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ABC MADRID 27-04-1987 página 3
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ABC MADRID 27-04-1987 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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E ü 1 T A D O P O R PRENSA ESPAÑOLA SOCIEDAD ANÓNIMA 27 DE ABRIL DE 1981 ABC R E 1) A C C 1 O M ADMINISTRACIÓN TALLERES- SERRANO. 61 2 8 0 0 6- I A DR ID V FUNDADO EN 1905 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA A sierra en invierno se purifica. Llovió en otoño y luego nevó. El aire está lavado y fresco, la tierra húmeda, los troncos cobrizos del pinar de Valsaín parecen bruñidos y en las ramas de verde profundo brillan ai sol las últimas gotas de agua o copos de nieve como lampos irisados. Ahora que la primavera llega, el sotobosque va a rebrotar, la savia renovará los enebrales, los jarales, los romerales y los tomillares y toda la sierra exhalará un perfume silvestre que llegará a Madrid en las mañanas frescas cuando ha llovido algo y sopla brisa del Norte. En este momento maravilloso parece mentira el incendio. Y, sin embargo, yo lo he imaginado desde la nieve como una visión alucinante y posible dentro de unos meses. Es difícil apartar el recuerdo de los bosques incendiados cuando, a fines del verano pasado, se cruzaba de Francia a España, atravesando la Provenza, el Languedoc, el Rosellón y Cataluña. El aríiérepays de la Costa Azul se sofocaba bajo las humaredas de los Alpes Marítimos; en el Languedoc y Cataluña las garrigas eran inmensos braseros y Montserrat había estado a punto de perecer. El viajero no podía cruzar aquel paisaje sin congoja. L SONATA DE PRIMAVERA Y EL BOSQUE EN LLAMAS el pardo sayal, como cuero reseco, que se ve desde el aire cuando se traspone el Pirineo. Uno puede venir de la Europa verde, la de los bosques escandinavos en donde aún parece que viven las deidades antinórdicas; uas o los héroes de las sagas conservan e las selvas germánicas que sus viejos nombres, Selva de Franconia Selva Negra de las foréts y los bois de Francia, bellos como jardines, y se encuentra con el erial español y piensa que, en buena parte, lo hemos hecho nosotros mismos manejando, casi con fruición, el hacha y la tea. Ahora en Europa están gravemente preocupados con la Waldsterben o la muerte del bosque, y una voz de alarma conmueve a los políticos del continente y hace temblar a todos los europeos en general ante el peligro de que sus bosques perezcan bajo las lluvias acidas los escapes de gas y todas las contaminaciones procedentes del desarrollo industrial y de los medios modernos de transporte terrestre, fluvial y aéreo. Pensé en España. Pensé en nuestros A esta inquietud se ha añadido, en Franviejos, funestos hábitos: la milenaria aceicia especialmente, una movilización contra fa guerrera a la que los españoles del el otro peligro, el incendio. Hay un gran deNorte y del Sur se dedicaron durante los si- bate nacional. Haroun Tazieff, el vulcanóloglos de la Edad Media, incendiando los go francés, gran conocedor del fuego, ha llamado la atención sobre el abandono de bosques del contrario; las rozas y talas los bosques mediterráneos, desertados para convertir selvas hermosas en pobres por el éxodo de sus antiguos habitantes, tierras agrícolas; las cortas masivas, conslos leñadores, carboneros, pastores o petantes y sin repoblación, para la construcqueños agricultores que eran antes, más ción de las armadas; el combustible para que un peligro, quienes cuidaban del bosfraguas y ferrones; las oscuras venganzas que habitado. Ahora la maleza crece desorrurales; la tea del loco solitario... denadamente en la soledad, nadie desbroY una vez más comparé el paisaje de za, los cortafuegos no se mantienen y en España con el del resto de Europa. Todo el este terreno descuidado, la sequía, los immundo sabe que hay unas condiciones prudentes y los pirómanos dejan detrás de sí las brasas del incendio. geográficas por medio que nos separan del clima europeo central y nórdico; que EspaSe está proyectando la revalorización del ña es, climáticamente, más mediterránea bosque por la instalación de pequeños sisque atlántica, aunque parezca un promontemas- egropastoriles, por la limpieza constorio que avanza desde Europa hacia el tante del sotobosque, la vigilancia aérea y océano, y que lámesela es un pequeño Tíla seteeeíéfv de- las- espeete de repoblabét árido. Pero