ABC MADRID 25-02-1987 página 51

MIÉRCOLES 25- 2- 87- RELIGION -ABC, pág. 51 Con treinta y nueve votos, frente a los treinta y uno de Yanes, el cardenal Suquía fue elegido presidente Fue preciso llegar a la quinta votación Los dos tercios que necesitaba Díaz Merchán para que se lograra la mayoría impidieron su reelección La Conferencia Episcopal volvió a dividirse en dos bloques Madrid. Martín Descalzo Tras una reñida serie de cinco votaciones, el cardenal Suquía fue elegido ayer como quinto presidente de la Conferencia Episcopal española. En los tres primeros escrutinios fue en cabeza, como estaba previsto, monseñor Díaz Merchán, pero sin alcanzar en ninguno de ellos los dos tercios de votos que, por ser ésta su segunda reelección, precisaba según los reglamentos. Finalmente en la quinta votación se impuso el arzobispo de Madrid con treinta y nueve votos frente a los treinta y uno obtenidos por monseñor Yanes. En los ambientes episcopales de la calle Añastro había ayer un clima que hace tiempo desconocíamos. Por un lado muchos más periodistas de lo últimamente habitual. Por otro ese aire entre tenso y sereno que es propio de los obispos cuando hay pólvora en el aire. Algo recordaba los tiempos de 1972, cuando por escasísimos votos se imponía la candidatura de monseñor Morcillo sobre monseñor Tarancón. Algo que invitaba a pensar que- -sin melodramatismos, sin que llegara la sangre al río- ciertamente dos corrientes de pensamiento se habían enfrentado- y lo habían hecho frontal mente- a la hora de las votaciones. Durante las vísperas electorales los obispos habían repetido tercamente que no había tensiones ni bloques entre los obispos, que la Conferencia respiraba una franca uniformidad. Pero los votos han demostrado io contrario. Nuestros obispos- que a la hora de emanar documentos consiguen normalmente la unanimidad- se han dividido secamente a la hora de elegir personas, con bloques netos, estratificados. Como estaba previsto- y como mostró ya la votación de sondeo de la víspera- conseguía la mayoría de votos en los tres primeros escrutinios el presidente saliente, que oscilaba entre los cuarenta y los treinta y siete votos. Pero éstos- a tenor del reglamento que exige dos tercios para la segunda reelecc i ó n- eran insuficientes para una elección. Tras él se situaba- con un bloque fijo de votantes, treinta o treinta y uno- el cardenal de Madrid, monseñor Suquía. Muy pocos votos (posiblemente los de los mismos candidatos en cabeza) iban a monseñor Delicado y monseñor Roca. Concluidas las posibilidades del arzobispo de Oviedo- que. también por reglamento debía alcanzar los dos tercios en las tres primeras votaciones- se abrían las del resto de los contendientes. Y monseñor Suquía mantenía sus treinta votantes a los que se añadían otros siete o nueve de los que antes votaron a Díaz Merchán, mientras los votos de) ala más abierta se dividían, primero, entre monseñor Yanes y monseñor Delicado y, aunque luego se concentraban en monseñor Yanes, eran ya insuficientes y se imponía el arzobispo de Madrid exactamente con la mitad más uno requerida. Sorprendía el fuerte número de votos de un candidato con el que la Prensa no contaba: monseñor Yanes. Tal vez se olvidaba que fue precisamente monseñor Yanes quien más cerca quedó de la presidencia hace seis años, superado- a muy poca distancia, treinta y cuatro a treinta y uno- por Díaz Merchán. Y se daba la curiosa circunstancia- q u e muestra muy bien qué aleatorias son las distinciones ideológicas entre los obisposde que mientras en 1981 monseñor Yanes aparecía como candi- Así fueron las votaciones Candidatos Primera Segunda Tercera Cuarta Quinta Vicepresidente Díaz Merchán Suquía Yanes Delicado Roca Marcelo González... Ubeda Rouco 40 31 2 1 37 31 2 2 1 39 30 2 2 1 1 37 25 8 2 1 39 31 2 1 42 6 20 1 3 1 dato supuestamente conservador frente a Díaz Merchán, el mismo prelado aparecía ahora sostenido por el ala más abierta de la Conferencia. Y vendría, tras la elección de presidente, la tradicional tendencia compensatoria de los obispos que elegían, ahora por mayoría más neta, a monseñor Yanes como vicepresidente, tal vez para evitar la impresión de vencedores y vencidos mostrando un tándem presidencial equilibrado. A la salida del aula había, como es normal, todo tipo de opiniones. Junto a obispos entusiasmados, había otros decepcionados, si bien todos, muy eclesiásticamente, elogiaban al elegido. Cierta prensa, con sus ataques al cardenal de Madrid, le ha favorecido notablemente confesaban dos obispos catalanes. Otros, como monseñor Díaz Merchán se mostraban abiertamente satisfechos ya que, por fin, podría descansar La jornada episcopal de ayer resultó ejemplar, incluso considerada con los simples ojos de un observador no creyente. Los obispos trabajaron con libertad y sin tensiones; apoyaron a aquellos candidatos más próximos a sus planteamientos, pero mantuvieron siempre el respeto y la cortesía hacia sus adversarios; supieron conseguir que no hubiera vencedores ni vencidos, con el hábil equilibrio entre presidencia y ejecutivo, y mantuvieron no sólo las formas, sino un clima de alegre paz exterior. No hubo, ni en el aula, ni en sus alrededores, las crispaciones que son normales en la vida civil. Sólo un pero un ingenuo deseo de proteger el resultado de la votación de sondeo terminó en una de esas inevitables filtraciones que, justamente, molestan a Prensa y observadores. Por fortuna, la política de puertas abiertas del martes que sucedió a la opacidad estéril de la víspera dejó a todos buen sabor de boca. Por su parte e! arzobispo de Madrid aparecía sonriente, sereno y feliz en la rueda de Prensa que, a continuación celebró con los periodistas a cuyas preguntas respondió con tranquila paz y algunos tartamudeos. Ya en sus primeras palabras a sus compañeros obispos había dicho antes que aceptaba el cargo con gran paz y que con la ayuda de la Virgen lo realizaría con ánimo alegre ¿Conservador? ¿Hombre de Roma? ¿Amigo del Opus Dei? No podían faltar estas preguntas entre las hechas por los periodistas. Sobre mi persona- dijo monseñor Suquía- se han dicho muchas cosas. He procurado tomarlas con buen humor. Pienso que todo obispo es conservador y progresista a la vez, como lo es Juan Pablo II, como lo fueron también Pablo VI y Juan XXIII. Hombre de Roma? No conozco ningún obispo que no lo sea. Y ¿amigo del Opus? Hay gente que se empeña en que yo sea enemigo de alguien. Y yo no soy enemigo de nadie. Así que soy amigo del Opus, amigo de los jesuítas, de los franciscanos, procuro ser amigo de todos No perdió un momento la sonrisa ni la paz, ni ante las preguntas más duras. Monseñor Suquía es consciente de la brecha abierta hoy en el aula, pero no cree que esa división sea una herida. Y está seguro de que la unidad ideológica de la Conferencia es mayor de ¡a que hoy aparece. Porque la línea común, lo subrayaba en la rueda de Prensa, será el Vaticano II y el plan pastoral en e! que los obispos se muestran más acordes que en las votaciones de ayer.