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ABC MADRID 21-03-1987 página 60
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ABC MADRID 21-03-1987 página 60

  • EdiciónABC, MADRID
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XVI ABC ABC 21 marzo- 1987 La última palabra Juan María Calles Penélope en bahía El mar es un olvido de labios y palabras. Son de agua las horas y la tarde, a lo lejos, sobre las olas tristes que baten en la playa, que van cayendo en lluvia de arena y de palomas. Mientras pasa la tarde, el ventanal se torna opaco por momentos, ocultando la niebla: sus ojos dulces, pálidos, sus ojos contra el tiempo. Y crepitan los troncos, y crecen los objetos, luz que luego sucumbe de golpe a la ceniza. La tarde es ya un olvido que adormecen las horas. Ella, en reposo, inmóvil, frente a la noche única. Tu hilo subterráneo pervive entre mi sueño, potencia dolorosa con finitud mezclada. Y amor así quisiera desde mis tristes días, mas esta otra pasión me anuda a su batalla. No sé cómo podré romper esta cadena, esta sangrienta burla que habita mis entrañas. Desde la soledad, a tientas he sentido apenas los avisos terribles de la daga. Cuando mi sangre brote del mar agonizante, cuando sea la noche profunda y solitaria- o h noche inhabitable, qué próxima te siento- yo bajaré a tu aljibe y beberé tu agua. Las viejas palabras de la juventud Y fue grande su amor, e innumerables ios soles y las lunas que gozaron. Como un cuerpo penetra en otro cuerpo, así sus vidas fueron una sola. Amaron ese instante, el leve aroma fugaz que de las rosas se desprenden. Penumbra levantada, viva vida, tiempo tejido en cálidos tapices: se amaron como tierra desmedida, como se ama el país donde se nace. Fueron el solo signo de los días, la luz que suena a música divina. ¿Naufragio del amor o estéril cuerpo? Intacto en la memoria, aún permanece su aroma, su sabor, toda su ausencia. El peregrino junto al mar Siempre la misma música, el mismo son sonante. el retumbar del mar en las cavernas. las olas de latido aleteante rompiendo hacia la arena. Siempre el mismo tomar de la marea: las horas de remanso o de quietud. Y todo el miedo a la monotonía, a la belleza en orfandad del canto, al rezo solitario, la oblación. La noche es un gemido intermitente que puebla la memoria mutilada; ya no es vivir, sino morir cantando, instante ardiendo en pálida batalla, que los callados pasos del invierno habitan el aljibe, luna, en armas. Aquí, bajel errante, peregrino junto al mar, hondo velo de fuego, tan solo soledad definitiva acuna tu oración sobre la tierra. Pues sabes bien ahora tu victoria, cómo resuena el mar, cuál es tu pacto. Y marchas hacia el alba, hijo del aire, enigma insondeable hasta la muerte. La sed En el camino bebe del torrente por eso levanta la cabeza Y bajaré a escuchar el agua de tu aljibe cuando venga la noche con su manto de escarcha. Y beberé tu voz en medio de la bruma, tras el. fuego y el bosque, ahora tan lejana. El agua de tu huerto resuena en mi memoria. como música asciende, contra la sed estalla y toca las heridas de aquel loco guerrero que quiso ver el mar y sólo vio su nada. La nueva siembra Ya no ha vuelto a sonar el arpa desde entonces, ni a tañer el laúd, ni a vibrar el salterio. Hay un aire de espera y puertas anhelantes, campanas casi al vuelo y lunas encendidas, pero sólo el silencio atraviesa el ocaso. Está en penumbra el cuarto, y solo el peregrino. Cada día se hace más pesada la carga, y vacilan lo pasos, y las piernas se cimbran. Un sabor a fracaso tintinea en las médulas, y los dedos no avanzan hacia el libro secreto. Opacas las vidrieras; las puertas, clandestinas. Ilumina la fuente todo un claustro de luces, arcos, agua, dinteles, geografías celestes. En el pecho sin bálsamo, libaciones amargas, y una historia antigua por los atrios oscuros. El viento abre una fosa de tiempo en la honda mar. Sobre la mar semillas de luz desparramada. La música se apaga. El mar se petrifica. Cruel la melodía que tienta tal suplicio, el reino que no ha sido, la música del sueño. Licenciado en Filología Hispánica, aún en el servicio militar, a José María Calles (Cáceres, 1963) quizá le sorprendió la noticia cuando estaba de guardia: su poemario Silencio celes te obtuvo este año el premio Adonais de poesía. I: lü i i l v

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