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ABC MADRID 21-03-1987 página 53
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ABC MADRID 21-03-1987 página 53

  • EdiciónABC, MADRID
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21 marzo- 1987 ABC IX vuelo desde las afueras que llegaba indefectiblemente. Antagonía termina con la muerte de un viejo que la cuenta él mismo, es decir, que no muere; en Estela... la muerte es mucho más rotunda, y aquí hay una sugerencia de muerte constante en todas las páginas del libro. ¿Qué tienen que ver con el libro las aves migratorias? -Por un lado, nada; por el otro, todo. Primero, es un bonito título, ¿verdad? No comencé a redactarla hasta que di con el título. Lo mismo me ocurrió con Antagonía que antes de comenzar un capítulo tenía ya previstos, los títulos y los finales de frase de escenas que vendrían seiscientas páginas más adel a n t e Pero v o l v a m o s a la paradoja... ¿Me quieres tú decir qué demonios lleva a las aves migratorias a recorrer tantísimos kilómetros, cuando lo que buscan, por lo general, lo encontrarían mucho más cerca? Es para mí un misterio, una paradoja que tiene mucho que ver con lo que plantea el libro. Luis Goytisolo, que militó durante su juventud en el partido Comunista, abandonando sus filas en 1959, se tiene por un hombre de izquierdas a veces conservador, siempre tolerante y defensor de la libertad del individuo. Mi militancia política- dice ahora Goytisolo, muy aplacada ya su vehemencia de antaño- consistió siempre en buscar para España la misma situación democrática que había en Europa. Yo he cambiado poco; lo que ocurre es que la realidad nacional se ha transformado tanto que muchos de mis amigos, ahora, me consideran un hombre de derechas. Ya te he dicho antes que me he movido siempre entre los dos polos: el jacobino y el conservador. Excitan mi jacobinismo algunos planteamientos radicales como los del País Vasco. Lo que está ocurriendo en aquel pueblo creo que es lamentable. Pienso que Felipe V pecó de poco centralista y que un centralismo similar al que se estableció posteriormente en Francia habría sido mejor. Cuando interviene el Goytisolo conservador, me inclino a pensar que los sistemas políticos y económicos de los países occidentales son los menos malos. Creo que España tiene que estar más unida a Inglaterra y a Francia, por ejemplo; aceptar esta actitud quizá sea un síntoma de conservadurismo, pero creo que es lo adecuado. Aquí, ahora, los malos son los norteamericanos. Y yo no estoy en absoluto de acuerdo. Hay una incomprensión general y profunda hacia Estados Unidos que yo no comparto. Me parece un país, en lo importante, digno de elogio e imitación. Blanca BERASATEGUi V el mundo referencial- del escritor le movemos dentro del mismo univerresulta familiar, pero si no es fácil so. que se encuentre desorientado. Habla Goytisolo con contundencia y- ¿Usted cree, pues, que le es sosiego. Una amabilidad recatada y propio a la crítica el papel de diges- lenta envuelve sus palabras de catalán hispanohablante. En mis litivo? bros- dice ahora- nunca he ofreci- Y o creo que sí, aunque, naturaldo planteamientos morales. En mi mente, hay tantas maneras de ser obra, lo que hay siempre es un crítico como tantas maneras de ser planteamiento cognoscitivo. Mi proescritor. Aun así, normalmente lo blema no es la moral, sino el conoque queda de un escritor es lo que cimiento, ahondar en el conocimienla crítica ha dicho de él. La crítica lito. Y me parece que lo he conseteraria o académica. Es, por un guido. En Antagonía está todo lado, lamentable, pero es así. La esto expuesto y muy explicitado. crítica facilita, en teoría, el conociPor ejemplo: algunos de los asuntos miento del escritor y, en la práctica, que abordo en la obra han sido ya lo que hace a veces es sutituirlo. expuestos, tratados y desmenuzaCuando se me habla de dificultad, dos hace varios siglos. Y esto, yo siempre digo lo mismo: tú vas al cine, y si quieres entender la película tienes que- prestar atención. Bueno, pues yo no pido más atención que ésa. También es cierto que gracias a esa crítica, o por culpa de esa crítica, existen las escuelas, los grupos, los encasillamientos. Yo no he entrado nunca a formar parte de ninguna tendencia. Yo siempre me he sentido muy lejano de todos los escritores. De todos, menos, tal vez, de uno: creo que Benet y yo nos como comprenderás, me estimula enormemente como escritor. Abordar asuntos que han preocupado a gentes tan diversas y en tiempos tan remotos, me afianza en la convicción de que estoy en el camino, en el buen camino. Lo mismo me ha ocurrido leyendo a Dante. En esta novela que ahora se publica, el campo es, desde luego, más reducido. La brevedad de la obra, entre otras cosas, requería tratamientos menos complejos. El protagonista aparece en La paradoja del ave migratoria muy desapasionado ante las cosas que en un principio más le interesaban. Se vislumbra en él esa especie de liquidación de existencias, ese borrón y cuenta nueva Me he quitado de encima esos dejes que persiguen al escritor desde el primer libroi La piedra Rosetta de La paradoja del ave migratoria es la conclusión que pueda sacar el lector

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