ABC MADRID 07-02-1987 página 49

7 febrero- 1987 IMONE de Beaula que prevalece. Tal El libro de la semana voir y J e a n enfoque puede dar luPaul Sartre han gar a alguna epístola sido seguramente la de extensión desmesugran pareja literaria de rada, como la magnífieste siglo: el amor los ca descripción de NáJEAN- PAUL SARTRE unió, aunque los sepapoles en la carta a Edición de Simone de Beauvoir. Edhasa, Barcelona, 1986. rara a veces de modo Olga: veintinueve págiDos tomos. 559 y 401 páginas. 4.100 pesetas superficial; la literatura nas en esta edición. los situó en una órbita Las circunstancias- l a común de valores. Estas cartas recogen el a sinceridad de sentimientos, no me compor- movilización de Sartre en una unidad técnica testimonio fidedigno de tal relación de amor y té mejor. En 1946, desde Nueva York, anota de servicios de balística- acentuaron esta escritura entre 1929 y 1963. No son todas las sobre otro lance sentimental: De sucesos, orientación. Las misivas del soldado Sartre que Sartre dirigió a Beauvoir: muchas se han nada. Salvo que Dolores me quiere que da hablan una y otra vez de literatura. El esqueperdido, pero el caudal conservado es impre- miedo. Aparte de eso es absolutamente en- ma constructivo es preciso: el relato de la sionante. El autor de La náusea escribió mi- cantadora y jamás reñimos. Pero el futuro de vida militar, primero, y en seguida el relato de les a lo largo de su vida. GuHle, su gran amilo que escribe, de lo que lee y de lo que prego, solía decirle en su juventud que en los futende leer. Reflexiones filosóficas de alto caturos manuales de literatura seria conocido, lado pasan íntegras a las cartas, en las que sobre todo, como notable escritor epistolar contemplamos el nacimiento, pausado, sistesegún consigna Beauvoir en la presentación. mático, de parte de Los caminos dé la liberEn ella recuerda también lo que Sartre opinatad. ba sobre sus cartas en 1974, en las entrevisSe perfila en este momento de la correstas de La ceremonia del adiós: Eran la pondencia un personaje formidablemente transcripción de la vida inmediata... Pensaba equilibrado, lleno de pasión por la literatura. para mis adentros que esas cartas podrían La guerra parece borrarse ante lo incontenipublicarse... En el fondo imaginaba que las ble del impulso creador, se confiesa feliz y publicarían después de mi muerte... pleno escribiendo y transforma la sede de su destacamento en un gran despacho, pues El conjunto es un testimonio de primera- d i c e- esto se hace cada vez más conformagnitud, literario y humano. Ve la luz en Estable Corrían los meses en que la guerra paña tres años después de la edición franceparecía tomar el rumbo del conflicto del 14, sa que preparó Simone de Beauvoir. La imcon el estancamiento de los frentes, pero portancia del texto no siempre está servida cuando se produce el derrumbamiento del por la versión española, demasiado galicada. Ejército francés y el escritor es trasladado a ¿Y no habría merecido al menos una nota el un campo de concentración, donde permanepeculiar tratamiento de usted vous que la cería nueve meses, tampoco su tono se mopareja mantuvo hasta el final? Con todo, esdifica en exceso. Sólo se ha sentido angustiatas páginas deberían valer para completar e do ante los bombardeos de París y la suerte iluminar nuestra imagen de Sartre, no siemde Beauvoir. Se mantiene lúcido y siempre pre juzgada adecuadamente a causa de su contenido. Soy prisionero y no del todo desradicalismo político y cultural. Hoy soplan dichado escribe desde el campo. Allí nace vientos contrarios para la literatura del compromiso y el existencialismo se ha alejado en todo esto es muy oscuro. No sé cómo escri- El ser y la nada y surgen nuevas páginas nabírselo sin ser grosero con ella... rrativas. Lo importante de este tono es que el tiempo. Pero el gran escritor lo es siempre En esta línea las autocríticas sartrianas lle- aparece integrado en un sistema general de más allá de las modas. El izquierdismo activo del último Sartre, que rebasaba al Partido Co- gan a ser implacables. Valga la carta de 