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ABC MADRID 17-04-1987 página 55
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ABC MADRID 17-04-1987 página 55

  • EdiciónABC, MADRID
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1 VIERNES 17- 4- 87- SÜCESOS -ABC, pág. 55 Gades, en el entierro de su hermano: ¡Asesinos... me lo habéis matao La Polaca y Cristina Hoyos acompañaban al bailarín Madrid. Maite Alfageme Los restos mortales del hermano de Antonio Gades, Enrique Esteve Rodenas, brutalmente apuñalado durante la noche del pasado lunes en una calle próxima a la Puerta del Sol, recibieron sepultura a mediodía de ayer en el nicho número 183 del madrileño cementerio de Fuencarral. Antonio Gades, deshecho en lágrimas, acudió al camposanto en compañía de La Polaca y de Cristina Hoyos, fiel compañera de escena del bailarín. Aunque se esperaba que Pepa Flores, Matonio murió poco después a consecuencia de risol, se trasladara desde Altea a Madrid para la puñalada que le atravesó el abdomen. Moasistir al sepelio del que fuera su cuñado, la mentos antes, Enrique había sido auxiliado actriz no estuvo presente en las honras fúnepor dos transeúntes que le recogieron en la bres. Es sabido que Marisol, a pesar de su calle Núñez Arce, próxima a la Puerta del separación matrimonial con Antonio Gades, Sol. Según han declarado los dos ciudadanos mantenía excelentes relaciones con el hermaque prestaron los primeros auxilios a Enrique no de éste, aunque no con la madre del baiEsteve, antes de perder el conocimiento, éste larín. Sin embargo, el pasado mes de agosto, musitó que había sido atracado por dos indicon motivo de la muerte del padre de Gades, viduos y apuñalado por negarse a entregarles Pepa Flores viajó desde Altea, donde habisu americana Según parece, alguien vio tualmente reside, para acompañar a la familia correr por aquella céntrica calle a un individe su ex marido en aquellos momentos de duo de tez muy morena. dolor. Al conocer la trágica noticia, Antonio Gades se trasladó a Madrid desde Barcelona en la Tampoco asistió al entierro de su hijo Auretarde del martes. Desde su llegada a la capilia Rodenas, una mujer de más de setenta tal, el bailarín ha soportado los que quizá reaños que, según pudo saber ABC, apenas presenten los momentos más amargos de su come ni duerme desde la mañana en que la vida: la identificación del cadáver ensangrenavisaron del Instituto Anatómico Forense para tado de su hermano, la capilla ardiente, un que identificase el cadáver de Quique aluvión de pésames de amigos apesadumAl borde de las once de la mañana llegaba brados y el entierro, durante el cual, el coreóel coreógrafo, oculto tras unas oscuras gafas grafo y bailarín, entregado a su desesperade sol, a las dependencias del Instituto Anación, apenas luchó por mantener la entereza. tómico Forense, desde donde el cortejo fúnebre se dirigiría momentos después al cemenUna vez que los enterradores del cementeterio de Fuencarral. Amigos íntimos de Enririo de Fuencarral hubieron cerrado el nicho que, compañeros de la cooperativa de danza con los restos de Enrique Esteve Rodenas, durante tantos años dirigida por Antonio, baimientras familiares y amigos daban su último laoras, familiares, miembros de la Prensa adiós al bailarín desaparecido, La Polaca gráfica y del corazón y curiosos acompañacon lágrimas en ios ojos, arrancaba de una ron hasta el camposanto al vehículo que inmensa corona de flores la cinta violácea en transportaba, por las desérticas calles de Mala que podía leerse: De tu madre y hermadrid, los restos mortales del también bailarín no La bailaora quiso llevarse aquel recuerdesaparecido. do del cementerio. Para Aurelia dijo. La Polaca y su marido, Cristina Hoyos y Juan Antonio Jiménez, artista que habitualmente interpreta papeles estelares en los ballets de Gades, no abandonaron un solo momento a su entrañable amigo, abatido por Orense. Ep el dolor. Antonio, llorando, murmuraba una y otra vez: ¡Asesinos... asesinos, me lo haEl expreso Rías Altas con dirección Mabéis mataob drid chocó, por motivos aún desconocidos, en Junto a las tumbas los compañeros de En- las primeras horas de la madrugada de ayer, rique comentaban, en tono muy bajo, cómo con un tren de mercancías a la entrada de hace unos años salíamos del teatro a horas una curva, muy cerca de la localidad orensaintempestivas, a las cuatro y a las cinco de la na de Quíntela, permaneciendo interrumpido madrugada, y caminábamos con toda tranqui- el tráfico ferroviario durante veinticuatro horas