ABC MADRID 11-04-1987 página 109

Por qué no soy folclórica S evidente la relación y la influencia mutua que siempre ha habido entre la música y el vestido. Así, los trajes de seda parece que tienen música cuando se mueven, y, a veces, la música inspira un vestido vaporoso, lucido por una bella parisiense flaca, moviéndose al compás por la pasarela. Se transparenta al menor movimiento, y, en cualquier momento, da la sensación de que se puede aflojar de la percha. Una sola nota en falso basta para que el encanto de hada desaparezca, y ese sueño maravilloso, color pastel, se derrumbe. Esto ocurre porque ese sueño no siempre puede ser agradable; bruscamente vas despertando, mientras, con horror, te preguntas qué pasaría si de repente todo terminara. Pero poco a poco vas abriendo los ojos, y descubres que el encanto sigue flotando; entonces es hora de no oír más y deleitarse, simplemente, con la vista. Desaparecido lo sucio, lo feo, lo vulgar... sólo ante ti tienes ese monumento lleno de encanto y de colorido, transformado en mil sensaciones, en mil olores. Ni siquiera distingues ya la silueta, pero no importa, porque entornando los ojos descubres sus reflejos y movimientos ligeros, casi insignificantes, que parece que se repiten en cada momento. E Es como un cuento de hadas, donde hay un rinconcito oscuro que, sin querer, intentas marginarlo, pero no puedes, porque ahí está chillando cuando algo sale mal. Entonces te recuerda que ese cuento color de rosa no tendría hadas si no hubiera música que las hiciese bailar. Y bailan. Bailan para mantener el hechizo que puedes ver, pero no tocar, porque se desharía. Lo sientes todo a través de una cortinita de tul blanca que te gusta, pero te molesta, te inquieta. Los rayos de luz ciegan esas hermosas damitas vestidas de seda que con cada movimiento van dejando una fragancia distinta en el ambiente ya perfumado. Porque también se huele. Se huele a húmedo y seco a la vez, y se respira más fuerte, intentando que nada se escape. No importa lo que ocurra fuera, no importa lo que hagas, no importa nada: todo se transforma en bello. La música también se transforma, y se respira encanto. Entonces ha llegado el momento de abrir los ojos y descubrir que todo está en orden, que todo está en su sitio... (Discúlpeseme el desahogo lírico, pero es que yo no soy cañí. Mónica GABRIEL Y GALÁN El objetivo de mónica ya no es Birmania. La birmette más risueña ha cambiado la música por la moda, que le parece un cuento de hadas. E L cante flamenco dicen que se inventó gracias a que un moro tuvo anginas. Desde lo alto del minarete hacía gárgaras con agua de azahar y daba los quejíos consecuentes para desatrancar la vía de oraciones vespertinas. Tras el moro vino el oro. Y es que en Jas fiestas palaciegas o palatuertas se pagaba a buen maravedí el acompañamiento de coplas y menudillos sonoros. De ahí que podamos afirmar con absoluta seguridad de equivocarnos que los tablaos flamencos nacen con Boabdil El Chico, que, para no ser menos, nació con nombre de cantaor: Yo me llevé un ruiseñor lejos, muy lejos de España... Y a cantar de mí aprendió: ¡Quiero vivir en Granada... Vamos a entrar, a partir de hoy, en el templo del cante jondo. Arropaítos por Tomatito de Dos Hermanas y su mujer, La Zumbió, matrimonio que se ha dejado el bronce hecho chicha en cientos de tablaos. Que han llorado manzanilla cantando por tarantas. Y que han tenido trasudores de tocino de pata negra cuando ha habido que pellizcar las soleares: Hoy tus ojos no están buenos y hay quien dice que lo siente. Yo no, porque finalmente son dos enemigos menos... Tomatito de Dos Hermanas es un cantaor de los que, entre los tendidos, se llaman afilaos. Es deSÁBADO 11- 4- 87 Jipiostoria del cante jondo Jipíos primero cir, que tienen la voz como un sacapuntas y echan las palabras como virutas con sabor a menta. La Zumbió es más temperamental, dejándose la voz apecnagada, sin acabar de salir del todo, como si le diera vergüenza: Quisiera verte y no verte, quisiera hablarte y no hablarte. Quisiera darte la muerte y la vida no quitarte. La vida del cantaor de flamenco pasa las soledades de un caracol en la vela de un barco o las estronchaduras de los hebreos a su paso por el mar Rojo. Cuestión de madrugadas, que decía don Antonio Chacón, patriarca, monarca, jerarca, barca y marca del cante jondo. Una madrugada se está destemplarlo, pero a la otra se tiene una salamandra en las asaduras. Y a la otra, un palo de churrero en las entrañas. Cuestión de madrugadas. Ya lo dijo don Antonio Chacón: No quiero que a misa vayas, ni que a los templos te asomes ni tomes agua bendita de donde toman los hombresPodría ser un slogan contra el SIDA. Pero no. Es una copla, raja, espeluzna y patatúa, que hizo famoso a Tomatito de Dos Hermanas cuando se presentó en Madrid. Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio. Contigo, porque me matas; sin ti, porque me muero... Tomatito de Dos Hermanas en sus buenos tiempos pretendió ser torero. Había un pequeño inconveniente, y es que se llamaba Judas Amaya. Por aquello de la fama de 4 as treinta monedas, a a andar con la remora de no tener nunca cuadrilla fija, pero el hombre se decidió. Inventó la judaína, que era un pase de muletas que consistía en darle un beso en las mejillas al toro y luego ahorcarse con el propio corbatín en el mástil de la bandera de la plaza. Esto, como puede comprender, sólo podía hacerse una vez. De ahí que Judas Amaya pasara a ser Tomatito de Dos Hermanas. Y que gracias a su fracaso en los toros podamos conocer cómo Undivé manda los secretos y parafernalios del cante jondo. Y es que ya se sabe: A leste relimbidió, mibaó e machamos. O sea, que a río revuelto, ganancia de pescadores. Rafael HERRERO MINGORANCE Hoy tus ojos no están buenos, y hay quien dice que lo siente. Yo no, porque, finalmente, son dos enemigos menos A B C 109