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ABC MADRID 10-02-1987 página 71
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ABC MADRID 10-02-1987 página 71

  • EdiciónABC, MADRID
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MARTES 10- 2- 87 ESPECTÁCULOS ABC 71 Los magníficos Stradivarius de Palacio, hoy, en manos del Cuarteto de Munich Comienza la intensa actividad musical del Patrimonio Nacional Madrid. A. F. -C. Entre los servicios que la Corona presta a la causa de la cultura, tiene ía música una presencia viva, intensa y directa, con reflejo particularísimo en las actividades que se llevan a cabo por el Patrimonio Nacional. Fue ya en 1981 cuando, por un expreso deseo de Su Majestad la Reina, comenzaron a emplearse con asiduidad los magníficos Stradivarius, para que su posesión pasiva fuese reemplazada por una utilización de la colección única. Nacieron, así, los conciertos en el Salón de miento de la colección de Stradivarius por Columnas de Palacio, marco ideal, por belle- muchos que nunca pudieron gustarla hasta za y representatividad, si bien limitado en el entonces. Y dentro de ese afán expansivo, se aforo. Y si la inauguración se vio presidida emprende hoy, y seguirá los días 17, 19, 24, por Sus Majestades los Reyes y S. A. R. el 26 y 28 del presente mes, la audición integral Príncipe de Asturias, raro fue el concierto en- con los Cuartetos Endres, de Munich; Enesel que faltase alguna presencia real, sobre co, de París, y de Varsovia- de los diecisiete todo de Doña Sofía. cuartetos de Beethoven, ilusionado proyecto de Patrimonio y Autónoma que cuenta con la Fue ella misma, de acuerdo siempre con el Departamento de Música de la Universidad presidencia de honor de Sus Majestades, los Autónoma, entidad organizadora con el Patri- Reyes. Nuevo acontecimiento, pues, en el monio, quien habló sobre la conveniencia de Teatro Real, más que nunca de acuerdo con ampliar el radio de acción. Surgieron así con- el título que ostenta y para persistencia de ciertos especialmente dedicados a escolares unos planes que hasta el presente ya regisen el mismo fondo, retransmisiones por TVE, tran treinta y tres conciertos, muchos millares incluso una por la Unión Europea de Radiodi- de asistencias e intérpretes de los más diverfusión para todo el mundo, a raíz del ingreso sos orígenes: Austria, República Federal Alede España en las Comunidades Europeas y, mana, Checoslovaquia, Polonia, Colombia, en fin, el cambio de escenario, el traslado al Italia, Francia, Suecia, Israel y España. Recordemos, también, que entre las granTeatro Real, con todas sus posibilidades de cabida, de los Stradivarius, siempre en ma- des obras de repertorio, se han rescatado del nos de artistas calificados y para públicos con olvido obras pretéritas de Scarlatti, Corelli, Liabundacia de universitarios y nuevas genera- dón, Brunetti, Castro, Esquivel, Enzina y Nebra, y se han estrenado partituras de Cristóciones de aficionados. bal Halffter, Xavier de Montsalvatge y José De esa forma se ha permitido ei conociPeris, encargos todas ellas del Patrimonio Se coronó la proeza. Para que nada faltase en el acontecimiento, la presencia de Su Majestad la Reina y su hermana, la Princesa Doña Irene, redondearon la estampa de un Real abarrotado y dispuesto a despedir con el debido entusiasmo a Daniel Barenboim. Lo merecía el esfuerzo, que sólo en raras ocasiones se oyen las treinta y dos sonatas legadas por Beethoven cuyo estudio y dominio memorístico es empeño ante el que tantos se arredran y lo justificaba la calidad del artista, del mucho más que brillante pianista que es Barenboim. Soy muy sensible al detalle- positivo, negativo- que haya de apuntarse en el haber o el debe del público. Al nuestro ha de reprochársele, muchas veces, la impaciente huida con el acorde último, cuando no la tibieza sólo alterada al concluir la sesión por el afán de conseguir el o los regalos en los que parecen cifrar el único interés. Daniel Barenboim, con muy buen acuerdo, no los ha concedido. Lo