lidad por la Gran Vía, por la Glorieta de San hasta ser retirada la chatarra que ocupaba Bernardo... Y ahora, a las nueve de la noche, las vías. Seis personas resultaron heridas a consete pegan una puñalá y te matan para quitarte cuatro duros y una americana Conversa- cuencia de la colisión, tres de las cuales fueban también sobre la figura jovial y encanta- ron dadas de alta en la mañana de ayer. Los dora de Enrique, siempre de buen humor y, otros tres heridos, todos ellos funcionarios de sin embargo, ya ve, ha tenido que morir de RENFE, son: Ángel Rodríguez Palacios, de treinta y cuatro años, jefe del convoy; Agustín este modo tan repulsivo Mientras tanto, continúan las investigacio- Crespo Aragón, de treinta y siete, y Ramiro nes policiales en torno al asesinato de Enri- Juárez de la Mano, de veintiocho años. Su que Esteve quien, como se sabe, ingresó en estado ha sido calificado de menos grave y estado gravísimo en el hospital Clínico de se espera que sus contusiones y magulladuMadrid alrededor de las nueve y media de la ras permitan en breve su alta médica de la noche del pasado lunes. Pese a que los mé- Residencia Sanitaria de la Seguridad Social dicos que le atendieron hicieron lo imposible de Orense, donde hasta el momento permapor salvarle la vida, el único hermano de An- necen ingresados. Atracan un hotel madrileño disfrazados de policías Madrid. S. S. Cuatro individuos armados con pistolas, dos de ellos vestidos con uniformes de Policía Nacional, asaltaron al filo de las cinco y media de la madrugada de ayer el Hotel Carlton, situado en el paseo de las Delicias, número 26, y se apoderaron de cincuenta cajas de seguridad. Tras entrar por la puerta principal del establecimiento dijeron a los empleados que se había anunciado la inminente explosión de una bomba, manifestó Alfonso Reviriego, director del establecimiento. Alfonso Reviriego afirmó que el valor del botín sustraído por los delincuentes, que amenazaron a los trabajadores con dos pistolas, no llega al millón y medio de pesetas. El dinero- precisó Reviriego- estaba depositado en estas cajas como moneda de cambio para los clientes que la solicitan y no había pertenencia alguna de la clientela. Los cuatro hombres, que estuvieron en el hotel desde las cinco y media de la madrugada hasta pasadas las siete y media de la mañana, arrancaron de cuajo los dos bloques de pequeñas cajas fuertes que el hotel tiene al lado de la conserjería y que están destinadas al depósito de valores. Las cajas de seguridad que, según Reviriego, pesa cada uno de los bloques entre los 60 y 70 kilos, fueron forzadas por tres de los asaltantes y, ante la imposibilidad de conseguir abrirlas con palancas, las desprendieron de la pared y las fueron arrastrando hasta sacarlas por la puerta de servicio donde un cuarto cómplice les esperaba en un vehículo. Dos hombres vestidos de Policía Nacional llamaron a la puerta principal y nos pidieron que le abriéramos porque se había notificado que iba a estallar una bomba contó uno de los empleados. Naturalmente- precisó- les abrimos y, en ese momento, nos condujeron a los dos conserjes que solemos hacer guardia de madrugada hasta el salón- bar, donde nos hicieron sentar en los sofás y nos pusieron esparadrapos en boca y manos, de forma que no podíamos ni hablar ni movernos El director del Carlton confirmó esta versión, y precisó además que después de conseguir reducir al conserje y recepcionista estuvieron atentos al personal que iba llegando: En total- aseguró- mantuvieron retenidas a nueve personas, otros cinco empleados del turno de mañana, el distribuidor de bollería y el encarqado de recoaer las basuras. Los atracadores, a quienes casi todos los trabajadores describieron como hombres de no más de treinta años, corpulentos y dispuestos a todo comenzaron a manipular las cajas, pidieron las llaves a los conserjes, que negaron poseerlas, y luego, con un evidente nerviosismo decidieron desprenderlas y llevárselas tal cual expresó el director del Carlton. Ninguno de los nueve testigos pudo describir la fisonomía de los delicuentes: dos, explicaron, iban vestidos de policía, uno de ellos con una barba que luego descubrimos que era postiza porque se le cayó; el otro era joven también y no nos dio tiempo s observar sus facciones; el otro casi no se dejo ver El cuarto esperaba fuera y sólo supimos de su existencia en el momento en que huyeron en el coche que él conducía Orense: seis heridos al chocar el Rías Altas con otro tren

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