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ABC MADRID 13-03-1987 página 117
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ABC MADRID 13-03-1987 página 117

  • EdiciónABC, MADRID
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DE SEMANA Sesión de tarde Domingo cine Estrenos TV Alfredo Landa, uno de los fijos en la comedia española Una de las parejas que acompañan a Antón Walbroock en la charada de la Ronda es la espectacular Simone Signoret Linda Gray, experta en melodramasfamiliares Fin de semana al desnado De Mariano Ozores. 1974. Color. Ochenta minutos. Domingo, a las cuatro, por la Segunda Cadena, en Sesión de Tarde La ronda De Max Ophüls. 1950. Blanco y negro. Ciento cinco minutos. Domingo, a las diez treinta y cinco, por la Segunda Cadena, en Domingo cine Delante delas niñas, no De Joseph Hardy. 1982. Color. Noventa y seis minutos. Domingo, a las seis cuarenta y cinco, por la Primera Cadena, en Estrenos TV De coproducción hispanovenezolana, la película es una entre las cuatro de Mariano Ozores que figuran en el ciclo- compuesto en total por once títulos- -dedicado a la comedia cinematográfica española, y de ella apenas si puede decirse algo que no sea idéntico a lo que decirse puede del resto de los filmes de su realizador y guionista, cortados todos prácticamente por el mismo patrón, sin más variación- -salvo excepciones- que la que hace a la adaptación de los papeles a los intérpretes de turno: En esta ocasión la película está hecha a la medida de Alfredo Landa y Lina Morgan, dos intérpretes que, sin duda, merecían mejores papeles que los que se les ofrecían en la época en que el filme se produjo y, junto a ellos, figura una despampanante actriz venezolana, Haidée Balza, que es la encargada de poner la nota a la vez exótica y sexy Exóticos son también los decorados naturales. Y el argumento, dado lo dicho y habida cuenta de la personalidad de los actores, puede fácilmente imaginarse, En el reparto, junto a los ya citados, algunos de esos estupendos secundarios que con frecuencia salvan los peores filmes españoles, entre ellos la prematuramente desaparecida Laly Soldevilla y el siempre estupendo en su asumido desmadre Francisco Camoiras, además del inevitable Antonio Ozores, que hace una vez más su habitual número Mala Pasable Buena Muy buena Para cinefilos A más de uno le sonará a conocida la historia de La ronda Y es que, en efecto, no hace mucho nos ofreció TVE, con el título español de Juegos de amor a la francesa una adaptación posterior, realizada por Vadim, de la obra teatral de Arthur Schnitzler en que se basa la película de Ophüls. Primer filme realizado en Francia por Ophüls tras su regreso de Estados Unidos, donde, entre otras, había dirigido la espléndida Carta de una desconocida La ronda es una película exquisita, una deliciosa concatenación de cambios de parejas o, si se prefiere, de recurrentes historias de amor, al ritmo del encargado de un tiovivo que actúa como maestro de la ceremonia y va puntuando las acciones cuyo conjunto forma el tan jugoso como brillante relato. Película estilizada, barroca y llena de sensibilidad, como todas las mejores de su autor, La ronda es un inteligente juego, una brillante charada, un preciosista espectáculo. El reparto es de superlujo. Antón Walbrook es el maestro de ceremonias, y entre quienes forman las sucesivas parejas cabe destacar a Simone Signoret, Gérard Philipe, Jean- Louis Barrault, Isa Miranda, Simone Simón y Danielle Darrieux. Todos están eminentes y componen sus personajes, pese a la brevedad de sus intervenciones, con extraordinario talento. La acción se desarrolla en Viena y la música es de Strauss. Pero no de Johann, sino de Osear. Una vez más, nos encontramos ante uno de esos contenidos melodramas familiares de que tanto gustan los programadores de Estrenos TV centrado esta vez en la historia de una divorciada a quien quiere privarse de la tutela de sus hijas por supuesta conducta inmoral, que sirve principalmente de pretexto para que Linda Gray, la, en su día dipsómana Sue Elle, de Dallas pueda demostrar que su registro interpretativo es más amplio de lo que permite suponer la hibernada serie televisiva. Su interpretación y la de John Lithgow son lo mejor del telefilme, que, por lo derrjás, no es mejor ni peor que otros de su mismo corte. Filmoteca TV ¡Oh, qué guerra tan bonita! De Richard Attenborough, 1969. Color. Ciento treinta y siete minutos. Sábado, las once cuarenta, por la Segunda Cadena, en Filmoteca TV El polifacético Laurence Olivier interviene en esta peculiar versión de la primera guerra mundial Actor muy joven, Richard Attenborough, al llegar a la madurez, decidió pasar tras las cámaras, y ¡Oh, qué guerra tan bonita! fue su primera película como realizador. Lo menos que puede decirse es que, sin llegar a dudas, eligió para su debut directorial un vehículo que le venía grande. En efecto, era demasiado arriesgado para debutante el adaptar el musical de cámara por calificarlo de alguna manera, original de la legendaria Joan Littlewood, una de las grandes personalidades del teatro británico. No es, por otra parte, como luego se ha demostrado, Richard Attenborough un director especial- mente ágil, sino más bien un peso pesado de la puesta en escena, como demostró su multioscarizado Gandhi y, en mayor medida aún, Un puente lejano Y, desde luego, no es el musical el género que mejor le va, y buena prueba de ello es su reciente adaptación de A chorus line ¡Oh, qué guerra... es, en consecuencia, una obra excesivamente compacta, aunque por momentos brillante, gracias, ante todo, a un reparto de lujo y a los espléndidos decorados de Don Ashton. Entre los intérpretes figuran nada menos que Laurence Olivier, Michael y Vanessa Redgrave, Maggie Smith, Dirk Bogarde. A B C 117 VIERNES 13- 3- 87

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