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ABC MADRID 30-04-1987 página 79
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ABC MADRID 30-04-1987 página 79

  • EdiciónABC, MADRID
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JUEVES 30- 4- 87- LA FIESTA NACIONAL Séptima corrida de la Feria de Sevilla ABC, p 79 No tuvo suerte Joselito en su debut en la Maestranza Emilio Oliva cortó la única oreja de la tarde Sevilla. Vicente Zabala, enviado especial La mañana en la feria ha sido eminentemente espartaquista. Nos preguntamos: ¿cuántos caben en la Maestranza? Mienten los números de Canorea, mienten los viejos planos del histórico coso. Caben lo menos ochocientos o novecientos mil espectadores. Ahora resulta que todo el mundo ha visto a Espartaco, hasta los que no van nunca a los toros. Antonio Burgos ha llegado de Madrid hartito de pelearse con el personal de Iberia, que le ha tenido aparcado en el aeropuerto hasta la madrugada. Se ha perdido lo de Espartaco, pero relata en ¡a barbería de ABC que su niño, en cuanto le sintió entrar en casa, le dijo: Papá, vaya tela. A n t o n i o Burgos se creyó que el muchacho estaba preocupado por la tardanza, que pensaba que el avión se había venido abajo; pero ef niño no había tenido pensamientos tan negros, gracias a Dios. Lo de vaya tela iba por la tarde de toros Emilio Oliva que había dado Espartaco. Resulta que el padre le dejó su entrada del abono, y a las tantas estaba el gran escritor sevillano escuchando los naturales del rubio de Espartinas, éxito que le ha confirmado esta mañana un maestro sastre, al que Antonio quiere mucho y del que se fía de verdad, porque es muy buen aficionado. Le ha contado a la puerta de la catedral la que tiene formada este joven, que ayer iba en volandas entre las últimas luces del día, en hombros a la vera del Guadalquivir, camino del hotel. Los aficionados han ido a los toros con el mejor ánimo. La primavera ya se ha hecho verano en Sevilla. Y pesa el vino fino de la feria y hasta la manzanilla, que es más suave, porque entra fresquita, pero a la vera del sol se convierte en plomo derretido. El hígado protesta, pero el cerebro se encandila y el corazón late más deprisa, alegrándose de vivir, que no es mala cosa. Así que hemos cogido los prismáticos y nos hemos ido a la Maestranza a ver a Joselito. Suena muy duro eso de ir a la Maestranza a ver a Joselito, ¿verdad usted? Por si acaso, por si la irreverencia, nos santiguamos. Es demasiado eso de ir a contemplar a Joselito en 1987. Y hasta nos percatamos del valor que ha tenido el chaval madrileño al tomar ese apodo que utilizaba la afición para distinguir al más chico de histórico gallinero del toreo. Ficha de la corrida Plaza de la Real Maestranza. Séptima corrida de feria. Lleno hasta la bandera. Cuatro toros de los Herederos de Carlos Núñez y dos de Manolo González. A excepción del primero, de Manolo González, no se presentaron al lucimiento. No colaboraron para nada con los toreros. José Mari Manzanares, de tabaco y oro, pinchazo y media estocada (ovación) En el cuarto, pinchazo y estocada atravesadilla (silencio) Emilio Oliva, de caña y oro, estocada (ovación, oreja y vuelta al ruedo) En el quinto, pinchazo trasero y bajo, media trasera atravesada y cinco descabellos (aviso y palmas) Joselito, de rosa y oro, media delantera tendida (ovación) En el sexto, estocada (palmas) Contracorriente En primer lugar se llevó Manzanares un toraco grandullón, feo y manso, que costó un mundo picarlo, porque se salía suelto y fue tomando puyazos por toda ia plaza. Llegó a la muleta con media arrancada, defendiéndose con feas tarascadas. José Mari porfió por el pitón derecho, por aquello del qué dirán; mas sabía que no había nada que hacer. Mató de pinchazo y media estocada de fulminante efecto. El cuarto peleó con el caballo de pena, penita, pena; un buey de cara alta, distraído, convencido de antemano de que aquella gresca no iba con él. Llegó a la muleta de Manzanares con un peligro sordo, mirándole al torero, a la casaquilla, cuando no al cuello... Imposible