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ABC MADRID 29-04-1987 página 34
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ABC MADRID 29-04-1987 página 34

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC, pág. 34- TRIBUNA ABIERTA -MIÉRCOLES 29- 4- 87 la era del tren. El a u t o m ó v i l- los aviones más tard e- iban a disputarle su casi absoluto imporio en las primeras décadas del siglo. Quién lo diría viendo los viejos grabados que mostraban los coches descubiertos con las bocinas asomadas insolentemente sobre los salvabarros; el chauffeur -e r a entonces chauffeur sería después chófer, españolizando la palabra y, por fin, mecánico- con grandes gafas, ciñendo con ambas manos el enorme volante, los dueños envueltos en guardapolvos y el todo- víctima de una avería cualquiera- tirado por unos jamelgos escuálidos a los que azuzaban los arrieros. Ah, esas imágenes se hicieron pronto tan anacrónicas como las de los barberos sacando las muelas de sus espantados clientes, cuyos rostros inspiraron, sin duda, los de algunos caprichos de Goya. Cierto que a esas estampas del pasado las reemplazaron otras más terribles: las de ios accidentes, que dejan apenas ver cuerpos humanos entre los hierros retorcidos, pero eso no fue obstáculo para la supremacía del motor de explosión sobre las máquinas de vapor. Proclamemos que éstas, consideradas en principio como un elemento distorsionante del paisaje, se fundieron bien pronto con él. En un principio, su coyunda la rechazaban los ojos. Después la aceptaron con tanta complacencia que el tren dejó de ser cuerpo extraño hasta en las más bucólicas pinturas. Sentaba bien el boscaje de los pinos, de los eucaliptos, de la pinarada, aquel penacho de blanco humo filtrándose entre sus ramas, al extremo de que las modernas locomotoras eléctricas- no fumadoras- desdicen un poco de las pasadas. Por añadidura, el silbido con que, a veces, anunciaban las tinieblas de los túneles o la alegría de la luz recobrada o, simplemente, la proximidad de los pasos a nivel, era preferible acústicamente al temeroso bramido de las máquinas eléctricas de hoy. Lo de aquéllas era un saludo, lo de éstas una amenaza. Por si la competencia del automóvil fuera quantité negligeable apareció el avión. Diríase que al tren lo habían derrotado entre los dos, pero he aquí que, a la manera inglesa, si ha de entenderse que perdió alguna batalla, nó parece que haya perdido la guerra. Hoy asistimos a la resurrección del tren. Los trenes alcanzan ya velocidades, si no imposibles para los cilindros, sí vedados por las ordenanzas y, como es lógico, doblan la comodidad, el bienestar y la seguridad de los viajeros, Los 200 kilómetros a la hora se dan en Francia y en Alemania; cifras superiores las consiguen los japoneses, y hasta nuestra RENFE anuncia que los de su enseña marcarán los 160. P A R E C Í A declinar Las glorias del pullman, esas sí, se me antoja, perecieron ya. Aquellos salones de holgadas y solemnes butacas, de suntuosas cortinas, de reverenciales criados, como las golondrinas becquerianas, seguramente no volverán, al menos con el ringorrango de principios de sigio. Algo se ha hecho para renovar el famoso Orient Express que enlazaba París a Constantinopla y, en menor escala, el Tren de la Fresa que va desde la estación del Mediodía a Aranjuez, pero la revancha ferroviaria no hay que buscarla en esas recons- pa de hoy; los frágiles neumáticos fueron sustituidos por otros de gran duración y consisPor Joaquín CALVO- SOTELO tencia. Así, la velocidad- primera conquista del trucciones más o menos folclóricas, sino en motor de explosión- pudo saborearse sin la multiplicación de su eficacia, en el ingenio más riesgos que la impericia del conductor o con que se aunan y se ofrecen al viajero rapi- la imprudencia del viandante. El reventón de dez, limpieza y economía. El reto está lanza- las ruedas casi pasaba a la historia, igual que do y las escaramuzas iniciales son alentado- los pinchazos y los fallos mecánicos. El tren iba a espolear la imaginación de los ras para aquellos monstruos de centella y llapoetas, de los novelistas, del mas que estremecían al bueno teatro, del cine. El amor, el éxito, de don Ramón de Campoamor. el crimen se hospedaría sobre Confieso que esa resurrección sus ejes. Ana Karenina, arrojándel tren o, si la palabra resurrecdose a las ruedas de la locomoción se nos antoja excesiva portora, estremecería a millares de que la