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ABC MADRID 08-03-1987 página 37
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ABC MADRID 08-03-1987 página 37

  • EdiciónABC, MADRID
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DOMINGO 8- 3- 87 TRIBUNA ABIERTA ABC, póg. 37 IOR estos pagos aún, un autorretrato hispanos, hace provocado por el entremás de medio vistador, quien debe siglo, a las entrevistas saber cuáles son los Por Gonzalo TORRENTE BALLESTER rasgos reveladores en se les llamaba interviews, probablemente El académico y premio Cervantes, Gonzalo Torrente Ballester, ha escrito un interesan- el caso del que se maporque entonces, como te prólogo a Gente de palabra el libro de Blanca Berasátegui que ha editado Plaza nifiesta tanto como en ahora, a mucha gente y Janes. Torrente Ballester hace un penetrante análisis de la entrevista como género e l d e l ue s e oculta. le daba pereza traducir periodístico. Reproducimos a continuación el trabajo del gran novelista. Bueno. Ya está bien al romance la palabra de divagación. A lo que anglosajona, y de ese corriente anglicismo se los interlocutores, aunque otras veces fuesen estamos es a introducir un volumen en el que derivaron ciertos voquibles, hoy en desuso, de mejor catadura y de superior caletre. Aho- Blanca Berasátegui, periodista en ejercicio, tan disparatados y llamativos como interviura mismo, por ejemplo, tengo encima de mi recoge unas cuantas, sólo unas cuantas, de vador, que no sé por qué razón eliminó de su mesa, escogidas como pretexto del recuerdo, sus innumerables entrevistas. Si la nómina se grafía te ¡w! original, tan bonita y que daba dos de don Ramón del Valle- lnclán: la una, escogió entre gentes relacionadas con la cultanta clase. Conviene reconocer, sin embar- hecha por el citado López Pinillos; la otra, tura en sus muchas manifestaciones, eso no quiere decir que Blanca se haya go, que, entonces, la entrevista (un señor que bastante posterior, de don Franespecializado en gentes de esa pregunta y otro que hace lo que puede) esta- cisco Lucientes, periodista que mena. Recuerdo entrevistas ba en sus comienzos como género literario, y recuerdo de mi juventud. Entre la suyas, no incluidas aquí, en que no son de extrañar esas vacilaciones léxicas una y la otra hay ya muy visibles se interroga a otra clase de pery ortográficas que, a la postre, no eran más diferencias formales. En 1931, sonas. Como yo fui, en ocasión que la apariencia de algo que nacía, incierto fecha de la de Lucientes (publiya lejana, uno de los entrevistasu porvenir, pero atractivo y, en ciertos ca- cada en El Sol) el esquematisdos, puedo describir el método sos, arriesgado. Formalmente resultaban bas- mo primitivo, esa ordenación ride Blanca: me citó en un café, tante esquemáticas, y basta para darse cuen- gurosa de preguntas y respuesempezamos a charlar. No traía ta la lectura, por ejemplo, de las entrevistas o tas, comienza ya a complicarse, magnetófono, sino pluma y cuarinterviews de López Pinillos, Parmeno que a perfeccionarse. Lucientes sitillas, a la vieja usanza. Debe tefueron publicadas en dos o tres volúmenes, túa aunque mal, su entrevista y ner una memoria endiablada, no lo recuerdo bien, o en las de su contem- echa su cuarto a espadas. Comienza, por ejemplo, diciendo: pues si la entrevista publicada poráneo y acaso más famoso interviuvador La definitiva iconografía de don no recogió la integridad de la El Caballero Audaz curioso personaje de Ramón del Valle- lnclán ha de conversación, demasiado larga, nuestra vida literaria cuyo recuerdo (aquí inhacerla Un pintor sobrehumanisí retuvo lo esencial y las palaGonzalo Torrente dispensable) nos hace volver la cara. López zado: Solana. lo cual está bien bras que me atribuía se acercade la Real Academia Pinillos tenía más talento, aunque no tanta como comienzo, pero es falso. ban a la textualidad lo suficiente Española audacia, y, además, no era tan diestro en el Don Ramón no tenía nada de como para reconocerlas de mi manejo del sable como su cacareado rival: solanesco. propiedad. Esta lealtad es la cualidad moral porque don José María Carretero, que así se que conviene exigir al entrevistador, y que llamaba, de su nombre, el Audaz al que La entrevista, como género, exige cuer- Blanca posee en grado muy elevado. Tampono estaba conforme, lo citaba en el campo po El mero diálogo hay que insertarlo en un co está mal su método de no llevar las predel honor, donde, dadas su habilidad y su contexto descriptivo y narrativo. El entrevista- guntas escritas, sino de inventarlas al hilo de enorme estatura, llevaba todas las de ganar y dor da por sentado que las palabras del en- la conversación: eso da más vida y más