24 análisis de la realidad y naturalmente en una de febrero de 1940 en la que se refiere a otro concepción del estilo. Cartas de escritor, inmunista, puede representar para algunos un asunto análogo: ¿Qué necesidad tenía yo sisto, y lo hago sin conferir a la expresión el penoso anacronismo. Pero A puerta cerrada de esta chica? ¿Hacer el don Juan de pueno ha pasado, ni Los caminos de la libertad, blo? Y si me justifica usted por ta sensuali- menor matiz peyorativo antes al contrario. Cartas de gran escritor. con el refrenamiento ni los grandiosos ensayos sobre Baudetaire, dad, digamos que ante todo no) a tengo y y austeridad constantes en Sartre, que aquí Genet o Flaubert, ni tantas obras más. que un ligero deseo a flor de piel no vale logra filtrarse, pese a los inconvenientes de la Sartre fue siempre de una coherencia ad- como excusa. Aquí a quien estoy acusando versión española. Cartas, desde luego, de mirable. Rechazó el premio Nobel de Literatu- no es tanto a mi comportamiento con ella enamorado, pendiente en todo momento del ra por las mismas razones que años atrás no como a mi personaje sexual en general; ten- Castor a quien en los primeros meses de aceptó la Legión de Honor: el escritor- pen- go la impresión de que hasta ahora, en las la guerra escribe día a día. saba- nada tenía que ver con las grandes relaciones físicas con la gente, me he conduSon de mucho interés los juicios literarios. instituciones; su apuesta es la negación, o la cido como un niño vicioso. Es sintomático el entusiasmo por el Stendhal afirmación de lo que está al otro lado de la La edición de Beauvoir es consecuente con fortaleza, excluido, silenciado. En esa cohe- todo esto. Se reproducen aquí, aparte de las de La cartuja de Parma, un maestro de la serencia vital la presencia de Simone de Beau- cartas a ella, las que dirigió Sartre a Simone veridad formal, un radical también, y resulta voir fue decisiva. La jeune filie rangée Jolivet, su gran pasión antes de conocer a la significativo el rechazo del estilo execrable aceptó, tras su encuentro con él, estos plan- autora de Los mandarines; tas enviadas a de Flaubert en La educación sentimental. teamientos existenciales. Las cartas aquí re- Louise Védrine, el borrador de la crudelísima Tampoco Malraux- -La condición humana y cogidas dan fe de modo conctuyente. El ruptura con Simone de Bourdin Jamás te sobre todo La esperanza- recibe trato favoCastor apelativo con que él la designaba he amado, me has parecido físicamente agra- rable. De los clásicos, Shakespeare le entuepistolarmente (un juego de palabras con el dable, aunque vulgar, sólo que adolezco de siasma, y también el Quijote, que es realinglés beaver entabla con Sartre unas re- cierto sadismo que tu propia vulgaridad esti- mente excelente la ironía cervantina enconlaciones profundas que quiebran los hábitos mulaba la carta a Olga más otras a Bri- traba terreno abonado en este tenaz enemigo ortodoxos. Así le escribe él a propósito de ce Parain, su editor, y al escritor Jean Paul- del patetismo. Nos encontramos, en suma, ante una obra indispensable para el mejor couno de los episodios eróticos que jalonan el han. Beauvoir afirma no haber alterado una nocimiento de uno de los grandes escritores libro (julio del 38) Quédese tranquila, habrá coma en lo que respecta a sus relaciones tantas pequeñas Eriebnis vivencias de mi con Sartre, aunque para no perjudicar a ter- del siglo. Siete años después de su muerte, lado como del suyo, y acabarán por coincidir ceros elimina ciertos pasajes y cambia algu- su hondura, su lucidez, su personalidad insobornable siguen vivas, dispuestas á iluminar unas con otras y nos amaremos muchísimo, nos nombres. los pasos titubeantes de la historia en este úly con una pasión inmensa. Con la misma Estas cartas son siempre, y ante todo, las timo tramo del siglo. franqueza comenta algún tiempo después: de un escritor. Incluso cuando Sartre presta usted sabe que el año pasado, en cuanto atención a asuntos domésticos, es esa óptica Miguel GARCÍA- POSADA s ABC riTcrarío ABC V CARTAS AL CASTOR Y A ALGUNOS OTROS