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ABC MADRID 14-05-1987 página 143
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ABC MADRID 14-05-1987 página 143

  • EdiciónABC, MADRID
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Interior 1959 Desnudo 1945 Demetrio Salgado (la generación desestimada) ERTENECE Demetrio Salgado a esa generación desestimada (la de los pintores que, en 1936, tenían veinte y pocos años) que ni logró los favores del régimen ni hoy disfruta la prolongación de aquellos favores, ni forma parte del revival del exilio. Los pintores de la generación de Demetrio Salgado vivieron los grises y largos años de un Madrid pobre en galerías de arte y de mediocre coleccionismo. Los encargos oficiales se reducían a un pequeño grupo de retratistas y, únicamente, la Exposición Nacional podía ser algo hospitalaria, a pesar de sus pueriles tabúes (ahora puede verse en la muestra de Demetrio Salgado un gran desnudo separado de un tríptico que fue rechazado por inmoral P Galería Espatter Marqués de Cubas, 23 de Madrid inicialmente, al menos, como los de Benjamín Patencia. Barjola, Alvaro Delgado, Redondela, García- Ochoa, Del Olmo, Prieto. Eduardo Vicente) Un repaso a las adquisiciones del Museo Español de Arte Contemporáneo, a la promoción oficial de nombres en las bienales internacionales, demostraría hasta qué extremos llegó la marginación de los pintores de la generación desestimada. Si hubo artistas mimados fueron, sobre todo, los de la llamada vanguardia (que era, entre nosotros, o bien cierta acentuación peculiar del arte internacional del momento, o más bien la recuperación un poco residual ya de los ismos que se habían sucedido en Europa en los últimos cincuenta años y entonces comenzaban a desarrollarse comercial y multinacíonalmente en USA) No se trata ahora de rechazar en bloque aquella política de bellas artes, pero sí de recordarla parcial, inclinada sobremanera (como ocurre hoy) a una orientación estética coyuntural. Nuestra ocasión de testigos nos obliga a señalar a aquella generación desestimada que evolucionaba creadoramente paralela a las reiterativas vanguardias, muchas de las cuales ya habían sido experimenta- Mayo el XX lo será de los jóvenes del primer tercio del año 2000. Entonces, tal vez, podrá estudiarse la generación desestimada, oficialmente desasistida y no perdida, cuando las vanguardias de hoy pertenezcan al siglo pasado Trece años faltan para que cubismo, surrealismo, informalismo, abstracción, pop y cuanto después estuvo en la cresta de la ola sea siglo pasado con sus glorias y sus miserias, posiblemente con más glorias que miserias, y unas y otras, como es tradicional, provocarán el entusiasmo y el desdén de la juventud. Yo he querido, a trece años del 2000 que verá en el XX el siglo pasado rendir un cordial homenaje a la generación de Demetrio Salgado, un gran pintor que sufrió los años de la guerra civil y los largos años de la posguerra; que no tuvo ni comprensión ni protección oficial, que vivió al margen de las atenciones estatales, que sobrellevó con dignidad y estoicismo el desfavor a que lo condicionaban, tanto o más que su pintura, sus ideas. Tuvo siempre, eso sí, como la mayoría de los pintores de su generación, la estimación de los que en la pintura sólo han querido ver pintura; pues la pintura, diremos parafraseando a Maurice Denis, antes que un favor oficial, es esencialmente arte. A. M. CAMPOY A B C 143 La nómina de los pintores de la generación desestimada constituiría una sorpresa para los que, con ingenua desinformación, creen que el régimen había favorecido a los artistas que no estaban en la que entonces- y ahora- se llamaba vanguardia. Alcalde, Arias, Bueno, Caballero, Caneja, Clavo, Frau, Lago, Laxeiro, Martínez Ortiz, Mateos, Mozos, Navarro Ramón, Penagos, Quirós, Demetrio Salgado, Solana, Ucelay, Vargas Ruiz, Vela Zanetti, son algunos nombres de aquella generación oficialmente desestimada (a los que pueden sumarse otros muchos de la escuela JUEVES 14- 5- 87 Demetrio Salgado das y superadas por algunos artistas españoles de la école de París El tiempo, inclemente, todo lo iguala, y el inmediato año 2000 (del que sólo nos separan trece años) situará a las vanguardias del siglo XX en el siglo pasado si es que las experiencias iniciadas en la primera anteguerra europea no siguen, impertérritas, proclamándose vanguardias en el siglo XXI. Es posible, no obstante, que en el vecino siglo XXI se reconsidere la perennidad de lo clásico frente a la fugacidad de lo moderno, como ahora ocurre respecto al siglo XIX, siglo pasado de nosotros, como

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