ABC MADRID 19-03-1987 página 77

7 JUEVES 19- 3- 87- ESPECTACULOS pág. 77 El manifiesto apasionado debate conyugal de nuestro tiempo La Reina presidió el estreno de la comedia Titulo: El manifiesto Autor: Brian Clark. Versión: Nacho Artime. Dirección: Ángel García Moreno. Escenografía: Amadeo Sans. Intérpretes: Julia Gutiérrez Caba y José Luis López Vázquez. Teatro Marquina. Macbeth por el Footsbarn Travelling Theatre inglés Madrid. C. Galindo Para el Footsbarn Travelling Theatre, creado en 1971 como grupo aficionado en una ciudad al sur de Inglaterra, el teatro itinerante, la carpa, y el constante viaje a través de los países y el conocimiento de sus gentes es el principal motivo de su trabajo, ya que es un grupo independiente- n o tenemos que rendir cuentas a nadie y el intercambio cultural toma un mayor significado y les lleva a representar obras influenciados por el sentir de los pueblos. Esta noche la compañía inglesa ofrecerá en el teatro de la Comedia, a lo largo de dos horas, sin interrupción, su montaje personal de Macbeth de William Shakespeare, que surgió, según confesaron parte de los integrantes de la compañía en la rueda de Prensa, de su estancia en Australia, donde desembarcaron en el año 1985, ya que era el primer país de habla inglesa al que llegaban después de ofrecer su teatro itinerante por diversos países (Francia, Suiza, Italia, España, Portugal, Dinamarca, etcétera) El grupo se autofinancia a través de sus actuaciones, y es el propio colectivo el que se encarga de la elección y montaje de las obras. Para nosotros, Macbeth es como la historia de una persona que quiere hacerse jefe de su tribu y para ello mata al anterior jefe comentaron. La compañía cree que Macbeth es la más pura de las tragedias de Shakespeare y se ve como parte de una progresión gradual de trabajo Hamlet Rey Lear Macbeth En esta producción, Footsbarn completa su trabajo con máscaras, coros y transformaciones, pues consideran estas técnicas como la base del teatro, puesto que las obras de Shakespeare se adaptan maravillosamente a estas prácticas Y por eso la compañía inglesa usa la mímica, el movimiento, ¡a danza, canciones, máscaras, música en vivo, percusión y horribles disfraces y accesorios como herramientas en la creación de un mundo fantástico, donde los personajes y sus hazañas alcanzan enormes proporciones. También reconocen la importancia de ser abierta y clara para la audiencia, ya que, a pesar de las diferencias culturales y lingüísticas, creen que ¡a obra se puede entender perfectamente. El manifiesto sirve para dar a conocer en Madrid a un autor inglés ya acreditado fuera de nuestros medios teatrales: Brian Clark, dramaturgo, habitual guionista de televisión, dueño de los resortes melodramáticos imprescindibles en las series televisivas de gran consumo. El manifiesto es lo que los franceses llaman una scene de menage y podríamos llamar nosotros una pelotera familiar. Sus antecedentes son numerosos en el teatro de los últimos decenios y una de sus muestras más famosas es la pieza dramática de Edw. ard, Albeeu Quién teme a Virginia Wodlf? que obtuvo un triunfo mundial hace ya casi un cuarto de siglo. Clark concentra la gresca en una sola pareja. Lady Elisabeth Mine y su marido, el general sir Edeard Mine, salen del aburrido desayuno matrimonial a causa de un manifiesto pacifista, antinuclear, que al militar enoja y mucho más cuando entre los personajes firmantes descubre en el primer puesto a otro general y en una de las primeras firmantes, a su esposa. El llamado juego de la verdad va a abrirse, con este pretexto, entre los dos cónyuges y a romper su convencional y plácido aburrimiento cotidiano. Pero Clark dispone de cartas ocultas al iniciar el viejo juego de la verdad entre lady Elisabeth y sir Edward, su marido. El combate dialéctico sobre un tema político, una pacifista frente a un militar nuclearista convencido, dará paso al mutuo descubrimiento, o, mejor, a la doble confesión, de las diferencias que el matrimonio ha soportado durante más de veinte años sin declararlas abiertamente. Cuando la discusión parece agotarse por encastillamiento de los discutidores en sus posiciones ideológicas, el autor introduce un golpe teatral, que no sorprenderá a todos los espectadores, para bajar el telón del primer acto. En el segundo, la situación límite producida en el primero experimentará las variaciones que Ibsen- e s que esto del teatro es ya bastante viejo- gustaba de introducir como sucesivas veladuras para Julia Gutiérrez Caba y José Luis López Vázquez hacer progresar el drama y complicarlo. Quiere lo dicho decir, sin destripar la pieza, que estamos ante lo que Rubén en bello verso llamaba poner vinos nuevos en odres viejos. El vino nuevo es la polémica sobre armamento nuclear, sí; armamento nuclear, no, en la que se ve que el dramaturgo está por el no. Luego vinos más recios, frustraciones del amor, ingredientes de la infidelidad, resignada aceptación, como sacrificio o como hipocresía, se barajan con buen pulso, y lo que resulta es una imagen en claroscuro de las diferencias que actualmente desgarran cualquier sociedad occidental, no sólo la inglesa. Los dos tipos humanos están dibujados con energía. El idealismo, un tanto transgresos y libertario del humanitarismo de la esposa, pone a prueba el idealismo más tradicional, con escala de valores más arcaicos, quizá más sólidos, del marido. Aunque la simpatía de Clark sea levemente progresista, ya seré entendido, la discusión obtiene sorprendentes equilibrios entre dos seres humanos condicionados por una educación en la que chocan criterios, digamos militares clásicos y civiles progres Dispone Clark de una panoplia de argumentos muy usados en la polémica general sobre los diversos temas concurrentes y, según la excelente versión de Artime, los dos personajes disponen de tantos a su respectivo favor para que cada espectador pueda poner su dedo decisivo sobre el platillo de la balanza que prefiera. Tal vez algunas expresiones violentas no sean de recibo en el lenguaje de personajes tan bien educados como ¡os de la alta sociedad inglesa. Julia Gutiérrez Caba hace una brillante interpretación, muy en su personal estilo de esa mujer enérgica, sincera cuando su sinceridad es ya un poco tardía. Abundancia de matices, enorme seguridad en la dicción y en las convicciones que en cada momento ha de expresar, sutil juego de ademanes y expresiones faciales. Muy buen trabajo. José Luis López Vázquez da un admirable curso del arte difícil de escuchar activamente, infunde una reprimida violencia a su tipo de hombre observador rígido de unos criterios morales y, tal vez, su composición gestual es algo excesiva para un típico militar británico de alta sociedad y alta graduación. Pero esta nota acaso es más aplicable a la dirección de García Moreno, acaso de acuerdo con el autor en italianizar un tanto la expresión del personaje. La penetración de García Moreno se demuestra en la intensidad con que logra exteriorizar los aspectos internos de los dos personajes en la espléndida interpretación de Julia y José Luis. El escenario de Amadeo Sans es un rico interior elegante, bien entonado, que envuelve en un confort de buen gusto y lo bastante inglés a los dos personajes de este Manifiesto en que se cifra una situación humana muy de nuestro tiempo, partida entre las discusiones utópicas que separan a los hombres y las motivaciones más sórdidas que constituyen, en tantos y tantos casos, la carga secreta o manifestada de las más de las parejas humanas. El manifiesto es un drama no sorprendente, pero interesante. Lorenzo LÓPEZ SANCHO (Información gráfica en pág. 110)