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ABC MADRID 10-04-1987 página 35
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ABC MADRID 10-04-1987 página 35

  • EdiciónABC, MADRID
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VIERNES 10- 4- 87 TRIBUNA ABIERTA ABC, pág. 35 A conmemoración del XXX aniversario de la firma del Tratado de Roma ha propiciado en estos últimos días la publicación de algunos trabajos periodísticos en relación con el rumbo actual de la CEE y sus perspectivas de futuro. Felizmente, en España hemos podido celebrar dicha efemérides como miembros de pleno derecho de la Comunidad. Nos habíamos acostumbrado durante tanto tiempo a referirnos a Europa en términos de queja y lamento que, aunque parezca mentira, los españoles hablamos ya de Europa no como si de una asignatura pendiente se tratase, sino como de una meta largamente apetecida, conseguida al fin. Pero si en el pasado fueron las quejas y lamentos nuestro lenguaje habitual, en la actualidad parece que exclusivamente somos capaces de referirnos a la Comunidad en términos de mercantil competencia. El impacto que las economías de los países miembros han de causar en nuestro país, así como la adecuación y modernización de nuestro sistema económico, son hoy los términos habituales de referencia, de la llamada política europea en España. Es natural que los empresarios y, por supuesto, nuestro Gobierno, se preocupen seriamente de esta crucial cuestión. Es cierto también que el período transitorio establecido con motivo de nuestra integración corre para todos con primor y que una buena parte de nuestras industrias y empresas habrán de sufrir una durísima purga para sobrevivir en el nuevo mercado integrado y competitivo. Pero no es éste en realidad el motivo y razón que inspiran este artículo, sino otro enfoque muy distinto de la cuestión. Al mismo tiempo que. celebramos el XXX aniversario del Tratado de Roma vamos a convocar de inmediato al pueblo español para que manifieste su voluntad, con motivo de las primeras elecciones generales que se celebran en España para el Parlamento Europeo. Y para los que desde hace muchos años venimos defendiendo la causa del eurcpeísmo en nuestro país, constituye en este sentido motivo de preocupación comprobar el bajo nivel de interés, que tanto a nivel de fuerzas políticas como de los ciudadanos en general, ha despertado la inmediata consulta. L ¡PISOS DE LUJOS VIVA RODEADO DE PLANTAS EN EL CENTRO DE MADRID Visite piso piloto, incluso festivos Magdalena, 7 europea si no queremos asumir el papel de c o m p a r s a o mero acompañamiento de una cualquiera de las Por Ignacio CAMUÑAS potencias preponderanLa coincidencia de estas primeras elecciones tes en el Continente. No podemos contentara! Parlamento Europeo con los comicios munos- como a veces parece darse a entennicipales y regionales- aun siendo muy de der- con reiterar una y mil veces que por fin agradecer el principio de austeridad y con- ya somos Europa, que después de muchos centración electoral que dicho agrupamiento esfuerzos ya somos democráticos y eurosupone- no deja de restar relevancia a las peos. Es necesario mucho más. Para ello ha propias elecciones europeas en de producirse una doble converlas que vamos a participar por sión: la de dejar de ser espectavez primera. Pero aun así es mi dores en el teatro europeo para parecer que tanto los partidos transformarnos en actores reales políticos como las personaliday la de abandonar de una vez el des e instituciones de clara viejo complejo de inferioridad trayectoria y vocación europeas que el aislacionismo del pasado de siempre deberían hacer un engendró. esfuerzo para aprovechar esta El desmantelamiento de buena ocasión y abrir un gran debate parte de nuestra estructura pronacional sobre la razón de ser ductiva y la creciente y avasallade Europa y sus posibilidades dora entrada de intereses euroreales de unificación. Se acabó peos en las principales empreya, por fortuna, la etapa de reisas de nuestro país- proceso vindicaciones pendientes y las en el que los demás socios han frustraciones varias que nuestro sido respecto de sus propios paílargo período de negociaciones ses algo más cautos y prudenhan acarreado. Es hora, pues, Ignacio Camuñas tes- o tiene una contrapartida de que el pueblo español, a traAbogado histórica, política y cultural que vés de sus legítimos represenmerezca la pena, o me temo que tantes, cambie de raíz su actitud respecto de al final pueda convertirse, una vez más, en Europa en general y de forma especial en reuna desgarradora frustración. Pero para eso lación con la Comunidad. es preciso que en España empecemos a El futuro de España está ligado hoy más planteamos de forma seria y sostenida adonque nunca al futuro de Europa. Y ésa debería de va Europa en su conjunto, a qué Europa ser ya en estos momentos una primera conqueremos pertenecer y cómo a nuestro pareclusión que el pueblo español debe acelera- cer ha de construirse la Europa del mañana. damente deducir a la hora de proyectarse de- Y si no empezamos hoy, que vamos a elegir finitivamente en el vasto y complejo mundo a aquellos españoles que han de hablar made la integración. En España venimos ocuñana en el Parlamento Europeo, me temo pándonos- n o sin razón, pero a veces de que es que vamos a dejar a los demás que forma reiterada y obsesiva- de cuanto acondecidan por nosotros mismos. Para concluir, tece en Cataluña, el País Vasco y otras va- insisto, lo primero y fundamental es que en rias regiones de nuestra geografía nacional, España se abra definitivamente un amplio dehaciendo gala a veces de un provincianismo bate nacional respecto del modelo europeo llevado a nivel de pesadilla y reiteración. Y que queremos forjar, y sobre la forma de conmuy poco parece preocupamos, sin embargo, tribuir al diario quehacer de la progresiva unilo que con frecuencia sucede en Bonn, Londad de los pueblos de Europa, única tarea dres o París, donde quizá se estén tomando, que dará sentido y justificación a los inmencara al futuro, decisiones de alcance contisos sacrificios y ajustes a los que la econonental y europeo, que sin duda acabarán mía española se va a someter en la próxima afectando a nuestro país antes o después. década. Estando como está nuestro futuro, indecli nabiemente unido a la Comunidad- mientras no cambiemos de rumbo- me parece a mí que participar activa y decididamente en la dirección que ha de tomar dicha Comunidad es hoy para los españoles tema de capital importancia. ¿Podemos los españoles, pues, seguir mucho más tiempo sin plantearnos de una vez la idea que tenemos de Europa y sin definir el tipo de Unión Europea a la que queremos contribuir? Tenemos la sensación de que tanto alemanes como franceses e ingleses son capaces de defender ideas y modelos bastante definidos de cómo conducir el proceso europeo, de cuál es el mundo de sus intereses verdaderos y de qué manera y hasta qué límites puede funcionar el marco actual comunitario. En este contexto de realidades perfectamente imaginables, hora es ya de que nuestro país empiece a generar un conjunto de ideas y propuestas en torno a la construcción

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