de todo punto el lucimiento. El de Alicante adoptó sus precauciones, porque de haber intentado quedarse quieto a estas horas no estaría comentando las fatigas pasadas con los amigos. Acabó con él de dos pinchazos y estocada atravesadilla. Se llevó en segundo lugar otro toro de Manolo González al serle devuelto también por cojo el titular de Núñez- ¡vaya corridita! El sobrero fue de menos a más. Le hizo ganarse unas justas palmas al banderillero Alfonso Ordóñez por dos buenos pares. El toro tardeaba mucho ante la muleta. Le costaba una enormidad arrancarse. De pronto propinaba dos buenas arrancadas, largas, con el hocico por el suelo, pero en seguida se arrepentía y buscaba las femorales de Oliva, que no pudo redondear una tarde feliz como se prometía después de lo dispuesto que había salido desde el principio. Por cierto, que parece mentira que Emilio Oliva, torero e hijo de torero, vaya a la presidencia a saludar después de matar a su segundo toro. Sólo se hace a la muerte del primero, porque es el que se ha brindado obligatoriamente al presidente. Hay que cuidar estos detalles, que son elementales. Sin fortuna Cuatro verónicas de manos bajas de Joselito encandilan a la Maestranza. El crío baja las manos y suelta las muñecas para recibir a su primer toro. Vuelve a arrancar fuertes ovaciones en unas apretadas chicuelinas. El toro llega a la muleta muy aplomado. El público, con la mosca detrás de la oreja, porque el chaval se había negado a banderillear. La faena tuvo como virtud única la tranquilidad del torero, que no se dejó impresionar por el expectante silencio que se le dedicaba. Trasteo reposado el suyo, aunque sin lucimiento. El de Núñez, aplomado y corto de arrancada, embestía desganado, como por compromiso. Joselito no logró la vibración soñada con el deslucido enemigo de Núñez. Lo mató de media estocada y escuchó una ovación desde el tercio. El sexto no le dejó brillar con el capote ni tampoco con las banderillas. Esperaba con la cara alta, impidiendo que metiera los brazos, derrotando en las reuniones con intención de desarmar. Valentísimo se mostró Joselito con el descastado y aburridísimo animal. La tarde pesaba como una losa. Llevábamos casi tres horas en la plaza con un calor africano. El crío quería justificarse en tarde de tanta responsabilidad, pero el toro no le dejó. Por amor propio y dignidad no quedó. Lo mató por arriba, acabando con el toro y con la soporífera corrida entre los tibios aplausos de los graderíos. Mejoría de Pepe Luis Vargas Sevilla. Agencias El torero Pepe Luis Vargas sigue mejorando en su estado general, aunque a primeras horas de la tarde continuaba ingresado en la UCI de la residencia sanitaria García Morato, de Sevilla. El último parte médico facilitado a mediodía indica que desde el drenaje del acceso realizado ayer la temperatura se ha normalizado El estado séptico ha mejorado, según los médicos. El herido ha pasado la noche tranquilo, persistiendo un buen estado circulatorio del miembro y ha comenzado la movilización del mismo Como viene siendo habitual, firman el parte facultativo los doctores Arroyo y Pérez Bernal, de la UCI; Ordóñez, de Cirugía Cardiovascular, y Vila y Guzmán, de Cirugía. Lo más lucido El primero de Emilio Oliva fue devuelto a los corrales por cojo. En su lugar salió un sobrero de Manolo González, con muy poco trapío y escasa fuerza. Pero tenía nobleza. Oliva lo aprovechó en la primera serie sobre la mano derecha, echando el engaño adelante, aunque encorvándose a la hora de citar. Parecía un torero mejicano de los años cuarenta. Mejoraba mucho cuando enderezaba la figura, que esto se ha hecho para ejecutar las suertes erguido, máxime cuando se tiene tan buena planta como la que luce el chiquillo de Chiclana. Lo mejor, sin duda, el noble empeño de ligar los pases, de hermanarlos en las series, especialmente al relacionar el último, el de ida con el de vuelta que es el de pecho Estocada arriba, entrando con agallas, y la oreja del torito de Manolo González para Emilio Oliva.

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