veraentrevistó a personajes singulares, a veces trevistado interesan, pero resulta que la en- cidad al diálogo. En la redacción, alterna háen condiciones difíciles. Cierta vez descubrió trevista no es un género estrictamente infor- bilmente ios estilos directo e indirecto. Tiene mativo, sino que, aunque parezca excesivo, sentido del detalle y sabe cómo habérselas en el palco de un teatro madrileño a don Jaime de Borbón, el Pretendiente a la Corona, a ofrece ciertas exigencias estéticas. La entre- con gentes tan dispares. Le atribuyo, creo quien la entrada en España le estaba prohibi- vista hay qye construirla mediante un doble que justamente, ese especial sentido de comda. Lo abordó el audaz y consiguió que el sistema de ambientación y acotaciones en el prender de un solo vistazo la personalidad príncipe le respondiera. Creo que fue su que se emulsiona la mera información. No del interlocutor. Ir preparada, saber algo de él basta con leer el diálogo; conviene también (o mucho) no ayuda gran cosa, como creen mayor éxito. ver al entrevistado y, si es posible, oírlo los principiantes. Una persona viva no es La entrevista es una consecuencia del Sus gestos y sus ademanes ayudan, ¡y igual a su reputación, a su fama, a su obra. auge del periodismo en la vida moderna. Antiguamente, la curiosidad del público quedaba cómo! al efecto total. En medida no liviana, El instinto del entrevistador coincide en algo el buen entrevistador participa en algunos de con el de los médicos antiguos, aquellos maadormecida ante la imposibilidad de saber más que lo que se decía La Prensa, perió- los procedimientos del novelista. Y por este gos del coup de vue A Blanca Berasátegui dica o diaria, aportó un poco más de informa- lado es por donde la entrevista puede ser no le falta esta cualidad, que suele disimular una pequeña obra de arte. El hecho de que tras sus pestañas largas. ción, sobre los hechos más que sobre las personas, pero también sobre éstas, aunque concurran en ella circunstancias estrictamenno de esa manera directa y casi íntima como te periodísticas no estorba, sino que comDe la lectura de esta antología puede salo hace la entrevista. Que, la verdad, no sé pleta. Me refiero a la oportunidad, a la actua- carse mucho provecho (los antiguos prololidad y a la novedad principalmente. quién la inventó, ni cómo, ni siquiera cuándo, guistas solían insistir en esto del provecho) pero que fue un acierto. La curiosidad del púPero nada de lo dicho me hace olvidar la Si, abusando un poco, llamamos a este libro blico por las personas notables, lo que hoy principal de sus cualidades, que no lo es tan- galería de retratos parlantes creo que vale llamamos personalidades no se satisfizo to de lo escrito como del que pregunta y es- la pena escuchar (leer) lo que gente tan iluscon los informes indirectos: quiso conocer cribe. Condición de un buen entrevistador es tre dice. Las caras, así como los caracteres, sus palabras en cuanto ese alguien cuyo la de saber qué es lo que puede y debe pre- son variados; también lo son las profesiones nombre desconozco ofreció las primeras guntar al entrevistado; en segundo lugar, el de los entrevistados por mucho que se muemuestras. ¡Ahí es nada, tener las palabras cómo. El sistema de preguntas y el momento van en el mundo de la cultura: dentro del cual exactas de tal persona rutilante y remota, de la entrevista en que se hacen pertenece, no hay una sola voz, como alguna gente príncipe, dinamitero o cortesana! No importa- no tanto al arte, como al talento del entrevis- cree, la de la pedantería, sino una pluralidad ba gran cosa que las palabras fueran trivia- tador. Hay que partir de un hecho evidente: sorprendente y con frecuencia fascinadora. les, y hasta llego a pensar que las preferían no todos los entrevistados son iguales, y ex- Un bailarín, un escritor de aquí, un violinista así, por más inteligibles. Por otra parte, no es ceptuados los intermedios, se podrían dividir famoso, un escritor de allá, un cantante... nada inverosímil que las personas entrevista- en dos grupos: los que desean manifestarse ¡Pues sí que son plurales! ¿No estás oyéndodas, esas rutilantes y remotas, fuesen tam- y los que intentan disimularse. Para el buen las ya, lector? De lejos, como un susurro. bién triviales. ¿Qué podrían decir, vayan por entrevistador, a lo que obligan estas actitudes Abre y lee el libro y las oirás en todo su escasos, doña Cleo de Merode o la Bellísima es a una estrategia distinta. El resultado debe plendor. Gracias, no lo olvides, al arte de Otero? Porque entre gentes así se escogían ser siempre un retrato del entrevistado; más Blanca Berasátegui. P GENTE DE PALABRA

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