ABC MADRID 30-04-1987 página 57

JUEVES 30- 4- 87- CULTURA -ABC, pág. 57 Goya: Mano a mano con Picasso en Madrid y una muestra insólita de su exilio en París Las dos capitales acogen sendas exposiciones de sus grabados Francisco de Goya figura simultáneamente en los carteles de dos plazas. Madrid y París acogen, con carácter de acontecimiento, sendas exposiciones de sus grabados. Mientras que en la capital de España e! pintor aragonés se empare Tauromaquia: GoyaPicasso la exposición madrileña se inaugura hoy y permanecerá abierta hasta el 30 de mayo. La muestra, procedente de la Fundación neoyorquina Arthur Ross, recoge treinta y tres grabados de Goya publicados en 1816 bajo el título Tauromaquia así como las veintiséis planchas realizadas por Picasso en 1956 sobre el Arte de torear Es así posible comparar la capacidad de dos genios para captar el movimiento, la vida y el furor de una corrida. La densidad y complejidad del mundo goyesco se contrapone con el esquemático trazado picassiano. Un toque de clarín y se repiten las suertes: paralelos van el Salto con la garrocha de Picasso, y la goyesca Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en la de Madrid el nacimiento de la suerte de banderillas en el XIX aparece consagrado en nuestro contemporáneo Clavando un par de banderillas los dos a un tiempo Echan perros al toro Si Goya transita por las ligeramente grises tonalidades de luz y sombra, Picasso se lanza at fuerte contraste y al dominio de la silueta. Este vuelca a su público en la plaza a través de unos trazos que son insinuación de entusiasmo y curva de griterío. Expresividad lograda gracias al manejo de la sombra y la silueta, y la ayuda complementaria del complejo método del aguatinta al azúcar. Madrid París. C. I. de Bustos J. P. Quiñonero ja en un mano a mano taurómaco con Pablo Picasso, con el Casón del Buen Retiro como escenario, en la capital francesa cuarenta de sus dibujos parisiensesnos permiten atisbar una penúltima y casi desconocida etapa del genio. American dreams cien años de realidad norteamericana Madrid. J. M. C. Hoy se inaugura en el Centro de Arte Reina Sofía una exposición llamada American dreams Tan poético nombre responde a una selección fotográfica que recorre más de cien años de realidad norteamericana. Es un panorama impresionante en lo puramente plástico, pero también algo que inauguró la que podríamos llamar Cultura de la imagen, prolongada luego en el cine y la televisión. Una cultura de carácter propio, imágenes que no son literatura ni pintura, que son imágenes. Podrá comprenderse sin mucho apuro la heterogeneidad de la oferta, que incluye todo tipo de escuelas, motivos y técnicas. Desde el paisajismo desaforado de Carleton E. Watkins se pasa a la elaboración intelectual y casi expresionista de Stieglitz o a las experimentaciones casi abstractas de Langdon Coburn, pero la realidad de su tierra, su gente y sus ciudades nunca se separan de estos personajes. La fotografía norteamericana es un ¡cono social reconocido en pintura desde tiempos de Andy Warhol, hasta llegar a confundirse. Hoy en día artistas del simulacionismo americano pueden utilizar una foto de Walker Evans en el mismo sentido que usan un Miró para copiarlo. En todo ello hay verdaderos genios como Speichen, cuya fotografía de Rodin y su pensador marcó una época (y lo sigue haciendo) Como la marcó Edward Weston en la fotografía naturalista o Strand en el reportaje de ambientes y tipos. Hablando de reportajes, recordar a Weegee, el mayor fotógrafo del mundo y sus terribles comentarios sociales. Por no olvidar a Man Ray, Blumenfeld, Arbus, Penn, Adams, Avedon o el más reciente y esplendoroso Maplethorpe. Esta exposición estará abierta hasta junio, y con su motivo Nan Goldin presentará su espectáculo múltiple Balada de la dependencia sexual de una hora de duración. La muestra ha sido seleccionada por Belinda Rathorne sobre fondos de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Filadelfia, así como por muchos fotógrafos particulares. Con este motivo se ha editado una catálogo magníficamente impreso. Caballero español en plaza quebrando rejoncillos sin auxilio de los chulos final. En París, sin embargo, Goya vive varios meses, una etapa mal conocida, instalado en ei hotel Favart, en el corazón del París galante de la época. Assurances Genérales de France, propietaria actual del edificio del hotel Favart, ha tenido la buena idea de recordar ese pasaje goyesco por París con una placa conmemorativa y una exposición presentada, con mucho cariño, por nuestro embajador, Juan Duran Loriga. Les nouveaux caprices de Goya se complementa con una exposición paralela de homenaje y recuerdo en la que participan doce pintores españoles que han residido o residen en París: Broto, Castellano, Clavé, Cruspinera, Guanse, Marín, Oter, Pelayo, Pradal, Saura, Segovia y Vilato. Esta placa y la exposición de esa obra parisina del pintor de Fuendetodos pudieran servir como motor para una investigación más amplia, que estos acontecimientos subrayan de modo sensible. En definitiva, ta presencia de Goya en París se inscribe en el marco de un problema mucho más vasto: el de los exilados románticos españoles. En torno a la rué Marivaux, la geografía parisina de Goya no deja de hablar de la geografía parisina de esos exiliados. Vicente Arnao, ex prefecto de Madrid, vivía en el faubourg Montmartre. Joaquín María de Ferrer vivía en la rué Blue. Se trata de direcciones perdidas en el anonimato de la gran ciudad. Sin embargo, el azar teje extrañas relaciones... Está por escribir la parte española de esa aventura urbana y cultural. De ahí el interés de esta exposición y esa placa conmemorativa. Si, por una vez, pudiera permitirme una confidencia insignificante, tendría que recordar que la primera vez que llegué a París como corresponsal viví en principio en un viejo hotel que está, precisamente, a menos de cincuenta metros del hotel Favart, donde se instaló por vez primera Goya. Nuevos caprichos La exposición Les nouveaux caprices de Goya (P a r í s 1824- 28) recoge cuarenta dibujos parisinos poco conocidos y nos permite recobrar una penúltima etapa del genio, que, antes de instalarse definitivamete en Burdeos, vivió en París varios meses mal conocidos, que forman parte de un capítulo inédito de la historia de nuestros exiliados románticos. Goya llegó a París, en la diligencia de Burdeos, el 30 de junio de 1824. Toda su gran obra está ya tras él, y el exilio de Burdeos vendrá a confirmar el exilio UNA CONSTITUCIÓN QUE NO CONDENA A QUIENES TIENEN RAZÓN, ¡PERMÍTANME! Quien tiene razón es un matón. Julio CERÓN