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ABC MADRID 11-02-1987 página 25
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ABC MADRID 11-02-1987 página 25

  • EdiciónABC, MADRID
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MIÉRCOLES 11- 2- 87 INTERNACIONAL A B C 25 El Soviet Supremo de la URSS libera a ciento cuarenta presos políticos Continúan encarcelados entre 2000 y 4000 disidentes Moscú. Alberto Sotillo Un total de ciento cuarenta presos políticos de la URSS, condenados por agitación y propaganda antisoviética (artículo 70 del Código Penal de la URSS) han sido puestos en libertad, previo escrito de solicitud enviado por ellos mismos al Soviet Supremo de la Unión Soviética, según anunció ayer el portavoz del Kremlin, Guennadi Guerassimov. Entre los liberados no está el defensor del derecho de los judíos a emigrar, losif Begun. losif Begun, profesor de hebreo y defensor del derecho de los judíos a emigrar de la URSS, es el único preso de conciencia que queda en la cárcel de Tchistopol, donde recientemente murió el disidente Anatoli Marchenco. Según Guerassimov, Begun no ha sido liberado por no haber dirigido el escrito preceptivo al Soviet Supremo solicitando su libertad. Esta puesta en libertad de ciento cuarenta presos de conciencia constituye la medida más espectacular de tal tipo adoptada por Mijail Gorbachov las autoridades soviéticas desde que Kruschev sacó a varios miles de presos de los campos dé trabajo de Stalin. Esta amnistía parcial iría además acompañada de una anunciada modificación del artículo 70 del Código Penal, que hace prever a observadores occidentales que el delito de agitación y propaganda antisoviética por el que se puede ser condenado hasta a doce años de privación de libertad, podría ser considerablemente menos utilizado en el futuro como una de las principales causas de detención de los presos de opinión de la URSS. No obstante, el premio Nobel de la Paz, Andrei Sajarov, su esposa Elena Bonner y las principales figuras de la disidencia soviética prosiguen reclamando una amnistía total para todos los presos de conciencia soviéticos, cuyo número se calcula que podría oscilar entre dos mil y cuatro mil personas. Aunque se desconoce todavía si será publicado que el decreto del Presidium del Soviet Supremo que regula la amnistía parcial concedida, Guennadi Guerassimov, indicó que ésta sólo ha afectado por el momento a los acusados de agitación y propaganda antisoviéticas No se descarta, sin embargo, que la revisión del Código Penal que se está realizando pudiera afectar a otros artículos además del mencionado. Mijail Gorbachov prosigue así con su estrategia de integrar a la disidencia soviética en una postura de cierto apoyo a sus reformas, que evitaría el enfrentamieiito frontal de la oposición soviética con su Gobierno, al tiempo que él quedaría convertido en el fiel de la balanza política, situados entre los sectores ortodoxos del partido y la disidencia. De hecho, esta actitud es la que está siguiendo el líder soviético con los artistas y la intelligentsia de la URSS que en su mayor parte ya ha pasado a apoyar abiertamente la apertura de Gorbachov, dejando por el momento de ser la cantera de la que ha estado nutriéndose hasta ahora la disidencia. Por otra parte, durante esta semana un grupo de refusniki (judíos a quienes se les niega permiso de salida para ir a Israel) han decidido manifestarse todas las mañanas en la céntrica calle Arbat, de Moscú. A diferencia de anteriores manifestaciones, en las que sus integrantes ni siquiera llegaban a reunirse, en esta ocasión la Milicia (Policía uniformada) no ha intervenido. Pero el lunes y el martes el grupo de manifestantes tuvo que retirarse contra su voluntad y antes de lo previsto ante los incidentes promovidos por algunos espectadores que imprecaron a los manifestantes, les hicieron trizas sus carteles y crearon tal clima de violencia que éstos decidieron marcharse antes de que siguiera agravándose la atmósfera. El lunes asistió a la manifestación la esposa de losif Begun. El martes, en cambio, ésta no pudo asistir por encontrarse bajo estrecha vigilancia según indicaron el resto de los manifestantes reunidos tras una pancarta que pedía la liberación de losif Begun y libertad para emigrar a Israel. Algunos espectadores cuya espontaneidad y profesión parecían un tanto dudosas, llamaron vagos parásitos a los manifestantes, les decían que querían tener dinero sin trabajar, aseguraban que en la URSS no hay motivos para protestar y les pronosticaban que si se iban a Israel pronto llorarían por volver a la URSS. Una voz gritó que había que matarlos a todos E incluso una mujer se quejaba indignada: ¿No les da vergüenza hacer esto junto a la casa donde vivió Pushkin? poeta que, sin embargo, también conoció el exilio en ¿iberia por sus enfrentamientos con ia autocracia zarista. Esta vez, no obstante, nadie llegó a decirles cómo un día antes: También la madre de Hitler era judía... Por detrás del grupo se acercó una mujer para romper el cartel que una manifestante llevaba colgado de los hombros y, antes de que pudiera reaccionar, otra mujer hizo trizas el cartel, ante las muestras de asentimiento de un grupo de hombres que conminaban a la Prensa occidental a retirarse. Estos últimos negaban pertenecer al KGB, aunque desde temprana hora daban vueltas por la zona. A todo esto, una máquina quitanieves no dejaba de atravesar por medio del grupo de manifestantes, mientras desde la casita decimonónica, junto a la que tenía lugar el acto, se arrojaban a la acera los carámbanos de hielo del invierno sin previo aviso. Para rematar la escena, un par de cámaras de televisión en super- 8, que no pertenecían a la Prensa occidental, filmaban la escena y a todos los que en ella participaban. No sólo manifestantes y periodistas, sino también curiosos, que se acercaban apenas unos momentos al lugar de los hechos para retirarse inmediatamente después.

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