Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 16-04-1987 página 28
ABC MADRID 16-04-1987 página 28
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 16-04-1987 página 28

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página28
Más información

Descripción

ABC, pág. 28 i EPETIA una vez más parte de ese itinerario peatonal parisino aderezado de museos que empieza en el dedicado a Picasso, pasa por el de la Caza, el de los Hugonotes, estalla en el Pompidou, suma a su argumento artístico el Centro de Anticuarios, que está a la puerta del Louvre- e n este momento en obras trepidantes- y remata, desde hace meses, en el nuevo Museo D Orsay. A unos pasos, al otro lado del río, está el admirable Museo de las Artes Decorativas conectado, con sólo cruzar la Concordia, por jardines al Gran Palais, donde siempre hay alguna exposición viva. Mi curiosidad se excita año a año ante esta perspectiva. En el Pompidou, que para mi sorpresa se mantiene cuidado, mi objetivo se centraba en la exposición de Hans Hollein, arquitecto vienes de cincuenta y dos años que, a pesar de su alergia a la clasificación, muestra, en la evolución de toda su obra, la equilibrada armonía que puede resultar de unir al rigor germano la inspiración meridional austríaca. Empieza proyectando tiendas en las que se detiene en el diseño de los detalles. Proyectos pequeños a los que, al mirar lo mínimo con su creatividad, convierte en máximos. De su serie de comercios surge un repertorio de lámparas, luminarias, farolas, puertas, cerrajerías, escaparates, dinteles y mobiliario, que componen un idioma arquitectónico que hoy, después de ganar el más grande premio de arquitectura contemporánea, le sirve para desarrollar grandes frases de una jugosidad y riqueza únicos. Entre los proyectos, ahora grandes también por su dimensión, que tiene en marcha, hay varios museos, uno de ellos para la colección de nuestro asiduo visitante el barón Von Thyssen en Lugano. A la vista del movimiento museístico universal se da uno cuenta que una humanidad cada vez más informada y culta exige con refinamiento progresivo, y los paga, dignos marcos donde calmar su hambre de arte y belleza. Además de la obra dé Hollein son recientes en Alemania el museo de Francfort de Ungers, el de Stutgart de Steerling y la ampliación del Museo de Munich, piezas capitales, todas ellas, de la arquitectura contemporánea situadas en ciudades de dimensión media en las que no se dan aglomeraciones. Las sucesivas ampliaciones de la Tate Gallery en Londres y del Metropolitan en Nueva York tienen como objetivo, además de la readaptación a la iluminación y condiciones de humedad, temperatura y ambiente posibles con nuestra tecnología, la mejor ordenación del uso masivo. Al seguir mi camino del Pompidou hacia el Louvre por la zona nueva de Les Halles voy pensando en Madrid. Siento que nuestros museos están menos vivos de lo que uno quisiera, aunque España, la joven, parece extraordinariamente despierta. Pero me vuelvo a lo que veo: Les Halles en la fase últimamente inaugurada. Voy paseando por las inmensas galerías subterráneas acompañado de pórticos de hormigón prefabricados densos y pesantes, contraste radical tanto con la ligereza estructural de la primera fase (que rodea al patio claustral definido por ligeros arbotantes que pretendían ser remedo de los de San Eustaquio en toda su autenticidad gótica) como con el sistema de trillajería posmo- TRIBUNA ABIERTA JUEVES 16- 4- 87 R DE MUSEOS POR PARÍS Por Miguel derna que caracteriza los jardines de superficie. La crítica arquitectónica, cruel con el estilo cafetería que presidió la puesta en marcha de Les Halles, ha hecho evolucionar el diseño hacia concreciones de apariencia más permanente. De todos modos me asomo a la plaza de la Bolsa, echo una mirada hacia atrás para reconocer- allá al fondo se ve la radiante imagen del Pompidou- la inteligente ambición de un municipio que al rasgar al entraña del París que decaía e injertar una nueva médula cultural, comercial y deportiva ha conseguido el rejuvenecimiento sin precedentes de un corazón urbano. Buen ejemplo para guiar los crecimientos anárquicos de las áreas metropolitanas. Ya se me ha ¡do la mañana y me dispongo a almorzar en un amable restaurante situado en la planta baja del Centro de Anticuarios del Louvre, ¡qué ricamente se come en Francia y con qué atención trata el servicio al cliente y a su mesa en la que cantan las flores! Aquí nadie ha perdido el culto a los ritos, y el culinario es, sin duda, sustancial. Dedico la tarde a vagar por este abigarrado complejo en el que me sorprendo de la falta de sorpresas. Hace unos días estuve unas horas en Sevilla en el imperio anticuario de Andrés Moro, y