también es verdad que la ción, con mucho cuidado de las resinomano del hombre ha agravado y sigue sas que son más propicias al incendio agravando esta situación dada. que las frescas y húmedas frondosas en fin, por toda una política agroforestal nueYo no sé si es cierta la famosa leyenda de la ardilla ibérica que atravesaba la Pe- va, por una ordenación de esa gran riqueza europea hoy en peligro. En busca de las nínsula de Cádiz al Pirineo, saltando de rama en rama. Supongo que es un mito más del pasado, pero como mito puede reflejar no sólo una nostalgia de algo irreal, sino también un lejano recuerdo depositado LA MAYOR COLECCIÓN DE en la memoria colectiva del pueblo. En todo caso, como se ha recordado en varias ocasiones, España está llena de lugares llamados pinar castañar alameda acebeda olmedo encinar haedo fresneda cereceda robledo enebral manzanares perales poveda Gran exposición y venta; en donde quedan pocos o no quedan rastros de los árboles epónimos. Algo ha suHOTEL WELLINGTON cedido que no es sólo el hado, el sino fatal, DEL 26 DE ABRIL AL 2 DE MAYO V ¿L ¿I la mala suerte con la que solemos disculparnos los españoles, pero la mano misma, nuestra torpe mano que ha ido arrancando bosques a la tierra madre como quien le C Velázquez, 8 Tel. 2754400. arranca una túnica verde hasta dejarla en enfermedades arbóreas, los guardianes de los bosques miran con atención y alarma a ver si ha surgido el Angst Anch la ramita del miedo, un pequeño brote en la base de las ramas grandes que dicen que es la señal de que el árbol está gravemente tocado y lanza entonces una especie de grito de socorro en un esfuerzo desesperado antes de morir. ¿Tendremos nosotros la misma inquietud? ¿Estaremos mirando a los árboles con atención y amor? ¿El verano ibérico nos sorprenderá con los árboles rodeados de maleza como yesca pronta a arder? ¿Volverán unos desalmados, dentros de unos meses, a violar el bosque? Yo creo que España no es un país condenado a la aridez total. En nuestra tierra, cuando se planta y se cuida, el árbol crece. En los Reales Sitios de Aranjuez, El Escorial o La Granja, sea al borde de la vega del Tajo, o en la altura, sea en la solana de la sierra o en la umbría, han crecido opulentos los castaños y los olmos, las araucarias y las welingtonias, las hayas y los abetos. Todo, o casi todo, ha crecido porque ha habido empeño y cuidado. ¿No será, pues, cuestión de empeñarse enérgicamente en- suscitar una gran pasión nacional, una movilización de todo el país para repoblar, proteger y cuidar? Gran parte del bosque europeo es ya bosque moderno, no primigenio; está plantado. Yo no soy botánico ni experto forestal, pero he visto crecer hermosamente robles en treinta años. Treinta años son muchos para uno mismo, pero no son nada en la vida de un pueblo. Gabriel Alonso de Herrera decía, hace cuatro siglos, en su famosa Obra de Agricultura Rabiando de las arboledas: Mas quien quisiere gozar de ellas en la vejez, si Dios allá le llegare, procure trabajar y poner en la mocedad, plantar. ¿No seremos capaces de plantar árboles para que los vean nuestros nietos, o es que sólo somos capaces de plantar el exótico y económicamente rentable, pero feo y destructor eucalipto, para cortarlo a los diez años? ALFOMBRAS PERSAS Y ORIENTALES 4 p Me parece que es bueno que se sepa que la Comunidad Económica Europea, a ia que pertenecemos, tiene un Comité de la Propiedad Forestal, con delegados en cada país, q u e lucha por d e f e n d e r e s a propiedad- tesoro y que el delegado en Espana es Carlos Romero de Lecea, un compatriota eminente cuya elegancia espiritual siempre le ha llevado a interesarse por cosas ajenas a su profesión, pero que, por pertenecer a nuestro patrimonio común- e l arte o la Naturaleza- le incitaban a su defensa. Y que hay en España una Federación Española Forestal que agrupa a tres millones de propietarios de bosques que quieren preservar a nuestro país de un empobrecimiento trágico- de ese patrimonio silvestre. ¿Se sabe que la suma de los incendios anuales de España ha sido hasta ahora superior a la de todos los de la Comunidad Europea? Hagamos ahora, que aún es tiempo, lo posible para que este verano llegue a Madrid el perfume de los espliegos y los tomillos, pero no el acre olor de los incendios. ¿Podremos escuchar sin temor la sonata de primavera? Alfonso de la SERNA

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