escribía hace unas horas. ¿Qué añadir, después de la sonata de la opus 110? Más aún, podríamos insistir: ¿E que después de ta Arietta conmovedora, que cierra en la 111 el monumental Detalles frontales y de perfil de un violín construido por Stradivari Nacional. Continuarán los conciertos en Palacio, dará comienzo el I Ciclo de Música en los Reales Sitios y volverá el ciclo de Música en la Navidad. Sumemos el logro de volumen del Catálogo de Obras Musicales del Archivo de Palacio, por un equipo bajo la dirección de José Peris, catedrático de la Autónoma, y coordinación de Ignacio Sanuy, catálogo que acoge cerca de dos mil quinientas obras de doscientos cuarenta autores, trabajo de envergadura que a pesar de la brevedad forzosa de la cita, reconocemos con vivo aplauso. Todo ello, en continuidad por el actual presidente del Patrimonio, Manuel Gómez de Pablos, de los empeños iniciados por su antecesor, el marqués de Mondéjar, y en testimonio del interés que por la cultura- l a música en este caso- demuestran nuestros Reyes. der y grandeza. Barenboim supo encontar el tempo giusto para estos movimientos, con ligereza y gracia limpios de vertiginosidad. A continuación, exacto planteamiento en una de las sonatas más breves y menos trascendentes de la serie, la veintidós- e n fa mayor como aperitivo del gran mensaje. LLegamos, así, a la sonata de la opus 111 la treinta y dos, en do menor Desde que en 1796 había iniciado el camino Beethoven, hasta 1822 cuando toma la decisión de cerrar su colección de sonatas con esta profundísima, ¡qué inmenso camino recorrido! La envergadura, la energía, la pasión, el apunte contrapuntísimo del primer movimiento, cede en la Arietta con sus originalísimas variaciones. Beethoven pide el curso de este adagio molto sémplice e cantábile La invención de sus trinos mágicos, adorna de manera siempre musical un curso cambiante y unitario, a la vez. Aquí, más que nunca, se precisa mucho más que un gran ejecutante. Hace falta un músico maduro. Lo que es Berenboim. Para su arte, no sólo el aplauso: la gratitud. Antonio FERNANDEZ- CID r Barenboim triunfó en la clausura del ciclo Sonatas de Beethoven El concierto estuvo presidido por S. M. la Reina Teatro Real. Concierto celebrado el 8 de febrero, organizado por Ibermúsica- Hazen en el que se celebró la última sesión del ciclo de Sonatas de Beethoven Se ofrecieron las números 4, 9, 22 y 32, que fueron interpretadas por ei pianista Daniel Barenboim. bloque, puede tocarse algo que no rompa la atmósfera de encantamiento? Pues bien, los aficionados, generosos en los saludos cuando compareció el artista, incansables en el premio después de cada sonata, se mantuvieron en sus asientos, modelo de fervor, de gratitud alegre en el premio al concluir la última sonata y forzaron diez, doce salidas entre un acordado griterío, bien a sabiendas del imposible añadido musical. Sólo alguien desafinó gravemente. Después de la paz, la serena hermosura, el poético diluirse de ese tiempo inmortal, parece inexcusable que el espíritu se recoja unos instantes y que un silencio absoluto- que, nunca más verdad, el silencio también es música- preceda al sucesivo entusiasmo. No fue así. Un nervioso quizá en el deseo de mostrar que sabía bien que aquello había concluido, aplastó la última, desvanecida, nota con unas palmas con fuerza de apisonadora que rompieron el embeleso. Me acordé entonces del aserto gitano: Hay que mantener la serenidad en el trámite Pero, volvamos a Barenboim. Nunca más músico, más artista, incluso más dueño de la técnica y el mecanismo. Porque, puesto que no hablamos de máquinas, un mismo intérprete puede tener días más altos que otros. Ya desde la amabilidad, el primoroso curso del Allegro que abre la novena sonata, la en mi mayor y en toda esta obra, arranque del programa, advertimos su estado de gracia. La número c u a t r o- m i bemol mayor -después, anticipo, todavía en finales del XVIII, de un Beethoven ya personal, con po-

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