en esa sola, aunque inmensa casa, sentí más sobresaltos que en todo este lujosísimo zoco. No puedo evitar el seguir llevando a España en el recuerdo comparativo, y en cuanto puedo aireo una auíocomplacencia. A la mañana siguiente muy temprano me fui al D Orsay a guardar, a pesar de la hora, una inmensa cola. Europa, no sólo Francia, se asoma curiosa a esta costeada puesta en escena que los franceses han hecho para lanzar su siglo XIX. Ya la plaza que rodea a la antigua estación avisa, en su iluminación y amueblamiento, lo que va a ser un cuidado interior. La arquitectura de la transición entre dos siglos exhibía su entonces reciente capacidad estructural para salvar grandes luces gracias al dominio del acero. La gran bóveda que, como imagen integral, cubría el inmenso espacio ferroviario, se ha restaurado y respetado de forma que toda la nueva construcción enseña su independencia tanto de estilo como de tacto. Es decir, ambas arquitecturas no sólo no se parecen, sino que tampoco se tocan. El objetivo se logra, aunque las recetas utilizadas plantean una plástica cuyo diálogo con el marco no se resuelve, a mi parecer- y al de aquellos especialistas con los que he coloquiado- en un dúo armónico. El número de aciertos, sin embargo, es grande: la ordenación de espacios, la contemplación desde puntos singulares e insólitos, por su altura y distante perspectiva, del gran ambiente, la secuencia e interconexión de salas, la flexibilidad de los itinerarios no condicionantes con la consiguiente alternativa entre metas pedagógicas o vocaciode ORIOL nates, la puesta en valor de la escultura, la iluminación indirecta sin reflejos de la mayor parte de la pintura, el modo en que ésta se cuelga, la detallería, etcétera. Pero el conjunto corresponde al mismo período que la segunda fase de Les Halles y adolece del mismo complejo: para diferenciarse de la ligereza estructural envolvente- una vez sentado el principio de querer armonizar por contraste- se ha elegido una decoración seudoegipcia, pesada, pétrea y argumentada que se ve en detrimento de lo que se quiere ver. La pintura está presentada de modo apasionante: todo lo que ha puesto de moda el último decenio- quizá por la acaparación que los museos han logrado del arte anterior, ya inasequible al particular- se aprecia en sus agrupamientos intencionados: desde el realismo decimonónico que convivía con los albores del impresionismo hasta los distintos aires de vanguardia- tan diferentes entre s í- que se respiraban, en el novecientos; desde la pintura oriental africana- Egipto, Argelia y los desiertos- hasta las pinturas simbolistas que, concentradas, pasman. La muestra de arquitectura tiene su culmen en la presentación del teatro de la Opera con su inmensa maqueta (en la que asombra su riqueza en el detalle, la de la Francia del XIX) ambientada en la aún más importante del barrio que la entorna. Todo el estudio de la ornamentación y el gusto por el proyecto- l a profusión de dibujos, planos, bocetos de escultura, modelos a escala reducida de las boisseries- demuestran la racionalidad del francés que piensa- y no le importa dedicar su tiempo al planeamiento- antes de hacer, en contraste con el ibérico que gusta de improvisar mientras hace. De ahí la fragancia, frescura y lozanía de nuestro arte en oposición a la perfección del suyo. Recordaba ta maqueta de la cubierta de nuestra modesta ópera, joya del museo principal madrileño, y de la muy entrañable que nos enseña todo nuestro Madrid decimonónico. Un día entero dediqué al D Orsay y me supo a poco: no me cansé, y esto no es fácil en visita museística de tanta duración. Sacié incluso mi necesidad de indignarme cuando vi la presentación uniformada del impresionismo que tanto se paladeaba en el Jeu de Pommes. Mucho más vi que, si me dejan, contaré, y me despedí de. París pensando que su activo Gobierno municipal reivindica la capital cultural del mundo latino para una tierra, cuyos hombres reencontraron el orgullo y están dispuestos a competir con el inmenso empuje intelectual que palpita en Estados Unidos y en el Reino Unido. Grecia, Italia y España se mantendrán, eso sí, como vivero inevitable de artistas- -en Holanda nace Rembrandt entre tulipanes- -pero nuestras ciudades habrán quedado descolgadas como curiosidades primigenias y superadas si no encajamos nuestras acciones municipales de carácter puntual dentro de un esquema general urbano en el que han de ser premisas básicas la ampliación y localizactón racional de los espacios donde enseñar el resultado plástico de nuestra cultura. I ¿NECESITA ALQUILAR L! N APARTAMENTO? I Consulte las páginas de Anuncios ¡I por palabras de f

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.