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ABC MADRID 14-05-1987 página 31
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ABC MADRID 14-05-1987 página 31

  • EdiciónABC, MADRID
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JUEVES 14- 5- 87- OPINION -ABC, pág. 31 L arraigo de la Corona a lo largo de los últimos diez años es uno de los hechos determinantes en la transición hacia la democracia. En su nueva etapa la Corona ha sido el gran elemento estabilizador que ha dirigido la recuperación de la soberanía nacional por el pueblo español. Durante su largo exilio la Corona no fue, en momento alguno, un centro de activismo político contra el régimen de Franco. Fue una institución nacional ajena al franquismo, a sus esquemas e intereses, que ofreció al pueblo español, sin rupturas ni sometimientos a la realidad cotidiana del poder personal, no ya una salida sino una solución para abrir la sociedad española hacia las libertades y la integración en Europa. La fe en las instituciones no permite, sin embargo, olvidar a las personas. Hoy hace dtez años que Don Juan de Borbón abdicó en su hijo y heredero como jefe de la Dinastía. Desde ese momento ha querido ser el primer subdito del Rey, admirable en sus largos silencios y en su discreción. Desde la muerte de Alfonso XIII en 1941, Don Juan ejerció con ejemplar dignidad y buen pulso político su función de Rey de derecho y de español exiliado. El 14 de mayo de 1977, en una breve ceremonia, hizo transferencia pública de sus responsabilidades históricas a Don Juan Carlos. Desde ese momento el Rey enlazaba jurídicamente con la sucesión de soberanos españoles de la que la Monarquía toma su legitimidad histórica. El Conde de Barcelona, que había observado con suma prudencia el desarrollo de los acontecimientos, adoptó su decisión de renuncia en 1977, coincidiendo con la convocatoria de las primeras elecciones generales en España. Al abrirse de modo efectivo el proyecto nacional que el Conde dé Barcelona representó desde 1941 era necesario conferir la herencia jurídica de la Monarquía española a Don Juan Carlos I. El Rey era la primera autoridad y representaba al Estado desde noviembre de 1975. Pero la forma monárquica del Estado requería, indispensablemente, la legitimidad dinástica, que vertebra como sustancia nutriente y medular la magistratu- E EL CONDE DE BARCELONA ra hereditaria. A los diez años del breve y sustantivo acto de la Zarzuela conviene recordar lo que significó la tenacidad, la persistencia en una idea de España, mantenida contra viento y marea por el Conde de Barcelona. Convendría volver hoy sobre sus palabras de 1941, de 1945, de 1947, de 1969: en los momentos más duros, Don Juan denunció la amenaza del totalitarismo en Europa y advirtió sobre los riesgos que el aislamiento y la dictadura traerían sobre España. Si al término de la segunda guerra mundial y a la muerte de Franco no se abrió la posibilidad de una tercera República, con todo lo que de aventurado, conflictivo y divisor tiene ese proyecto en España, fue gracias a la reserva nacional que la Institución representaba. Pero fue también gracias al temple y al coraje moral del español ante el que hoy nos inclinamos. LA LECCIÓN DE IBERIA ESPUÉS de muchos días de huelga, salpicados en meses, los trabajadores de tierra de Iberia han llegado a un acuerdo laboral con la empresa. Y han desconvocado las jornadas de huelga previstas para cinco días más entre finales de mayo y primeros de junio. De los ocho puntos que abarca el acuerdo tienen especial relieve dos: la elevación salarial en un 5,8 por 100 y el compromiso empresarial de levantar las suspensiones de la contratación laboral eventual. En primera aproximación al asunto se impone deducir que la firmeza de una postura empresarial, mantenida por el presidente de la compañía, Narciso Andreu, y asistida de muy justificadas razones, ha logrado reconducir a planteamientos razonables las desbordadas pretensiones sindicales. Al