verdad es que muerto no lectores. El erotismo se cobraría lo estuvo jamás, me complace. su cuota entre nosotros con Guardo fidelidad a mis recuerdos Las memorias de un vagón de infantiles y he de decir que, enferrocarril de Eduardo Zamatre ellos, figura el uso y manejo cois, y la literatura policiaca obde los trenes como mi juego fatendría uno de sus éxitos más vorito. No había por entonces resonantes en los raíles del trenes eléctricos, ni en las estaOrient Express de Agatha Chrisciones ni en las tiendas. Todos tie. El exprés de Shanghai: el cóeran mecánicos, pero la repromico tren más madera, más ducción a escala de sus vagones madera de los hermanos Marx, J. Calvo- Sotelo se hacía con bastante puntualiserían sumandos que añadir a de la Real Academia dad. Ya adulto, mi amigo el marEspañola los innumerables del cine. El úlqués de Monistrol, maquinista timo tren de Madrid era una pe- amateur él mismo, me invitaba lícula de propaganda facturada en Hollywood algunas tardes a disfrutar de la instalación fe- año 1937- en la que se veía a una monjirroviaria que tenía montada en una de las hata abstraerse en los rezos de su breviario bitaciones de su casa y que era la más compara no despertar las sospechas de los milipleta que había visto nunca y que había de cianos. Yo, que había huido de Madrid poco ver hasta hoy. Convertidos en jefes de estaantes, no daba crédito a mis ojos. Huelga deción, sujetos al horario que fijaba, a las entracir que las tocas, el breviario y la oración no das y salidas señaladas en sus tablas de inseran, por aquel tiempo, buen pasaporte de trucciones, veíamos circular, para nuestro deviaje. leite, hasta una docena de convoyes, unos de viajeros, otros de mercancías, sobre una red pródiga de curvas, de obras de fábrica, de La verdad es que plantear como un duelo a puentes diversos, flanqueando ciudades en muerte la competencia de los trenes, los auminiatura, lagos y montañas. tomóviles y los aviones, es quizá exagerado. Los tres medios de comunicación o enlace El tren tuvo su hora triunfal y hegemónica en el columpio del fin y principio de siglo; la están llamados a convivir, a cubrir cada uno parcelas determinadas. Es indudable la crisis diligencia pereció en sus manos con una del tren en los grandes trayectos- Nueva muerte patética é irremediable. Todo fue York- Los Angeles; Moscú- Vladivostock- cuestión de tiempo: el que se tardaba en busPara esos gigantescos tramos abren sus car la sustentación económica de la empresa grandes alas los aviones supersónicos, pero a la que seguía el tendido de líneas. Una cohace bien el tren en no darse por vencido y piosa literatura servía de hiedra a las diligencias y, tal vez, el hombre que la apadrinaba sus nuevas conquistas acreditan la buena salud de que disfruta y el porvenir que le aguarera Dickens. Bola de sebo de Maupasda. No está tan garantizada, en cambio, la sant, sería uno de los más resplandecientes y supervivencia de los trasatlánticos que antapostrimeros retratos en los que la diligencia ño señoreaban los mares; más justo sería deasumiría el papel de protagonista. No hubo ricir que ésos perecieron ya o valen tan sólo val para el ferrocarril hasta que surgió el aupara los cruceros de lujo. Son el asilo de los tomóvil. Pero la competencia del automóvil millonarios americanos de la llamada tercera empezó siendo poca cosa hasta que la evoluedad. De vez en cuando cruza sus puentes, ción de la técnica le dotó de armas poderosísimas. Los caminos vecinales, que se habían como la mariposa la luz, una pareja de recién convertido en caminos de hierro, pasaron casados qué viven, de babor a estribor, su luna de miel, pero, por las noches, las prótedespués a ser asfaltadas carreteras de ansis de la mayoría de los viajeros mastican chos arcenes, predecesoras de las maravillocon dificultades las refinadas minutas de los sas autopistas, el sistema arterial de la Eurocomedores de primera clase... EL TREN OPORTUNIDAD Vendo extraordinario solar Para hotel, residencia de ancianos, centro de estudios, etc. Zona glorieta de Atocha Teléfono 227 39 56- 57 En fin... los trenes son como un espejo del país en que circulan. Motivo de orgullo unas veces, de depresión otras. Para los nuestros se anuncian copiosas inversiones y, como es lógico, mejoras ciertas. Yo asisto complacido a este remozamiento y brindo, ilusionadamente, por el ilimitado ensanche de sus dominios.

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