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ABC MADRID 13-02-1987 página 57
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ABC MADRID 13-02-1987 página 57

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página57
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VIERNES 13- 2- 87 LARRA: 150 ANOS DE UNA MUERTE ROMÁNTICA -Grandes negocios habrán cargado sobre él- dije yo. Como soy el diablo y aun he sido duende busqué ocasión de echar una ojeada por el agujero de una cerradura. Su señoría estaba echando un cigarnto al brasero, y con una charada del Correo entre manos que le debía costar trabajo el acertar. -Es imposible verle hoy- le dije a mi compañero- su señoría está en efecto ocupadísimo. Dionos audiencia el miércoles inmediato, y ¡qué fatalidad! el expediente había pasado a informe, por desgracia, a la única persona enemiga indispensable de monsieur y de su plan, porque era quien debía salir en él perjudicado. Vivió el expediente dos meses en informe, y vino tan informado como era de esperar. Verdad es que nosotros no habíamos podido encontrar empeño para una persona muy amiga del informante. Esta persona tenía unos ojos muy hermosos, los cuales sin duda alguna le hubieran convencido en sus ratos perdidos de la justicia de nuestra causa. -Vuelto de informe se cayó én: la cuenta en fa sección de nuestra bendita oficina de que el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño error; pasóse al ramo, establecimiento y mesa correspondiente, y hétenos caminando después de tres meses a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera. Fue el caso al llegar aquí que el expediente salió del primer establecimiento y nunca llegó al otro. -De aquí se remitió con fecha de tantos- decían en uno. -Aquí no ha llegado nada- decían en otro. ¡Voto va! -dije yo a monsieur Sans- délai- ¿sabéis que nuestro expediente se ha quedado en el aire como el alma de Garibay, y que debe de estar ahora posado como una paloma sobre algún tejado de esta activa población? Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio! -Es indispensable- dijo el oficial con voz campanuda- que esas cosas vayan por sus trámites regulares. Es decir, que el toque estaba, como el toque del ejercicio militar, en llevar nuestro expediente tantos o cuantos años de servicio. Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al informe, o a la aprobación, o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre mañana, salió con una noticia al margen que decía: A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado. ¡Ah, ah! monsieur Sans- délai A B C 57 Por Mariano José DE LARRA tos artículos salidos de la pluma de Lamañana escrito en 1833, la monstruoina sociedad a la que agarrota mientras xto, que reproducimos en estas páginas, os después, una inquietante actualidad ca de varios establecimientos y empresas útilísimas pensaba hacer había sido preciso buscar un traductor; por los mismos pasos que el genealogista nos hizo pasar al traductor: de mañana en mañana nos llevó hasta el fin del mes. Averiguamos que necesitaba dinero diariamente para comer con la mayor urgencia; sin embargo, nunca encontraba momento oportuno para trabajar. El escribiente hizo después otro tanto con las copias, sobre llenarlas de mentiras, porque un escribiente que sepa escribir no le hay en este país. No paró, aquí; un sastre tardó, vrein 1 e. días en: hacerle un frac, que? le había mandado llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola, y el sombrerero, a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días con la cabeza al aire y sin salir de casa. Sus conocidos y amigos no le. asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud! ¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans- délai? -le dije al llegar a estas pruebas. -M e parece que son hombres singulares... -Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca. Presentóse con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un ramo que no citaré, quedando recomendada eficacísimamente. A los cuatro días volvimos a saber el éxito de nuestra pretensión. -Vuelva usted mañana- nos dijo el portero- El oficial de la mesa no ha venido hoy. -Grande causa le habrá tietenido; dije yo entre mí. Fuímonosa dar un paseo, y nos encontramos, ¡qué casualidad! al oficial de la mesa en el Retiro, ocupadísimo en dar una vuelta con su señora al hermoso sol de los inviernos claros de Madrid. Martes era el día siguiente, y nos dijo el portero: -Vuelva usted mañana, porque el señor oficial de la mesa no da audiencia hoy. -exclamé riéndome a carcajadas- éste es nuestro negocio. Pero monsieur Sans- délai se daba a todos los diablos. ¿Para esto he echado yo mi viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: Vuelva usted mañana, y cuando este dichoso mañana llega en fin, nos dicen redondamente que no? ¿Y vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles favor? Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras. ¿Intriga, monsieur Sans- délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra; ésa es la gran causa oculta; es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas. Al llegar aquí, no quiero pasar en silencio algunas razones de las que me dieron para la anterior negativa, aunque sea una pequeña digresión. -E s e hombre se va a. perder- me decía un personaje muy grave y muy patriótico. -Esa no es una razón -le repus e- si él se arruina, nada, nada. se habrá perdido en concederle lo que pide; él llevará el castigo de su osadía o de su ignorancia. ¿Cómo ha de salir con su intención? -Y suponga usted que quiere tirar su dinero y perderse, ¿no puede uno aquí morirse siquiera, sin tener un empeño para el oficial de la mesa? -Puede perjudicar a los que hasta ahora han hecho de otra manera eso mismo que ese señor extranjero quiere. ¿A los que lo han hecho de otra manera, es decir, peor? -Sí, pero lo han hecho. -Sería lástima que se acabara el modo de hacer mal las cosas. ¿Conque, porque siempre se han hecho las cosas del modo peor posible, será preciso tener consideraciones con los perpetuadores del mal? Antes se debiera mirar si podrían perjudicar los antiguos al moderno. -Así está establecido; así se ha hecho hasta aquí; así lo seguiremos haciendo. -Por esa razón deberían darle a usted papilla todavía como cuando nació. -En fin, señor Fígaro, es un extranjero. ¿Y por qué no lo hacen los naturales del país? -Con esas socaliñas vienen a sacarnos la sangre. -Señor mío- exclamé, sin llevar más adelante mi paciencia- está usted en un error harto general. Usted es como muchos que tienen la diabólica manía de empezar siempre por poner obstáculos a todo lo bueno, y el que pueda que los ven-

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