados, incluso maniputento que, a pesar de todo, la impregna, la lados, por los que aprovechan con fines buena voluntad y cordialidad que se advierparticulares el descontento ajeno. Pero no te en la inmensa mayoría de los españoles, importa, si cada uno se decide a extenderlo y que los extranjeros con alguna sensibilia los que intenten utilizarlo en una direcdad perciben con deleite. Cada vez que ción impuesta, que no responda a su voveo un síntoma- p o r leve que sea- -de luntad o a sus intereses. discordia, mi preocupación es grande, porSi el descontento y la agitación se enque la experiencia de mi vida, que va siencauzaran de esta manera, serían benéfido larga, me enseña que se empieza por cos. Habría que eliminar de raíz la insidiouna nubécula inofensiva y se puede termisa tentación de la violencia. Es menester nar en una destructora tempestad, capaz que la conciencia social rechace absolutade devastar un país- y el fondo de las almente que para resolver problemas económas- -durante medio siglo. micos o laborales se detengan trenes, se corten carreteras, se vuelquen o incendien Entonces, se dirá, la agitación de estos coches o camiones, se lancen proyectiles, meses ¿es un mal sin atenuantes, casi un se destruyan las instalaciones de la civilizadesastre? Hay que distinguir. He mostrado ción, que luego tendrán que pagar los que los graves inconvenientes, los peligros que no rompen nada; hay que rechazar igualencierra; pero acaso no es todo. La agitamente la represión desproporcionada; quiero decir, la represión no de la violencia, que, por supuesto, no puede ser tolerada, sino de la actividad o la expresión de las personas. Sobre todo, el espíritu inquieto debe trasladarse a sus cauces adecuados en una democracia. Dentro de pocas semanas, los españoles van a tener en sus manos papeletas electorales; allí deben depositar su BDICION INTERNACIONAL descontento o su aprobación, su desilusión o su entusiasmo. Deben consultar no lo que les dicen, sino su propio estado de ániUn medio publicitario único mo, su deseo, la imagen de España que para transmisión de mensajes quieren ver realizada Con eso basta. comerciales a ciento sesenta naciones Julián MARÍAS de la Real Academia Española

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