menos en lo más importante: en la aceptación de un au- D A jubilación anticipada de Amador Schüller ha dado lugar a la elección por el Claustro de la Complutense de un nuevo rector. Es el momento de reconocer una gestión pacificadora y de profesionalización durante los tres años que ha durado su mandato. La llegada del profesor Schüller al rectorado de la Complutense, en febrero de 1984, por decisión mayoritaria del Claustro, fue un punto de inflexión con la trayectoria de acelerada tensión que estaba sufriendo la primera y más numerosa Universidad de España. El profesor Schüller, de indiscutido prestigio profesional y académico, representaba entonces el anhelo de una mayoría en favor de una Universidad decidida a recobrar su sentido, su fuerza innovadora, su función de liderazgo intelectual y moral. Un lugar donde se enseñe a aprender y se investigue. Donde se prosiga la construcción del complejo edificio que designamos con la palabra ciencia La condición humana de Amador Schüller ha sido el factor integrador de voluntades para recuperar la gran Universidad madrileña. A su sucesor le corresponderá ahora avanzar por el camino abierto. L AMADOR SCHÜLLER Presidente- Editor GUILLERMO LUCA DE TENA Director LUIS MARÍA ANSON Director de ABC de Sevilla Francisco Giménez- Alemán Subdirector: Antonio Burgos Subdirectores o Valcárcel, J. Vila. J. Javaloyes M. Adrio, R. de Góngora: J. Amado ABC Jefes de Redacción: J. A. Gundín (CortmuMad) J. C. Azcue (Internacional) B. Setasategui (ABC Iterar A. Fernández (Economía) J. I. G. a Garzón (Cultura) A. A. González (Conrjnurtad) R Gutiérrez (Continuidad) L Lz Nicolás (Reportajes) C. Maribona (Continuidad) J. L Martín Descalzo (Sociedad) J. Olmo (Edición) L I. Parada (Suplementos Económicos) L Prados de la Raza (Continuidad) C. 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A. mentó salarial limitado al porcentaje que ha recomendado el Gobierno para contener presiones inflacionistas. Porque la concesión referente a los contratos eventuales sólo debe interpretarse, en cuanto al acuerdo atañe, como baza que facilita el juego, como eje de flexión. Sin embargo, en una reconsideración del asunto reclaman atención otras reflexiones. La dirección de Iberia, enrocada en la postura de autoridad que legítimamente debía mantener, entre otras cosas por ser la empresa del sector público y subvencionada con fondos del mismo carácter, ha conseguido resistir y desactivar la presión de los sindicatos. Lo cual demuestra- -en y otras análogas ocasiones se ha probado- -que asentir o condescender rápidamente a sus demandas, con la pretensión de ahorrar conflictos, no es camino recomendable ni que conduzca a mejores soluciones. Desde el revés del tapiz se comprueba que la fuerza sindical no es irresistible y que no todas las demandas sindicales se plantean amparadas con las mismas atendibles razones. De lo ocurrido en Iberia deberían sacar aleccionadoras conclusiones los gestores de otras empresas, privadas y públicas. Queda, pese a todo, una cuenta negativa que se debe anotar a la actuación de los sindicatos y, por lo tanto, a los criterios que mantienen sobre la huelga las centrales sindicales. En la conflictividad laboral que ha acosado a Iberia, existían otras partes que han sufrido muy considerable perjuicio: los usuarios o viajeros y el conjunto de la economía nacional. Ni aquellos ni ésta qued a n c o m p e n s a d o s en el acuerdo. No es posible entender, ni ejercerlo, el derecho de huelga como derecho ilimitado. No es a c e p t a b l e que u n servicio público de comunicaciones como lo es hoy la aviación quede a expensas, sin ningún requisito ni condicionamiento, de las decisiones sindicales que opten por huelgas proseguidas. Las pérdidas ocasionadas por estas jornadas de huelga no sólo tienen una evaluación económica. Han repercutido también en el prestigio de Iberia y en la imagen de nuestro país en el mundo.

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